miércoles, 12 de junio de 2013

CONFESIONES DEL INFIERNO AL MUNDO CONTEMPORÁNEO


Advertencia del más allá.

ESTE DOCUMENTO SERÁ PUBLICADO EN 10 PARTES – UNA DIARIA.

SEPTIMA PARTE

6

EXORCISMO DEL 5 DE FEBRERO DE 1.976

(Contra Allida, demonio del coro de los Arcángeles)

LA VIRTUD Y EL VICIO

E – Di la verdad, Allida, ¡en nombre de la Santísima Trinidad!

AL – Nosotros estamos agradecidos a los de allá arriba, porque el día del Castigo todavía no ha llegado. Es así que todavía tenemos más tiempo para atacar las almas. Ellos, de allá arriba (apunta para lo alto) tienen todo en la mano. Nosotros, en el infierno, tememos que el gran Aviso aparezca en breve.

E – ¡Di la verdad, en nombre (...)!

AL – Ya desistimos de pensar en eso...

E – ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Virgen en nombre (...)!

AL – Porque todas las señales aparecerán ahora en el mundo entero, el Clero, la naturaleza, hablan en ese sentido, nosotros tememos que...Qué ¿Qué es lo que piensan? Nosotros conocemos también lo que está escrito en el Apocalipsis. E hicimos comparaciones, cualquier burro tendrá que admitir que llegamos a ese tiempo, sólo con algunos pequeños sobresaltos. Porque Aquellos, los de arriba todavía tienen Piedad.

E – ¡Di la verdad, Allida, habla en nombre (...)!

AL – Lo tenemos que decir, porque Ellos, los de allá arriba lo quieren: “No pierdas la cabeza, sed firme como el granito y duros como el hierro o el diamante, practiquen el bien paso a paso, sigan la tradición. Lo nuevo ya se ve a donde lleva. Muchos niños, por ejemplo, están tan avanzados que ya saben todo sobre sexo, desde antes de dejar los pañales... Métanse estas cosas en la cabeza, de tal manera que con cinco o seis años ya tienen el cráneo lleno de esas cosas. Aún en instituciones como el Jardín, escuelas etc... Que no saben hacer nada mejor o más inteligente, que meter el sexo a la fuerza en las crianzas. ¿Qué es lo que pasa con los jóvenes en la pubertad? Los padres no saben lo que hacer. Por temor, no acostumbran hablar con el Sacerdote para que junto con él, se manifiesten en contra de esa educación. Se dicen para ellos: “El Padre sabe lo que hace” (rosna). La juventud ya está perdida. Así la última y la antepenúltima generación, jamás darán verdaderos soldados de Cristo a no ser que se haga una mudanza completa de la situación. Los jóvenes estarían mejor en los campos de concentración que en ciertos centros educacionales, que no hacen más que inculcarle sexo como un veneno. Y todo eso es hecho con sabor a cristianismo moderno, que aparece como complemento. En Sodoma y Gomorra, todo era más visible. En esos tiempos, la perversión no era así inoculada gota a gota (rosna). De hecho en Sodoma y Gomorra la situación era grave, mas ellos sabían que pecaban. Lo sentían. Los niños de hoy, muchas veces ya no saben que están pecando. Sólo demasiado tarde es que se dan cuenta de que fueron precipitados para el pecado. Los grandes responsables por ésta situación, los padres, los profesores y los educadores, no saben a no ser de un modo confuso, que tiene la culpa por su manera de actuar. Escuchan a veces la voz de la conciencia y otras veces piensan que es el Espíritu Santo.

E – En nombre de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción, de Nuestra Señora del Monte Carmelo, del Santo Cura de Ars y de Catarina Emmerich, continúa. ¡Di lo que tienes que decir!

LOS ORÍGENES DEL PROTESTANTISMO

Al – ¡Jamás reino una confusión tan grande como ahora, en el tiempo de la Reforma se dio una crisis muy grande, más lo que sucedió entonces fue sobretodo una división en el seno de la Iglesia. Los buenos continuaron del buen lado y los otros se pasaron simplemente hacia el Protestantismo. Mas los luteranos en esos tiempos eran todavía mejores de que los malos Católicos de ahora. Fue entonces para la Iglesia una gran crisis, mas ahora la situación es más funesta. Entonces, las personas, igual los protestantes, tenían conciencia de estar haciendo mal. Cuando se dividieron en tres grupos, Lutero, Calvino, Zuínglio, ellos comprendieron bien de prisa que aquello no podría ser la verdadera Iglesia, pues estos tres hombres vivían en conflicto entre sí. Tenían la conciencia de que el Catolicismo estaba en crisis. No en tanto verificaban que por lo menos los buenos tenían la unidad. De buena voluntad intentaron cambios, por lo menos Lutero, mas era demasiado tarde. Nosotros (apunta para abajo) ya lo teníamos bien preso.

