martes, 7 de mayo de 2013

EL SISTEMA DE BENDICIÓN DEL EDÉN


Debemos apegarnos al sistema del Edén que se describe en la Palabra de Dios. Y no sólo seremos BENDECIDOS, sino que también seremos una BENDICIÓN.

No es necesario ser un genio financiero para darse cuenta que este sistema económico mundial está destinado a fracasar. No me malinterprete, eso no significa que esté de acuerdo con los que auguran catástrofes y predicen un colapso económico mundial. Tal suceso no ocurrirá, al menos no mientras la Iglesia permanezca en la Tierra para preservar las cosas. Sin embargo, con el tiempo veremos cómo los imperios creados por la humanidad fracasarán. Éstos caerán tarde o temprano, pero una cosa es segura: sí ocurrirá.

Cuando esto suceda, economistas y políticos tendrán cientos de diferentes razones de lo ocurrido. No obstante, sólo habrá una razón: La economía de este mundo está basada en un sistema de comercio que se originó en la torre de Babel, un sistema en el que la humanidad trata de suplir sus necesidades sin la ayuda de Dios —y tal hecho está destinado divinamente a fallar—. Para averiguar que es cierto, lea la Biblia y vea el primer pueblo que ideó ese sistema. Era un grupo de personas —a diferencia de la mayoría de gente de hoy en día— que en realidad entendía la manera en la que Dios hace las cosas. Ellos conocían Su método de creación: imagínelo, créalo y declárelo.

Dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. —Génesis 11:4-8

UN MONUMENTO A MEDIO CONSTRUIR DEDICADO AL FRACASO

Lo que Dios hizo en Babel fue más que sólo confundir el idioma de los que construían la torre. Él habló confusión sobre su forma de actuar sin ayuda divina. Les colocó un límite en cuanto a su habilidad de expresar entre sí lo que imaginaban. Su comunicación se deshizo a tal punto que no sabían qué más debían hacer; y entonces se alejaron dejando la torre a medio construir como un monumento a su fracaso.

Desde ese día hasta la actualidad, lo mismo le ha sucedido a cada grupo de gente impía, y desobediente que ha intentado utilizar su propio poder humano para crear y mantener su reino terrenal. Ellos sólo han podido construir torres, ciudades, naciones y han edificado una economía en la que al presentarse la confusión se han derrumbado.

Sucedió antes y sucederá otra vez, Babel está establecida para fracasar; sin embargo, usted no lo está. Si es un creyente nacido de nuevo, ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, Él ha establecido que usted sea BENDECIDO.

Usted ya no es más un cautivo de la economía Babilónica, porque a través de Jesús, fue liberado de ese sistema confuso e impío, y fue trasladado por completo a otro sistema. Como heredero del último Adán, fue colocado de nuevo en el sistema de prosperidad del Edén que Dios creó en el principio, fue devuelto al lugar de LA BENDICIÓN.

Así como se lo expresó al primer Adán, Dios también se lo dijo a usted: «…Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…» (Génesis 1:28). Él lo ha coronado con Su misma gloria creadora (Salmo 8:5), lo ha bendecido con cada bendición espiritual que se encuentra en los lugares celestiales (Efesios 1:3) y ha liberado a un incalculable número de ángeles para que ministren a nuestra orden o favor (Hebreos 1:14). Él lo ha redimido de la maldición para que la BENDICIÓN de Abraham pueda venir sobre usted a través de Jesucristo (Gálatas 3:13-14)..

No importa de qué punto de vista lo analice, ya se estableció el que usted sea BENDECIDO. Y puede vivir en esa BENDICIÓN, incluso en medio de la confusa economía babilónica. si ¡no cambia lo establecido!

