sábado, 8 de junio de 2013

CONFESIONES DEL INFIERNO AL MUNDO CONTEMPORÁNEO


Advertencia del más allá.

ESTE DOCUMENTO SERÁ PUBLICADO EN 10 PARTES – UNA DIARIA.

SEGUNDA PARTE

LOS EXORCISMOS

1

EXORCISMO DEL 14 DE AGOSTO DE 1975

Contra: Akabor, Demonio del Coro De Todos los Coros (A) Allida, Demonio del Coro de los Arcángeles (AL)

En todos los exorcismos, los preparativos eran intensos y comprendían oraciones especiales del ritual Romano, consagraciones, salmos prescritos, el Rosario, Alabanzas, exorcismos, etc… Los Sacerdotes exorcizan demonios previamente identificados.

Exorcista (E): Demonio Akabor, nosotros, Sacerdotes representantes de Cristo, te ordenamos en nombre de la Santa Cruz, de la Preciosísima Sangre, De las Cinco Llagas, de las Catorce Estaciones de la Vía Sacra, de la Santísima Virgen María , de la Inmaculada Concepción de Lourdes, de Nuestra Señora Inmaculada de Fátima, de Nuestra Señora del Monte Carmelo, de Nuestra Señora de la Gran Victoria de Wigratzbal, de los Siete Dolores de María, de San Miguel Arcángel, de los Nueve Coros Angélicos, del Ángel de la Guarda de esta mujer, de San José terror de los espíritus malignos, de los Santos Patronos de esta mujer, de todos los Santos Ángeles de la Guarda y de los Ángeles de los Sacerdotes, de Todos los Santos del Cielo, especialmente de Todos los Santos Exorcistas, del Santo Cura de Ars, de San Benito y de los siervos y las siervas de Dios, Padre Pio, Teresa de Konnersreuth, Catarina Emmerich, de todas las almas del purgatorio, en nombre del Papa Pablo VI, te ordenamos, entonces, Akabor invocar en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, vuélvete para el infierno.*

* Nota: Estas invocaciones y otras fueron constantes y repetidas, para facilitar la lectura se han suprimido, reservándose entonces que los sacerdotes siempre la hicieran, insistiendo en que se revelaran con más eficacia.

EL INFIERNO ES HORRIBLE

A - Tengo todavía que hablar...

E - Di la verdad y sólo la verdad, en el nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María de la Inmaculada Concepción (...).

A - Así, en su nombre, y en nombre de los Tronos de dónde vengo, tengo todavía que hablar. Yo estaba en los Tronos. Yo Akabor, tengo que decir (respira constantemente y grita con voz horrible) como el infierno es horrible. Es mucho más horrible de lo que se piensa. La Justicia de Dios es terrible; ¡terrible es la Justicia de Dios! (grita y gime).

E - Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad (...) di lo que Dios te ordena.

A - El infierno es bien peor de lo que a primera vista y superficialmente pueden pensar; la justicia... y naturalmente también la Misericordia están ahí, mas es preciso mucha confianza, es preciso rezar mucho, es necesaria una confesión, todo es necesario. No se debe simpatizar fácilmente con los modernismos. El Papa es quien dice la verdad.

E - ¡Continúa, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de la Inmaculada Concepción! ¡Continúa en nombre de los Santos Tronos! ¡Continúa!

LA JUVENTUD ES ENGAÑADA

A – Los lobos están ahora.

E - Di la verdad, solo la verdad, en nombre (...). A – Los lobos está ahora en el medio de ustedes, en el mismo medio de los buenos.

E – Di la verdad, ¡solo la verdad! Nosotros te lo ordenamos en el nombre (...).

A – Como ya dije, toman la forma de Obispos y Cardenales.

E – Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).

A – Digo esto en contra de mí voluntad. Todo lo que digo es contra mi voluntad. La juventud...la juventud es engañada. Piensan que podrán con algunas...

E – Di la verdad, en nombre (...), ¡tú no puedes mentir!

A – Con algunas obras caritativas alcanzar el Cielo, mas no pueden, ¡no! ¡Nunca!

E – Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre de los Santos Tronos, la verdad total en nombre (...).

A – Los jóvenes deben, aunque me cueste mucho decirlo...

E – Continúa diciendo la verdad en ¡nombre de la Santísima Trinidad! Tienes que decirla, en nombre (...).

COMUNIÓN EN LA BOCA

A – Deben recibir convenientemente los sacramentos... hacer una confesión verdadera y no apenas participar en las ceremonias penitenciales y en la Comunión. La Comunión, el Celebrante debe decir tres veces “Señor yo no soy digno”, y no una vez sola. Deben recibir la Comunión en la boca, y no en la mano.