E – En nombre (...) Di lo que tienes que decir, ¡Allida!

AL – Fuimos nosotros los que inspiramos a Lutero y fue le Viejo (lucifer) quien se encargó de Zuínglio.* Era preciso que fuera el Viejo en hacerlo, hasta que el alcanzara el rigor de una planta firme, que crece como hierba dañina. (rozna malicioso) Ni es necesaria mucha lluvia. Como ustedes saben, el mal se desarrolla mucho más de prisa que el bien. Pulula de todas maneras y eso es muy difícil de contener. El bien es siempre más duro y más difícil. El bien no crece con tanta facilidad, igualmente, cuando crece y el interesado piensa que ya está muy alto, puede de repente precipitarse desde lo alto de la montaña y ser obligado a comenzar de cero, el mal, al contrario, crece y pulula como la hierba dañina, sin sufrir cualquier daño, sube y crece y nadie puede detenerla. La perversión es parecida a una montaña siniestra que todo lo oscurece, todo corrompe, todo sofoca e infecta. Cuando más se instala, se parece a una epidemia que contamina a multitudes enteras. Por el contrario, la virtud tiene una gran dificultad en crecer. No es tan fácil, tan atrayente, tan diversa. ¡Más nosotros no queremos hablar de eso! Es horrible estar obligado a decir estas cosas. (rozna furioso)

Contemporáneo de Lutero, asumió posiciones más radicales y “ultrapasó” a Lutero en mayor parte de las tesis heréticas.

7

EXORCISMO DEL 30 DE MARZO DE 1.976

Contra Judas Iscariote (J) y

Belcebú, demonio del coro de los Arcángeles (B)

LA VIRGEN SANTÍSIMA COMANDA

E – En nombre de Jesús, ¡Di lo que tienes que hablar!

J – Judas tienes que hablar.

E – Judas Iscariote, nosotros los Sacerdotes representantes de Jesús Cristo. Te encomendamos en nombre de la Santísima trinidad (...) dinos cuando es que te vas. Judas Iscariote, ¡habla!

J – Por ahora, eso es una cuestión superflua. Primeramente es preciso poner sus asuntos en orden (rozna).

E – En nombre de Jesús, ¿qué es lo que hay que poner en orden?

J – El asunto se refiere a la publicación de este libro (rozna de nuevo). Y eso todavía no es todo.

E – Que significa “¿Todavía no es todo?” Di la verdad, tienes que hablar. ¡Di la verdad en nombre (...)!

J – Nosotros no queremos hablar, ya no queremos decir más nada.

E – En nombre del Santísimo Sacramento del Altar, que tú traicionaste, después de la Última Cena. ¡Tienes que hablar ahora!

J – Si yo hubiera sabido, ¡nunca lo hubiera traicionado!

E – En esa Santa Tarde, traicionaste a Jesús y ahora, en su Nombre y en Nombre de todos los Santos Apóstoles y Papas, que no traicionaron a Cristo, tienes que hablar. Di la verdad ahora la verdad y solo la verdad. ¡Tienes que hablar, Judas Iscariote!

J – Lo que está escrito, está en orden, mas eso no es todo todavía.

E - ¿Entonces qué es lo que falta? ¡Dilo en nombre (...)!

J – Es precisamente esto lo que nosotros queremos decir: Vayan para casa, váyanse ahora.

E – ¡No!, ¡Ahora no nos vamos para casa! Ahora tienen que hablar Judas Iscariote y Belcebú. ¡Nosotros les ordenamos que digan la verdad! En nombre (...) tienes que decir lo que por orden de la Santísima Virgen ella quiere transmitirnos por tu intermedio. ¡Sobre sus órdenes tienes que hablar! ¿Qué es todavía preciso decir?

J – Como nosotros (apunta para arriba) ¡La odiamos!

E – Si, más en nombre de Nuestra Señora de Monte Carmelo, ¡tienes que decir la verdad!

