En ese entonces mi padre trabajaba en el Club Regatas y terminando la jornada acompañó a su secretaria a pie a que tome su movilidad… era ya entrada la noche.
De regreso, en vez de tomar la avenida, regresó por una pequeña calle paralela media oscura.
De pronto aparecieron cuatro sujetos que lo atacaron. En esa época mi padre todavía podía defenderse y eso es lo que trató de hacer… pero eran cuatro contra uno… lo estaban masacrando… recibía en el suelo patadas por todo el cuerpo, inclusive en la cara y en la cabeza.
En eso apareció una anciana que gritaba: ¡Déjenlo, suéltenlo, que lo van a matar!
Increíble… lo dejaron tirado semiinconsciente y huyeron. Luego apareció un carro negro del que bajó un joven que lo levantó, lo subió al carro y lo llevó a emergencia. El joven esperó a mi padre hasta que le dieron de alta y lo llevó a su casa.
Para esto, mi padre todavía estaba traumado y semiinconsciente.
Cuando despertó del todo, comenzó a recordar lo que le había sucedido. ¿Quién era la anciana? ¿Quién era aquel joven? Regresó al mismo sitio en que había sido asaltado y empezó a averiguar sobre la anciana… nadie sabía nada. Luego averiguó en las empresas de taxis cercanas sobre el carro negro y el joven… nadie le daba razón.
Luego se puso a reflexionar sobre lo sucedido… ¿Una anciana contra cuatro delincuentes? ¿Un joven que lo ayuda llevándolo a emergencia y que esperó hasta dejarlo en su casa? ¿Cómo sabía el joven donde yo vivía? ... lo salvaron los ángeles fue su conclusión.
19 de junio 2013
José Miguel Pajares Clausen
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