VIENDO EN UN MUNDO CONTROLADO POR PALABRAS

¿Cómo se puede cambiar lo establecido? La mayoría de nosotros lo realiza por medio de nuestra boca. Nuestras palabras nos crean o nos destruyen, incluso las personas en Babel sabían esto, pues sus antecesores les habían contado (personas como Adán y Eva), en el principio Dios dijo: «¡sea la luz!» y fue la luz; también: «produzca la tierra…» y ésta produjo. Ese era el único método creativo que ellos conocían, así que lo imitaron. Declararon lo que se imaginaron y creyeron que sucedería. Ellos dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre», si Dios no hubiera intervenido y confundido su idioma, ellos habrían tenido éxito, pues todo este planeta es creado y controlado por las palabras. La Biblia lo confirma una y otra vez; por ejemplo:

• «La muerte y la vida están en poder de la lengua…»

(Proverbios 18:21).

• «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho» (Marcos 11:23).

• «Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:37). Como vivimos en un mundo controlado por las palabras, a fin de estar conectados con el sistema del Edén, es necesario que desechemos la confusión de Babel de nuestra boca. Es importante que ya no hablemos lo contrario a LA BENDICION y a la Palabra de Dios al expresar: “No puedo…”. “No sé que hacer”. “Nadie me quiere”. “No soy bueno”.

Como creyentes, estamos mintiendo en contra de la verdad cuando realizamos ese tipo de confesiones. Contradecimos por completo la Palabra de Dios y desobedecemos las instrucciones que Jesús nos dio. Él nos instruyó para que siguiéramos Su ejemplo y que siempre habláramos palabras que estuvieran de acuerdo con las de nuestro Padre celestial. Él afirmó: «…nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo… Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:28, 31-32).

Déjeme preguntarle algo: ¿Alguna vez estuvo Jesús atado al sistema económico durante Su ministerio terrenal? ¿O experimentó algún momento de escasez o carencia como resultado de cualquier recesión o depresión del mundo? Claro que no, ya que Jesús no se ató a este sistema de comercio sin fundamentos divinos, Él vivió totalmente libre de ello. Vivió en la abundancia del reino de Dios.

A pesar de lo que sucedía a Su alrededor, Jesús vivió en LA BENDICIÓN; y mientras continuemos en Su Palabra, podemos vivir de la misma manera. Si hablamos la verdad y repetimos únicamente lo que Dios dice, seremos discípulos de Jesús y la verdad nos hará libres ¡así como Él! Avivando el fuego en el mundo El apóstol Santiago obtuvo esa revelación, en su carta a la Iglesia primitiva, explicó que la persona que busca en la perfecta ley de liberación (o la ley de libertad, la cual es la Palabra de Dios), y luego actúa conforme a ésta al refrenar su lengua, será BENDECIDO en todo lo que emprenda (Santiago 1:22-26). Analícelo, nadie puede detener a alguien que sea BENDECIDO en todo lo que realiza. Ni la crisis mundial financiera, ni los errores de los políticos. Nada en este reino natural puede detenerlo o hacerlo caer. La biblia nos explica que la lengua «…inflama la rueda de la creación…» (Santiago 3:6). La palabra traducida como rueda en ese versículo, también puede traducirse como timón. Hoy en día, debemos decirlo de la siguiente manera: “la lengua es la que pone en marcha todo lo que se expresa”.

Por esa razón Satanás trabaja de manera ardua para ejercer dominio sobre su lengua. Por ese motivo, él se asegura que escuche reportes negativos acerca de la economía y de muchas otras cosas más. El diablo quiere que todo esa negatividad salga de su boca, pues obtendrá todo lo que usted declare. También por eso el diablo siempre está intentando que se moleste con alguien. El enemigo quiere usar su lengua para encender la contienda, la cual quemará su cosecha de BENDICIÓN. Satanás sabe que no importa que haya nacido de nuevo o que esté bautizado en el Espíritu Santo, si él puede robarle de su vida en amor y obligarlo a hablar mal de las personas, usted caerá sin darse cuenta en el sistema babilónico. En Santiago 3:16 leemos: «Porque donde hay celos y contención [Babel], allí hay perturbación y toda obra perversa».

