«La decisión de Pilato», de Juan Ignacio Moreno-Luque.
Una nueva investigación sobre la figura de este ¿canalla?... ¿o quizá un santo? y las circunstancias políticas que rodearon al juicio con mayor repercusión en la Historia contradice algunas hipótesis condenatorias sobre el prefecto romano.
Una nueva investigación, esta vez llevada a cabo por un juez español, sobre la figura de uno de los personajes más polémicos de la Historia, el prefecto romano Poncio Pilato, y las circunstancias políticas que rodearon al juicio con mayor repercusión en la Historia cuestiona muchas de las hipótesis condenatorias sobre el prefecto romano.
¿Cuál era el cargo de Pilato y cuáles sus funciones? ¿Cómo es que San Juan Bautista fue ejecutado sin la autorización de los romanos, y sin embargo para matar a Jesús sí era necesaria? ¿Sabías que Pilato no actuó en solitario, sino como presidente de un tribunal? ¿Qué le impulsaba a salvar a Jesús, y por qué al final no lo hizo?¿Por qué quebrantó la ley romana que obligaba a quemar el cadáver, y permitió que le fuese entregado a María, posibilitando así la prueba posterior de la Resurrección? ¿Por qué se mantuvo incólume la túnica sagrada, que los soldados respetaron? ¿Sabías que la guardia que custodió el sepulcro no era romana, como suele creerse, sino una guardia judía del Templo? A todas estas preguntas responde el magistrado Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego en el libro "La decisión de Pilato" (Ediciones De Buena Tinta)
Poncio Pilato es uno de los personajes más repudiados de la Historia por su pasividad ante la suerte de Jesucristo, a quien sabía inocente. Algunas fuentes apuntan a que murió arrepentido de aquella sentencia, tras una vida que desde entonces habría sido, junto a su mujer, santa y justa. Pero sigue siendo fundamental conocer todas las circunstancias de aquel juicio, donde tal vez el papel del gobernador romano no merece todos los reproches que tradicionalmente se le han tributado.
La decisión de Pilato tiene cuatro componentes básicos para que el lector lo entienda y disfrute. Una parte de trabajo histórico, que enmarca la figura de Pilato y sus circunstancias en el tiempo que le tocó vivir, imprescindible para entender la tesis del autor. Una parte jurídico-procesal, otra religiosa, extrayendo y resaltando el sentido religioso de hechos que por sí solos no tendrían ninguna transcendencia y, finalmente, todo ello conducido a través de la trama novelada.
Moreno-Luque Casariego se pone en la piel del juzgador cuando le trajeron a Jesús, un absoluto desconocido para Pilato, uno más de los centenares de profetas, mesías y revoltosos que jalonaban la historia de Judea y que incordiaban a la administración romana. Difícil tarea, la de despojar a la figura de aquel reo llevado ante el prefecto y al propio prefecto de su posterior transcendencia en la Historia de la Civilización, de la condición de Hijo de Dios y razón de ser de la Iglesia, en el primero, y del papel de malvado anti-cristiano en el segundo.
El magistrado sostiene una tesis histórica coherente, fundada y muy bien documentada. La extrema debilidad política de Pilato tras la caída de Sejano, el otrora poderosísimo prefecto del pretorio, que llegó a ser semi-emperador durante el retiro de Tiberio, su limitado aparato militar, los intereses comunes que surgen entre Herodes Antipas y Roma, en ese momento representada por Pilato, confluyen en la toma de decisión del procurador.
El libro, que contiene abundantes ilustraciones entre fotos, planos, maquetas y dibujos, describe con minuciosidad los detalles históricos que atañen al caso y en los que se encuentran muchas notas que corrigen los datos erróneos sobre la vida de Jesús y los hechos de la Pasión que hemos venido asumiendo de las enseñanzas catequéticas, la pintura, los pasos procesionales, la televisión y el cine.
Del relato también sacará el lector el porqué de notas que pueden pasar desapercibidas en el conocimiento ordinario que se tiene del juicio y Pasión de Jesús y que tienen un enorme significado transcendente desde el sentido religioso del juicio y sus consecuencias, como, por ejemplo, la singularidad de la entrega a José de Arimatea del cadáver de Jesús y las claves jurídico-administrativas de esa acción.
Según Claudio Alvargonzález, destacado abogado y prologuista de la obra, "La decisión de Pilato" está hecha “para el propio autor, para poner en letra de molde su propio viaje de exploración interior al Pilato juez, el viaje que le habrá surgido cualquier día fruto del análisis de su propia situación personal y profesional y de su conocimiento de las circunstancias históricas de la Pasión de Jesús, pero estoy seguro de que disfrutarán con él muchos lectores, religiosos o agnósticos, cristianos o no, juristas, albañiles o enfermeras, amantes de la Historia, como si hubiese sido escrito para ellos”.
EL AUTOR
Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego (Oviedo, 1958) cursó el Bachillerato en el colegio San Ignacio de los padres jesuitas y se licenció en Derecho en su ciudad natal. Como magistrado ha desempeñado su labor profesional en Zafra, Valladolid, Burgos y Santa Cruz de Tenerife.
Estudió Teología y es miembro del Centro Español de Sindonología, dedicado al estudio y difusión de la Sábana Santa de Turín y del Sudario de Oviedo.
Ha sido colaborador en España de la cadena católica de radio y televisión más grande del mundo, la estadounidense EWTN, precisamente en producciones sobre las reliquias de la catedral asturiana y de la Síndone.
ReL
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