J - (gime) ¡No me pueden exigir eso!

E - ¡Podemos sí! Ella es vuestra Reina y Soberana. ¡Todo el infierno le debe obedecer!

J – De acuerdo, Ella, (apunta para arriba), de acuerdo, Ella debe... (gime como un miserable), Ella está con la corona y el cetro y en la corona tiene esa cruz (sus gritos conmueven). ¡Oh! ¡Cómo le tememos!

E – En nombre de la Santísima Virgen, dinos todo lo que tengas que transmitir, ¡más solo la verdad!

J – Nosotros no queremos que una mujer mande en nosotros, no queremos.

E – En nombre de la Santísima Trinidad, del Padre (...) ¡di toda la verdad!

J – Tengo que repetir cosas que ya fueron dichas y tengo que agregar cosas nuevas.

E – Judas Iscariote, di todo lo que la Santísima Virgen te encargó decir, ¡en nombre de la Santísima Trinidad (...)!

J – Sin entrar en pormenores, Veroba dice que sus oraciones son un problema, pues sin ellas el Aviso ya habría acontecido. No en tanto, el verdadero motivo de este retardo es otro: Es para que todavía algunos hombres se salven.

E – Continúa hablando, di la verdad, di lo que tienes que decir de parte de la Santísima Virgen, más solo la verdad. Es Ella la que ahora te lo ordena ¡Judas!

J – La Santísima Virgen quiere que este maldito libro sea largamente difundido. Eso era lo que nos faltaba: Que todo el mundo supiese lo que nosotros tratamos. Las personas, podrían mudar de vida, comenzarían ciertamente a dudar de todo lo que propagamos por intermedio de Roma, y se volverían a la antigua tradición. Nada más nos faltaba, solo nos faltaba esta.

E – ¡Continúa hablando en nombre de la Santísima Virgen, di solo lo que Ella quiere que transmitas! ¡Habla ahora! ¿Y todo?

J - Es claro que Ella (apunta apara arriba) quiere que digamos otras cosas.

E – ¡Tienes que decir la verdad, en nombre (...)! ¡Tienes que hablar para la Iglesia!

J – Ya hice demasiado para la Iglesia, por ese maldito “Cajón de basura”.

E – Habla ahora para la Iglesia, la Santa Iglesia, que jamás perecerá, ¡en nombre (...)!

J – ¡Bien!, no tengo otro remedio que hablar.

E – Sí, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Ustedes no tienen poder para destruirla.

J – Sobre la Iglesia hablaremos más tarde. Primero quiero continuar con el tema que estábamos tratando. ¡De la Iglesia hablaremos más tarde!

E – ¡Entonces habla, Judas Iscariote! ¡Di lo que la Santísima Virgen quiere, en nombre (...)!

J – Ella quiere que yo todavía acreciente más alguna cosa en el asunto del sexo y lo problemas de la juventud. Ella quiere que sepan que es preciso hablar desde el altar, sobre esos asuntos, que es preciso predicar sobre las virtudes (respira con dificultad); que es preciso que todos sepan como la culpa pesa... ¿oyen?...como pesa y a donde conduce.

E – ¿Qué culpa?, ¡Habla en nombre (...)!

LOS PECADOS DE LOS HOMBRES

J – La culpa de los pecados en general y de cada pecado en particular. Se puede hablar de cada uno de estos pecados separadamente, en sermones diferentes, o agruparlos en un mismo sermón, como fuera más útil a cada uno, mas antes debe invocarse siempre al Espíritu Santo.

E – Judas Iscariote, habla en nombre de la Santísima Trinidad (...), Judas, ¡Habla!

J – Es preciso que la juventud, que los creyentes, tomen conciencia de la gravedad del pecado, como él es de inmensamente grave y funesto, de donde vienen y a donde conducen, cómo vienen, cómo podría evitarse, lo que es preciso hacer para atenuarlo y para eliminarlo completamente. (gime).

E – Judas Iscariote, ¡continúa diciéndonos la verdad de parte de la Santísima Virgen, de la Rosa Mística!

J – En primer lugar es preciso decir que la oración es uno de los pilares más sólidos, en la que se asienta la vida cristiana. Es preciso proclamarlo desde los púlpitos y no desde los micrófonos. Mil micrófonos no sustituyen al púlpito. Cuando un Padre habla del púlpito, los fieles están directamente atentos a la Palabra de Dios, no miran para adelante, para atrás o para los costados, en una palabra, se evita cualquier posibilidad de distracción y pueden concentrarse mucho mejor.