CÓMO APACIGUAR SU LENGUA

Cuando estoy bajo presión, no puedo controlar mi lengua. Y al final resulto diciendo cosas que no debería; y más tarde me arrepiento”. Esto ocurre porque intenta apaciguarla con su propia fuerza de voluntad. Esto resulta imposible, ya que su lengua está conectada con su espíritu, y ésta dirá lo que hay dentro de usted mucho antes de que su cerebro pueda detenerla.

Es una ley espiritual: «Porque de la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Por tanto, si se compromete a mantener la Palabra de Dios en su boca, primero debe colocarla en su corazón y mantenerla en abundancia. El poder de la Palabra implantada salvará su alma de su vieja y babilónica manera de pensar (Santiago 1:21). Ésta renovará su mente y cambiará su imaginación

para que pueda alinearse con LA BENDICIÓN. Usted puede ejercer autoridad sobre sus pensamientos y sus palabras; puede empezar: «derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:5).

En lugar de pasar las noches sin dormir, con miedo, y pensando: “¿Qué haré para cancelar mis cuentas? Nunca podré pagarlas; lo voy a perder todo”. Entréguele sus penas al Señor. Declare la Palabra, ríase del enemigo y diga: De nada me sirve quedarme aquí preocupado, Dios prometió cuidar de mí y le creo. Entonces puede darse la vuelta y dormir como un bebé (lea Salmos 127:2).

Palabras celestiales en su boca Si de verdad quiere hacer retroceder al diablo y liberar la fuerza de LA BENDICIÓN en su vida, hay algo más que puede hacer. Puede hablar en otras lenguas y edificarse en su fe más santa al orar en el Espíritu Santo.

“Bueno, la verdad es que no estoy muy seguro con eso de hablar en otras lenguas”. Entonces estudie la Biblia y tendrá seguridad al respecto, pues es parte vital del sistema divino de Dios. De hecho lo primero que Él les entregó a los discípulos de la Iglesia primitiva fue: «y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen» (Hechos 2:4).

¿Por qué es tan importante hablar y orar en lenguas? Cuando hablamos en lenguas u oramos en el Espíritu, estamos hablando palabras que vienen directamente del cielo, hablamos el lenguaje del espíritu que perdieron los que construían la torre.

El enemigo hubiera preferid o que nunca descubriéramos esa verdad, él no quiere que sepamos que lo que el Señor quitó en Babel, lo devolvió en el día de Pentecostés. No desea que oremos en el espíritu porque de acuerdo con Romanos 8:26-28 cuando lo hacemos:

• «…el [Santo] Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad». Él se une con nosotros en contra de todo lo malo que venga hacia nuestra vida.

• «…el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles». El mismo Espíritu Santo empieza alimentar la oración dentro de nuestro espíritu y coloca palabras que el diablo no puede entender. Él nos llena del poder de la BENDICIÓN y fluyen de nosotros como ríos de palabras y sonidos que perfectamente expresan la voluntad de Dios en nuestra vida.

• «Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados»

La tradición religiosa ha intentado quitarnos el poder de ese último versículo afirmándonos que la frase: «…todas las cosas les ayudan a bien…», se refiere a la enfermedad, a los accidentes automovilísticos y a cualquier tipo de basura demoníaca, ¡pero eso no es correcto! No es lo que proviene de Satanás lo que obra a nuestro favor, sino lo de Dios: Su sangre, la Palabra, el Espíritu Santo, todos los ángeles del cielo y el poder de Su propia gloria. Todas esas cosas trabajan de forma continua y en unidad para el bien de los que aman a Dios y son llamados de acuerdo a Su propósito; es decir, LA BENDICIÓN. ¡Es todo un gran sistema! Fuimos diseñados para ser BENDECIDOS. Sólo nos corresponde cooperar con éste; debemos apegarnos al sistema del Edén que se describe en la Palabra de Dios. Y no sólo seremos BENDECIDOS, sino que también seremos una BENDICIÓN. Incluso en los peores momentos, cuando Babel sea un desastre a nuestro alrededor, podemos vivir en la verdad que nos hace libres.

Por Kenneth Copeland

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