E – Di solo la verdad en el nombre de la Preciosísima Sangre, de la Santa Cruz, de la Inmaculada Concepción...

A – Nosotros trabajamos durante mucho tiempo, allá abajo (apunta para abajo) hasta que conseguimos que la Comunión en la mano fuera puesta en práctica. La Comunión en la mano es muy buena para nosotros, en el infierno ¡créanme!

E – Nosotros te ordenamos, en nombre (...) ¡que digas solamente lo que el Cielo te ordena! Di solo la verdad, la verdad total; tú no tienes el derecho de mentir. ¡Sale de ese cuerpo! ¡Vete!

A – Ella (apunta para arriba) quiere que yo siga...

E – Di la verdad, en el nombre (...)

A – Ella quiere que yo siga...Si Ella, la gran Señora, todavía viviera, recibiría la Comunión en la boca, más de rodillas, y se inclinaría profundamente así (muestra como procedería la Santísima Virgen).

E – En el nombre de la Santísima Virgen (...) ¡di la verdad!

A – Tengo que decir, que no se debe recibir la Comunión en la mano. El propio Papa, da la Comunión en la boca. No es de su voluntad que se dé la Comunión en la mano. Eso viene de sus Cardenales.

E – En nombre (...) ¡di la verdad!

A – De ellos pasó a los Obispos, y después los Obispos pensaron que era cuestión de obediencia, que deberían obedecer a sus Cardenales. De ahí, la idea pasó a los Sacerdotes y también ellos pensaron que tenían que someterse, porque la obediencia se escribe con mayúsculas.

E – Di la verdad. Tú no tienes el derecho de mentir, en el nombre (...).

A – No se está obligado a obedecer a los malos. Es al Papa, a Jesús Cristo y a la Santísima Virgen, que es preciso obedecer, la Comunión en la mano no es de ningún modo algo querido por Dios.

E – Continúa diciendo la verdad, en el nombre (...).

EL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

A – Los jóvenes debe habituarse a hacer peregrinaciones. Deben volverse, cada vez más, para la Virgen Santísima, no lo deben dejar de hacer, deben reconocer a la Virgen Santísima y no vivir según los espíritus innovadores. No deben aceptar absolutamente nada de ellos (grito lleno de furia). Son ellos los Lobos. A esos, ya los tenemos bien seguros.

E – Continúa, diciendo la verdad, en nombre (...).

A – Los jóvenes, actualmente, creen que realizan cosas maravillosas cuando hacen algunas obras caritativas y se reúnen junto con los otros, mas eso solo no es nada. Es preciso que los jóvenes hagan sacrificios, que adquieran espíritu de renuncia, y es preciso que recen. Deben frecuentar los sacramentos, deben frecuentarlos por lo menos una vez por mes. Más la oración y el sufrimiento son también importantes. Antes de todo eso, tengo todavía algo que decir...

E – Continua diciéndonos la verdad, en el nombre (...) ¡dice lo que la Virgen María Santísima te ordena!

IMITACIÓN DE CRISTO

A – Antes de esto tengo que decir que el mundo de hoy, lo mismo que el mundo católico, se olvidó por completo de esta verdad: Es preciso sufrir por los otros. Cayó en el olvido que todos ustedes forman el Cuerpo Místico de Cristo y que todos deben sufrir unos por los otros (llora como un miserable y gime como un perro). Cristo no realizó todo en la Cruz. Abrió las puertas del Cielo, más los hombres deben responder los unos por los otros. Las sectas vienen a decir que Cristo hizo todo, mas eso no corresponde a la verdad. La Pasión de Cristo continúa; en Su Nombre, ella continuará hasta el fin del mundo (gime).

SENTIDO DEL SUFRIMIENTO

E – Continúa, en nombre de la Santísima Virgen, dice lo que Ella manda que digas.