E – ¡Más todo eso ya fue dicho aquí, según la voluntad de la Santísima Virgen!

J – Si, ya fue dicho pero es preciso que vuelva a repetirlo, es preciso que me refiera más una vez.

E – ¿Y cuándo tú hablaste de esto, Judas Iscariote? ¿Todavía lo recuerdas? ¡Habla en nombre (...)!

J – Si, el 31 de octubre.

E – ¡Continúa, continúa en nombre (...)!

J – La culpa es mayor de lo que cualquiera de ustedes puede imaginar. Nosotros, los demonios, somos horribles. Tenemos miedo uno de otros. Tenemos un aspecto horrible. Y es insoportable estar uno al lado del otro, ¡Si al menos no tuviéramos que mirarnos la cara! Más tenemos. ¡Y a eso somos obligados! Tenemos que vivir en este charco diabólico por toda la eternidad y mirándonos la cara. Cuando somos obligados a mirar los pecados o las culpas de los hombres, se apodera de nosotros un gran terror. Pueden así imaginar la gravedad de la culpa, que hasta consigue aterrorizarnos, a nosotros demonios, acostumbrados a tantas cosas, que permanecemos día a día en este tormento, que somos obligados a contemplar hora a hora, minuto a minuto, este espectáculo, terrible entre los terribles. El pecado nos aterroriza. Así, pueden imaginar la gravedad de la culpa, sobre todo delante de Aquel que esta allá arriba (apunta para arriba) y Cuya majestad sobrepasa. ¡Tenía que decir esto (gime de un modo lastimoso)!

LA MAJESTAD DE DIOS

E – ¡Continúa diciéndonos la verdad, Judas Iscariote y solo la verdad, en nombre (...)!

B – ¡Si conocieran a Su Majestad (apunta para lo alto)! No es Judas quien lo dice, es Belcebú. Soy yo Belcebú, quien a partir de este momento va a hablar.

E – Bueno, tú has conocido mejor que Judas la Majestad de Dios, ¡habla, en nombre (...)!

B – Es que Judas no contempló la majestad de Dios. Esto es así, el vio la humanidad de Dios y a partir de ella consiguió deducir algo de su Majestad. Mas Judas no vio a Dios, ni a su gran Majestad, como yo la vi. (suspira) ¿Saben cómo es? Yo la vi, y no es como ustedes la han de ver algún día. Más pude comprender su grandeza en gran parte, la que se me fue dada a conocer. Nosotros no poseíamos todavía la beatitud perfecta, más ya teníamos un grado elevado. Mas teníamos envidia de Ella (apunta para lo alto), nosotros no queríamos darle el placer de gobernarnos y dominarnos. De ahí deriva lo que a continuación voy a decir.

E – Continúa diciendo la verdad Belcebú, en nombre de la Santísima Virgen, que te ordena que hables, ¡más di solo la verdad!

B – El caso es que Ella es para nosotros superior, terriblemente superior.

MARIA, MADRE DE LA IGLESIA

E – ¡Habla Belcebú en nombre (...) y sobre las órdenes de la Inmaculada Concepción!

B – Fue precisamente a mí a quien Ella escogió para decir esto. Si ella hubiera escogido a Allida, mas Ella quiere que sea yo. ¡Ahora, escuchen bien! Tengo que hablar, Ella me obliga.

E – Tanto mejor, ¡habla en nombre (...)!

B – Ella está allá, con la Corona y el Cetro. Ella allá está, casi que me aprisiona. Fue así: al principio, con los Apóstoles, cuando Ella, la Madre (apunta para arriba), vivía todavía, fue Ella por así decir, la orientadora de la Iglesia, que comenzaba a dar sus primeros pasos. Ella, tenía que rezar para que la Iglesia se desarrollara convenientemente, para que se desarrollara como (rozna)...

E – En nombre del Padre, del Hijo (...) ¡di la verdad!

B – ...Como debía desarrollarse, según la voluntad del Espíritu Santo. Ella quedaba día y noche de rodillas, rezaba para que la Iglesia creciera y se liberase del Antiguo, esto es, la ley mosaica, y que la circuncisión desapareciese. Ella comprendía que la circuncisión fuera conveniente en una determinada época y que cuando, según la ley de esa época, tenía que ser necesaria. Más después de la llegada de Cristo y de Su Obra, ya no lo era. Jesús, todavía se sometería a la circuncisión, mas Él no quería que ella continuase. A partir de ese momento existía el Santo Sacrificio de la Misa (rozna).

