sábado, 11 de mayo de 2013

¿ES LA ASCENSIÓN UN HECHO O UNA METÁFORA?


¿De verdad Cristo se elevó hacia el cielo entre las nubes? o quizá la historia de la Ascensión es un mito inventado por los Apóstoles para legitimar la muerte de Jesús. Las escrituras y los testimonios de las comunidades primitivas no nos hacen dudar de la Ascensión como un hecho de glorificación.

En la Ascensión celebramos la glorificación de Jesucristo como verdadero Dios en su verdadera humanidad. Con la glorificación, Jesús entra de nuevo en el seno del Padre, pero no abandona su humanidad, pues la salvación ya ha sido efectuada para siempre y en Cristo hace una alianza el Padre con su creación.

¿Cómo debemos entender esta glorificación? Jesús fue un hombre verdadero, y como tal, tuvo cuerpo. Luego de la Resurrección su cuerpo mortal se convirtió en un cuerpo glorioso, en el que la muerte no tenía poder. El Evangelio nos dice que Cristo ascendió ante sus discípulos, pero si Cristo tenía cuerpo, entonces tenía en lugar. ¿Dónde, entonces está Cristo si no es un espíritu puro?

LA GLORIFICACIÓN CORPORAL

Cristo ha sido glorificado con la Ascensión. En primer lugar hay que entender a ésta como una glorificación o entrada en el seno del Padre. En este sentido la ascensión debe ser entendida como el paso e un estado de plenificación gloriosa. A partir de este planteamiento podemos reconocer que la ascensión se puede entender como un proceso físico de subida al Padre.

Cristo es glorificado en cuerpo, en alma y en divinidad. El hecho de su cuerpo ascienda significa que sube a un plano superior al común del mundo, pero no por eso pierde su relación con el mundo. Cristo sube al Padre con su cuerpo. No podemos determinar la altura hasta la que subió ni si necesitó oxígeno para respirar. Debemos entender que, si bien la escritura dice que Cristo subió al cielo esto no significa que nos observa desde una nube física.

La ascensión de Jesús, entendida como la subida física al cielo, tiene todo su sentido si es vista desde la perspectiva de la glorificación. No importa hasta dónde subió Jesús, sino que se mostró glorioso y regresando al seno del Padre. La discusión por el lugar de Jesús queda en otro ámbito, sin embrago, debemos saber que Jesús fue glorificado en cuerpo y que la ascensión tiene un sentido de plenificación y también, en un modo, un sentido literal, en el que Jesús sube a una realidad plenificada pero sin olvidarse de esta.

Gabriel González Nares

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