CARTA ABIERTA DE UNA VÍCTIMA DEL DEMONIO
Entre los numerosos testimonios de víctimas del Maligno que recibo casi a diario desde hace año y medio, cuando publiqué Así se vence al demonio, figura este no menos impactante de una mujer que me ha autorizado a reproducirlo.
Cuenta así Carmen:
“He leído por Internet su reciente artículo sobre el agua exorcizada, en el que usted comenta uno de los síntomas que padezco desde hace años.
A una determinada hora, casi siempre después de cenar, sufro los ataques del enemigo, que me deja en muy mal estado durante tres o cuatro horas seguidas. Yo, mientras tanto, sigo rezando el Santo Rosario y otras oraciones, y reconozco que el agua exorcizada aminora el problema.
Consulté a un exorcista y me dijo que los ataques provienen de fuera; son más fuertes cada vez que hago campañas contra el aborto, en favor de la paz, o antes de visitar a enfermos en hospitales. Hasta el punto de que me he visto obligada a suspender varias veces mis obras de caridad porque me sentía muy enferma.
Tengo unos vecinos muy molestos que también concentran sus maldiciones sobre mí. En sólo unos meses, y sin una explicación lógica, se ha averiado el aire acondicionado de mi casa, lo mismo que el aparato de música, el DVD, el horno de la cocina y encima mi coche. Por si fuera poco, la cerradura de la puerta principal de la vivienda se ha roto ya tres veces.
Hay días en que los vecinos nos agreden verbalmente y arrojan objetos contra nuestra casa sin razón aparente. El exorcista que nos ayudaba dejó de serlo por decisión del obispo de mi diócesis, ignoro por qué razón. Y así me encontré desamparada hasta que se nombró a otro exorcista, que el pobre enfermó. Parece que el enemigo también les ataca a ellos.
Le agradecería que si tiene algún exorcista amigo me lo comunique a esta dirección y también que pudiera darme algún consejo para solucionar en parte mi problema. Que Dios le bendiga y le colme de gracias”.
José María Zavala
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