E – Belcebú, ¡continúa, sobre las órdenes de la Santísima Trinidad, del Padre (...) de la Inmaculada Concepción, sobre cuyas órdenes, hoy tienes que hablar!

B – La Santísima Virgen, estaba presente cuando los Apóstoles celebraban la Primera Misa. Después de la Ascensión de Cristo, la Santísima Virgen participaba siempre de la Santa Misa celebrada por los Apóstoles y recibía la Sagrada Comunión. Se preparaban durante horas para la Santa Misa. ¿Quién es que procede así en los tiempos de hoy? Pocos o nadie. Muchas veces los Apóstoles se preparaban días enteros solo para la celebración de la Misa. En cierta ocasión, la Virgen Santísima se retiró durante diez días para rezar día y noche. Entonces fue llevada al Cielo y así pudo contemplar la majestad infinita de Dios. Dios, la Santísima Trinidad, nos ordenó, allá abajo, que subiésemos del infierno (apunta primero para abajo y después para arriba). Todavía no era la esfera celestial perfecta, mas ya era una esfera superior. Fuimos obligados a subir y a contemplar esa criatura, aunque lo deseáramos o no. La Santísima Trinidad nos obligó a contemplarla. En su majestad, casi perfecta. Su majestad y esplendor era mayor de la que hubiéramos visto con anterioridad. La Santísima Virgen vencerá, no tenía vencidos. Llegó La Revestida de Sol. Sea como fuere, Vimos la Gran Majestad, con la Luna a Sus pies, eso es, el mundo, el mundo entero y acompañado por la luna, que Ella tenía a sus pies, y como adversario la serpiente, que nos representa. ¡Como nosotros le suplicamos a Dios! ¡Como nosotros le suplicamos a la Majestad Divina, que apartara aquella visión! Hasta le suplicamos que nos mandara inmediatamente al infierno, a fin de que pudiésemos quedarnos en las esferas infernales, ¡de tal modo nos era muy difícil soportar su mirar! Más Él no nos dejó partir. Tuvimos todavía que soportar unos momentos aquel horrible mirar (suelta gemidos llenos de desespero)

E – ¡Habla en nombre de la Santísima Trinidad, en nombre (...)!

B – No pueden imaginar el tiempo que pasamos en deliberaciones para descubrir la mejor forma de enflaquecer o molestar, aunque fuese solo un poco, aquella criatura (apunta para arriba). Mas nada conseguimos. Ella nos vencía en todas partes. Era Soberana en todas partes. Durante años, durante siglos, deliberamos, para ver como podíamos vencer, o lo que podríamos hacer, cuando Ella estuviera allá. Y cuando eso ocurrió, nosotros ni siquiera la reconocimos inmediatamente...

E – ¿No la reconocieron inmediatamente?

B –...Inmediatamente no. Sentimos que debería ser Ella. Sentimos que debería tratarse de una criatura extraordinaria, increíblemente virtuosa, sobre la cual no teníamos ningún poder. El porqué, no lo comprendemos (rozna y gime violentamente)... ni comprenderemos quién se escondía allá atrás. Yo Belcebú y Lucifer, convocamos a todo el consejo.* Cuando tuviéramos la certeza absoluta de que era Ella, deliberamos largamente noche y día, para ver lo que podíamos hacer para perjudicarla. Hasta convocamos a los mejores magos. Les ordenamos que a Ella (apunta para arriba) la molestasen, en su cuerpo y en su alma, para que su fuerza se debilitara y que sus oraciones no nos fuesen tan desastrosas, y para que dejase de ejercer un poder tan grande. Nosotros ya veíamos que Ella tendría más adelante el poder de la Iglesia en sus manos. El propio Pedro caería a sus pies, cuando fuese preciso (rezonga). Ella tiene un poder inmenso, porque Ella es la criatura más perfecta y la más amada por Dios. Fue un ser de una perfección increíble. Después de Dios, está millares y millares de veces por arriba de las demás criaturas. Lo mismo que su esposo, San José, que estaba millares y millares de veces arriba de los otros hombres, era él todavía mucho más inferior. Entonces seguimos con nuestras deliberaciones y los hechiceros concordaron hacer todo para molestar. Intentarán todo, mas Ella perseverará en la Oración y continuará imperturbable. Se percibía lo que hacíamos más ciertamente nada conseguimos. No conseguimos molestar a esta terrible criatura, pues Ella no está sometida al Pecado Original como el resto de la humanidad. Ni magos ni hechiceros, ni nadie podría hacerle mal. Los demonios y los hechiceros, sólo podemos molestar a criaturas humanas, y de un modo especial a los poseídos. Mas sobre Ella, los magos infernales no tienen ninguna influencia. Entonces acometimos con una furia infernal, un furor loco del cual sólo el infierno es capaz, cuando verificamos que todos ellos nada podían hacer contra esta criatura incomprensible, predestinada por Dios. Entonces nos precipitamos sobre magos y hechiceros y en ellos descargamos todas nuestras furias. Recibirán el doble del mal que ellos (apunta para arriba) deberían haber hecho (gime).