A – Es preciso que Ella (la Pasión de Cristo) continúe. Tienen que sufrir los unos por los otros y ofrecer los sufrimientos en unión con la Cruz y con los sufrimientos de Cristo. Se debe sufrir en unión con la Santísima Virgen y con todas las renuncias que Ella soportó durante Su vida, unir los propios sufrimientos, los horribles sufrimientos del Cristo en la Cruz y en Su Agonía, en el Huerto de los Olivos. Esos sufrimientos fueron mucho más terribles de los que los hombres pueden pensar. Cristo, en el Huerto de los Olivos, no sufrió apenas como tal vez pueden pensar. Él fue presionado por la Justicia de Dios, como si Él mismo hubiera sido el peor de los pecadores, como si estuviese condenado al infierno. Tuvo que sufrir por ustedes, los hombres; de lo contrario, no hubieran sido salvados. Tuvo que soportar los más terribles sufrimientos, hasta el punto de pensar que iría al infirmo. Los sufrimientos fueron entonces tan fuertes que Él se sintió completamente abandonado por el Padre Celestial, Su Sangre, porque se sintió totalmente perdido y abandonado por Él. Se sintió quebrado como si fuese uno de los mayores pecadores. Eso es lo que Él hizo por Ustedes y ustedes deben imitarlo. Esos sufrimientos tienen un valor inmenso. Esos sufrimientos, esos momentos oscuros, esos terribles abandonos, cuando se está convencido que todo está perdido, y que lo mejor es terminar con la propia vida. Yo no quiero decir más, no... (respira con gran dificultad)

E – Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).

A – Es precisamente cuando se sufre así, cuando todo parece estar perdido, cuando la persona se juzga totalmente abandonada por Dios, cuando cree ser la más miserables de la criaturas, es entonces que Dios puede meter Su Mano en el juego, estos sufrimientos, estos tenebrosos y horribles sufrimientos, son lo más valioso (lanza gritos y ruidos terribles) que existen. Mas es precisamente esto lo que la juventud desconoce. La mayoría de los jóvenes ignoran que es ahí donde reside nuestro triunfo.

ACEPTACIÓN DEL SUFRIMIENTO

E – Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).

A – Muchos, la mayoría se suicidan cuando se creen abandonados por Dios y piensan ser las criaturas más miserables. Por más oscura que sea la noche, Dios está próximo de ellos, ¡aunque ellos ya no lo sientan! Dios esta entonces como si ya no estuviese. De hecho, momentáneamente su presencia deja de serles imperceptible, mas a pesar de eso deben imitar los Sufrimientos de Cristo, sobre todo a los que Él llamó a sufrir mucho. Hay muchos que, entonces, piensan que ya no son normales, la mayor parte, y es entonces donde capitulan mucho más fácilmente. Piensan entonces que se tienen que suicidar porque ya nadie los comprende. Y es nuestro triunfo. La Mayoría va para el Cielo, mas a pesar de eso, es nuestro triunfo, porque...

E – Continúa en nombre (...).

A – No cumplirán su misión, deberían haber continuado viviendo.

E – Continúa en nombre (...).

A – En el mundo de hoy las cruces son extremadamente pesadas. Es ella la que manda a decir (apunta para arriba). Esas cruces son muchas veces mal soportadas. Cruces visibles, como el cáncer, defectos físicos y otras enfermedades, son muchas veces más fáciles de soportar que las angustiosas noches del espíritu y que muchas personas tienen que soportar actualmente. Ella, allá arriba (apunta para arriba), manda a decir que una vez transmitió a través de un alma privilegiada: “Yo enviare a mis hijos sufrimientos tan grandes y profundos como el mar”* Esos a quienes fueran destinadas las cruces tan pesadas – algunos son escogidos de muchos, no deben desesperar.

E – En el nombre de la Santísima Trinidad, del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, dice Akabor, ¡lo que la Santísima te manda a decir!

A – Las cruces que termino de decir, son cruces que parecen inútiles y absurdas. Pueden llevar al desespero. Muchas veces, parecen imposibles de soportar, pero son esas las más preciosas. Yo, Akabor, quiero todavía acrecentar: Ella (apunta hacia arriba) quiere gritar a todos esos que cargan una Cruz: “¡Coraje!”¡No se desanimen! En la Cruz está la Salvación, en la Cruz está la victoria. La Cruz es más fuerte que la guerra.

E – Continúa en nombre (...).

* Se trata aquí del mensaje de Marienfried, dado en Alemania en 1.945. Cfr. El libro “La Paz de María” de las ediciones ACTIC, que presenta este mensaje.

EL MODERNISMO

A – El modernismo es falso. Es preciso cambiar las cosas al modernismo. Es obra nuestra, viene del infierno. De los sacerdotes que difunden el modernismo y ni siquiera están de acuerdo entre sí. Ninguno está de acuerdo. Solo esta señal debería bastar.

E – Continúa, ¡en nombre de la Inmaculada Concepción! Dice la verdad, en nombre (...).

A – El Papa atormentado por sus Cardenales, por los propios Cardenales... está rodeado de lobos.

