Para seguir a Jesús debemos despojarnos de la cultura del bienestar y del encanto por lo temporal. Esta fue la idea principal del papa Francisco durante la homilía de la misa presidida en la Casa Santa Marta. Subrayó también que debemos hacer un examen de conciencia sobre las riquezas que nos impiden acercarnos a Jesús.
Según informa Radio Vaticana, a la misa, que fue concelebrada por el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, asistieron los miembros del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, dirigidos por el presidente, monseñor Zygmunt Zimowski, y un grupo de colaboradores de los Servicios Financieros de la Gobernación del Vaticano, dirigidos por el doctor Sabatino Napolitano.
DEJAR TODO POR EL REINO
Jesús pide a un joven que dé todas sus riquezas a los pobres y le siga, pero este se va triste. El papa ha desarrollado la homilía partiendo del famoso episodio narrado en el evangelio de hoy. Sobre esto, ha subrayado que "las riquezas son un impedimento", que "no hacen fácil el camino hacia el Reino de Dios”. Además, advirtió, "Cada uno de nosotros tiene sus riquezas, todo el mundo." Siempre hay, dijo, una riqueza que “nos impide caminar cerca de Jesús".
Todos –continuó--, “debemos hacer un examen de conciencia sobre las que son nuestras riquezas, porque nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida". El papa se refirió a dos "riquezas culturales": primero, la "cultura del bienestar, que nos hace poco valientes, nos hace perezosos, incluso nos vuelve egoístas". El bienestar "nos adormece, es una anestesia".
"«No, no, no más de un hijo, porque no podemos tomar vacaciones, no podemos ir a tal sitio, no podemos comprar la casa». Es bueno seguir al Señor, pero hasta cierto punto. Esto es lo que hace el bienestar: todos sabemos bien cómo es el bienestar, pero este nos lleva hacia abajo, nos quita el coraje, aquel coraje fuerte para caminar cerca de Jesús. Esta es la primera riqueza de nuestra cultura actual, la cultura del bienestar".
ENCANTO POR LO TEMPORAL
También hay, agregó, "otra riqueza en nuestra cultura", una riqueza que nos "impide caminar cerca de Jesús: es el encanto por lo temporal". Nosotros –dijo, estamos "enamorados de lo temporal". Las "propuestas definitivas" que nos hace Jesús, "no nos gustan". En cambio lo temporal nos gusta, porque "tenemos miedo del tiempo de Dios" que es definitivo:
"Él es el Señor del tiempo, nosotros somos los amos del momento. ¿Por qué? Porque en el momento que somos los amos: hasta aquí sigo al Señor, luego veré... He oído hablar de alguien que quería ser sacerdote, pero por diez años, no más... Cuántas parejas, cuántas parejas se casan, sin decirlo, pero en su corazón está: «mientras dure el amor y luego veremos…». El encanto de lo temporal es una de esas riquezas. Tenemos que convertirnos en dueños del tiempo. Estas dos riquezas son las que en este momento nos impiden seguir adelante. Pienso en tantos, tantos hombres y mujeres que han dejado su tierra natal para ir como misioneros toda la vida: ¡esto es algo definitivo!"
Pienso en tantos hombres y mujeres que "han abandonado sus hogares para construir un matrimonio para toda la vida", aquello es "¡seguir a Jesús de cerca! ¡Es algo definitivo!". Lo temporal, reiteró el papa Francisco, "no es seguir a Jesús", es "nuestro territorio":
"Ante la invitación de Jesús, frente a estas dos riquezas culturales pensemos en los discípulos: estaban desconcertados. Nosotros también podemos estar desconcertados por este discurso de Jesús. Pidamos al Señor que nos dé el coraje para seguir adelante, despojándonos de esta cultura del bienestar, con la esperanza --al final del camino, donde Él nos espera-- puesta en el tiempo. No con la pequeña esperanza del momento, que ya no sirve".
Traducido del italiano por José Antonio Varela V.
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