E – ¡Continúa Belcebú, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y en nombre de la Inmaculada Concepción, sobre cuyas órdenes tienes que hablar ahora. Di la verdad!

B – Es para mí un tormento horrible que tengo al hablar estas cosas ¡precisamente yo!

E – ¡Continúa diciendo la verdad y sólo la verdad, tu no tiene el derecho de mentir!

B – Déjame en paz. La mujer (se refiere a la poseída) tiene casi un ataque cardíaco; ¡Déjame en paz!

E – Es la Santísima Virgen quien te lo ordena...

B – ¡Nosotros no queremos hablar más, no!

E – ¡Tienes que hablar! ¡Habla!

B – ¡No! ¡Déjenme en paz! (rozna)

E – Tienes que hablar ahora, ¡en nombre de la Santísima Trinidad (...)!

B – No se puede describir la furia del infierno cuando vio que todas nuestras tentativas fueron vanas. Como nada teníamos conseguido, volvimos a considerar la manera de molestar, mas Ella destruyó nuestros perversos intentos y todo lo demás. Ella es más poderosa que nosotros. Es que Ella es una criatura escogida por Dios, escogida de un modo especial. En cuando si la tierra subsista hasta el fin del mundo, nunca se encontrara alguien que se asemeje, y desde el comienzo del mundo hasta la Eternidad, jamás habrá alguien que se le puede igualar. Y Él, el de arriba (indica al Cielo), no podía haber imaginado nada más atroz, no podía recordarse de algo más vergonzoso que el de obligarnos a subir a esa esfera que nos presenta esta criatura. Eso fue para nosotros una terrible derrota (habla en tono moribundo). Hubiéramos preferido quedarnos en el fondo del infierno, en el medio del fuego más cruel, a ser obligados a contemplar esa... Nosotros no podemos decir lo que queremos, más si eso fuese posible, nos gustaría usar expresiones más injuriosas. Ella no nos permite.

E – ¡Di la verdad! ¡Tienes que hablar en el nombre de la Santísima Virgen, en nombre de la Santísima Trinidad!

B – Siendo forzados a contemplar esta criatura, revestida de la Mayor Santidad, con Corona y Cetro. Elegida por el Altísimo (lanza gritos de temor), fue ultraje para nosotros, tengo todavía esa visión delante de mis ojos. Y esa visión de entonces, nos enloquece todavía (grita). Y como si todo hubiera sucedido hoy, y lo mismo pasa con los otros. Todavía ahora nos hace saltar de rabia. Cuando podemos, fue más una autorización que una orden, volver al infierno, lanzarnos con furia unos contra otros, pueden imaginar cómo nos maltratamos... pues nos era insoportable tener que vernos unos a otros. Y era horrible sentirnos dominados por una criatura así ¡por una Mujer! ¡Es horrible! ¡Es una locura! Relacionado con esta ocasión, debo agregar una cosa más... (aúlla y grita de un modo horrible) Cuando Ella fue llamada a colaborar en la formación de la Iglesia, fundada por su Hijo, se sumergía de tal modo en la oración que el Todo Poderoso tenía voluntad de sostenerla en Sus manos, tal era su deleite.

* Palabra que utiliza la gran vidente española, madre Agreda. Fue durante el segundo consejo diabólico, después de la Muerte de Jesús, que se estableció el nuevo plan de dominio del mundo. El demonio habla aquí en el primer Consejo, realizado después que verificaron la identidad de María y sospecharan de Su Misión.

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