E – Di la verdad en nombre (...).

A – Si no fuese así, podría decir más, más él está como paralizado. Ya no puede hacer mucho; ahora, ya no puede hacer mucho. Deben rezar mucho al Espíritu Santo, rezar ahora y siempre al Espíritu Santo. Entonces comprenderán en lo más profundo de ustedes mismos, lo que es preciso hacer. Acontezca lo que aconteciere, no vacilen con su antigua Fe. Debo decir que este Segundo Concilio del Vaticano, no fue tan bueno como se piensa. En parte, fue obra del infierno.
E - Di la verdad, en nombre (...).
LA SANTA MISA “POR MUCHOS”

A - ¡Ha!, sin dudas, que había ciertas cosas que precisaban ser cambiadas, más la mayor parte, no. ¡Créanme! La Liturgia no necesitaba ningún cambio. Lo mismo que las lecturas y el propio Evangelio, no deberían ser leídos en lenguas nacionales. Era mucho mejor que la Misa fuera celebrada en latín. Consideren por ejemplo, la Consagración; hasta la Consagración, es típico. En la consagración se emplean palabras: “este es Mi Cuerpo que será entregado por vosotros”. Y enseguida dice “Esta es Mi Sangre que será derramada por vosotros y por muchos” Fueron estas palabras las que dijo Cristo.

E – ¿No es correcto decir “por todos?” di la verdad en nombre (...).

A – ¡Claro que no! Las traducciones no siempre son exactas y ese es sobre todo el caso de “por todos”. No se debe y no se puede decir “por todos”, debe decirse “por muchos”. Si el texto no está correcto, ya no se encierra la plenitud de Gracias. Claro que la Santa Misa continúa siendo válida, más el canal de Gracias, como cuando el Sacerdote la pronuncia convenientemente, de acuerdo con la Tradición Antigua y con la voluntad de Dios. Es preciso decir “por ustedes y por muchos”* tal como Cristo dice.

E – Entonces ¿no es verdad que Cristo derramó Su Sangre por todos? Di la verdad en nombre (...).

A – No. Él, bien que deseó derramarla por todos, más de hecho, Ella no fue derramada por todos.

E - ¿Por qué muchos lo recusarán? Di la verdad, en nombre (...).

A – Exactamente. Así, Él no derramó Su Sangre por todos, pues no la derramó por nosotros, los del infierno. **

E – Di la verdad en nombre (...).

A - El nuevo ordinario de la Misa – Los Obispos mudaron la Misa Tridentina – a la nueva Misa, no corresponde exactamente a la voluntad de ellos, allá arriba (apunta con el dedo para arriba).

E - ¿Qué es eso de la Misa Tridentina? ¿Es la antigua Misa prescrita por el Papa San Pio V? Di la verdad en nombre (...).

A - Es la mejor que existe, es la Misa – tipo, la verdadera y buena Misa (gime). ***

E – Akabor, di la verdad, ¡en nombre y sobre las órdenes de la Santísima Virgen! ¡Nosotros te ordenamos que digas todo lo que Ella te encargó decir!

A – Todo lo que dije, fue contra mi voluntad, más a ello fui obligado. Fue Ella, allá arriba (apunta para arriba) que nos forzó (rezonga).

E – Tienes todavía alguna cosa que agregar, en el nombre (...) ¡habla, te intimamos a decir la verdad!

* En la Misa de Paulo VI, en latín se conservó la fórmula correcta. En efecto así se dice ”Pro multi”, o sea por muchos. Las traducciones, inclusive la Portuguesa, cambian el texto y pusieron una palabra inexistente: “por todos”.

** Es cierto que Cristo hubiese rescatado a los demonios si eso hubiera sido posible, mas ese no fue el caso, y es evidente que su Sangre no fue derramada por los demonios. En principio, la Redención de Cristo está destinada a los hombres, más en la práctica estaba limitada por su libertad de recusado. Así que la sangre de Cristo no fue aprovechada por aquellos que lo recusaron, de ese modo y por su culpa, fueron condenados al infierno, donde participan del destino irrevocable de los demonios.

*** La Celebración de la Santa Misa de San Pio V fue autorizada por la Santa Sede en un documento firmado por Juan Pablo II.

