miércoles, 8 de mayo de 2013

¿ERAN POSIBLES OTROS VATICANOS?


Una tema sobre el que he pensado durante estos años, es: ¿eran posibles otros vaticanos? ¿Era posible que el primado de Pedro se concretase de modos muy distintos a los que hemos tenido en la Historia y actualmente?

La respuesta que parece más sencilla, es afirmar que sí. Pero observemos que la fauna, aun en medio de una increíble variedad, suele repetir una serie de soluciones muy eficientes.

El ejemplo más repetido es el de los cetáceos y los peces. La naturaleza en un mamífero como el delfín o la orca, a través de la evolución, ha desarrollado soluciones que son casi idénticas a las que ha desarrollado en un congrio o una sardina. Podríamos seguir recorriendo la fauna y comprobar como hay una serie de soluciones muy eficientes que se repiten en infinidad de familias biológicas por muy distintos que sean sus orígenes zoológicos iniciales. Por citar un solo ejemplo entre millares, las membranas de las patas en las aves acuáticas como los patos, o la transformación de las patas superiores en aletas en los pingüinos.

Volviendo al Vaticano. Sí, cambian infinitos vaticanos en dos mil años de Historia. Pero, de hecho, si mantenemos el primado de Pedro como supervisión sobre la Iglesia universal, no son tantos los vaticanos posibles. En cierto modo, si dejamos aparte las versiones corruptas (por ejemplo, un vaticano centralista al estilo de Avignon) sólo caben tres vaticanos posibles con infinitas posibilidades intermedias y combinaciones.

Vaticano I: Un vaticano pobre, reducido a lo mínimo posible. Sin palacios, sin Estado Vaticano, con un Papa viviendo en un apartamento de Roma. Incluso con cardenales vestidos con traje y corbata como cualquier otro romano. Sin grandes basílicas, sin grandes liturgias, sería una Roma de pequeñas iglesias con sencillas misas. Sin apenas estructura humana, el Vaticano sólo intervendría antes los abusos más notables.

Vaticano II: Un vaticano que hubiera mantenido parte de los Estados Pontificios. Un vaticano que como una pequeña Andorra contara con los beneficios materiales y pudiera dedicar ese dinero a ofrecer un culto todavía más grandioso que el actual, en templos todavía más impresionantes. Una Roma así podría ofrecer todavía más cosas a los peregrinos, a los sacerdotes estudiantes, a los obispos en visita ad limina. Por poner sólo un ejemplo, imaginemos una Roma que ofreciera todo un sistema de colleges como el que tiene Oxford, con su misma calidad. Imaginemos un vaticano que pudieran ofrecer macroinstalaciones para las obras de caridad: hospitales, formación de gente necesitada, residencias para los enfermos más abandonados y desdichados de la familia humana. Un vaticano que sin traicionar el Evangelio, tuviera los medios que tenían las grandes archidiócesis medievales.

Vaticano III: Un término medio entre los dos extremos, es decir, lo que tenemos actualmente. Congregaciones sí, pero vigilando siempre contra el peligro de su desarrollo innecesario. Estado independiente pero reducido a su mínima expresión, bellas liturgias, un cierto protocolo.

Otros vaticanos son posibles, pero serían versiones corrompidas de éstas. Por ejemplo un vaticano minimalista que no ejerciera ningún primado real sobre la Iglesia. O, por el contrario, un vaticano centralista como el de Avignon que mencionamos antes.

Pero si tenemos un vaticano que ejerce el primado, entonces fácilmente llegaríamos a lo que tenemos ahora. Algo más grande o más pequeño, algo más rico o más pobre, con más protocolo o con menos, pero variaciones del actual. Cualquier observador puede comprobar que tanto los departamentos de la Comunión Anglicana bajo el Arzobispo de Canterbury, como los del Patriarcado de Moscú para todos los obispos de él dependientes, están evolucionando hacia formas organizativas muy similares a las vaticanas.

Por eso podemos dejar desbocados los caballos de la imaginación, pero las estructuras y modos eficientes para ejercer el primado, no son tantos. El resto es pura estética, mero ceremonial. Pero lo estructural, lo que de verdad importa, no permite un modo infinito de variantes. El resto son menudencias: si la cúpula de San Pedro más pequeña, si más o menos trajes corales, si reducimos un poco o mucho el protocolo.

Nadie desea un hiperdesarrollo vaticano, la burocratización por la burocratización no tiene ningún sentido. Aunque algunos Estados y aun comunidades autónomas hayan seguido ese camino. Pero una reducción de lo que es el núcleo vaticano (las Congregaciones y Consejos) no se podría hacer si no a costa de ejercer una supervisión efectiva.

El Vaticano no es perfecto, no es una especie de monasterio de ángeles, no ha caído del cielo tal cual es. Pero es el resultado de una evolución que ha tenido hacia la optimización y ahorro de recursos. Insisto, no es perfecto. Se me ocurren reformas que hacer. Pero son reformas bastante técnicas, muy alejadas de las reformas revolucionarias que proponen algunos a los que no les niego su buena voluntad, pero que adolecen de un cierto desconocimiento de lo que es de verdad el Vaticano.

PUBLICADO POR PADRE FORTEA

No hay comentarios:

Publicar un comentario