EL ECUMENISMO

A – En la época que atravesamos no se debe obedecer a los Obispos modernistas. Vivimos en la época a la que Cristo se refirió, diciendo: “Surgirán muchos falsos Cristianos y falsos profetas” (Mc. 13-22). ¡Son ellos los falsos profetas! Ya no se puede creer en ellos, en breve, ya nadie podrá creerles, porque él... porque ellos aceptaran excesivas novedades. Nosotros estamos en ellos, nosotros los de abajo (apunta para abajo), es que los incitamos. Mucho tiempo pasamos en deliberaciones, para ver como destruir a La Misa Católica. Ya Catarina Emmerich, hace más de cien años, decía: “Fue en Roma…” En una visión, ella vio a Roma, el Vaticano. Vio al Vaticano rodeado de un pozo profundísimo, y del otro lado del pozo estaban los descreídos. En el centro de Roma, en el Vaticano, se encontraban los católicos. Estos tiraban para ese pozo profundo todos sus altares, sus imágenes, sus reliquias, casi todo, hasta que el pozo quedo lleno. Esa situación... esos tiempos, los vivimos ahora, (grita con una vos de miedo). Entonces, cuando el pozo quedó lleno, los miembros de las otras religiones pudieron realmente atravesarlo. Atravesaban y miraban para adentro del Vaticano, y giraban la cabeza, daban la espalda y se iban. Y muchos entre ustedes Católicos son suficientemente estúpidos para ir al encuentro de ellos. Más ellos no dan un paso en vuestra dirección. Quiero todavía agregar alguna cosa.

E – Di la verdad, en nombre (...).

LA LITURGIA

A – En la Misa Tridentina se hacia la Señal de la Cruz treinta y tres veces, mas ahora se hacen mucho menos, solo dos o tres veces, cuando toda va bien. Y en la última, en la bendición final, ya no es necesario arrodillarse (grita y llora de desesperación), ¿pueden imaginarse como nosotros nos arrodillaríamos, como caeríamos de rodillas, si por ventura pudiéramos?

E – ¿Es correcto hacer la Señal de la Cruz treinta y tres veces durante la Santa misa? A – No es sólo correcto, como también obligatorio. Es que así nosotros no conseguiremos estar, pues seriamos obligados a huir de la Iglesia. Más así nos quedamos. Debería también establecerse la ceremonia de aspersión. La Aspersión con agua Bendita, nos obliga a huir, lo mismo pasa con el incienso. Es también preciso volver a quemar incienso. Era bueno que después de la Misa se recitase la Oración a San Miguel Arcángel, tres Ave María y Salve Reina.

E – Di la verdad, di lo que tengas que decir, en el nombre (...).

A – Los laicos no deben dar La Sagrada Comunión (da gritos horribles), ¡de ningún modo! Ni siquiera las religiosas ¡Nunca! ¿Piensan que Cristo hubiera confiado esa misión a los apóstoles, si también las mujeres y los laicos también lo podrían hacer (gime)? ¡Estoy obligado a decir esto! ¡¡Allida, oíste Allida!, ¿Oíste lo que me obligaron a decir? Allida, ¡Tú también puedes hablar! (Otro responde encolerizado: ¡habla tú!)

E – Ya acabaste Akabor, en nombre (...) ¿dijiste todo, dijiste toda la verdad?

A – Ella, la de allá arriba (apunta para lo alto), no permite que yo sea atormentado por el viejo (Lucifer), porque yo soy obligado a decir estas cosas para ustedes y toda la Iglesia. Ella no lo permite... ¡y todavía bien! Mas esto no es bueno para los de allá abajo (apunta para abajo), no es bueno para nosotros (grita y gime)

E – En el nombre de la Virgen Santísima, continúa. ¿Tienes todavía alguna cosa que decir? Por el Poder de los Santos Tronos, tus antiguos compañeros, ¿tienen alguna cosa que agregar? (después de siete horas de oración y seis horas de exorcismo sin beber ni comer, algunas de las personas presentes se sienten fatigadas).

A – Pueden irse, quedaremos contentos, quedaremos contentos. ¡Váyanse!

E – ¡Continúa hablando! En nombre de la Santísima Virgen ¡habla! Di lo que Ella te ordena, en nombre (...).

A – Porqué dije todo eso, porque fui obligado a decirlo, Ella me concede todavía algunos momentos. Tienen que recitar tres veces: Santo, Santo, Santo...”. (Las personas presentes recitan la oración).

E – En nombre de la Rosa Mística..., Akabor, ¡di lo que la Virgen Santísima te ordenó decir!

A – Ella me encargó que les diga que fui obligado a decir lo que dije. Todo lo que les revelé, fue contra mi voluntad (llora).

E – En nombre..., ¿dijiste todo?

A – ¡Sí!

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