Me gustaría ser una carta de las que lleva en su bolsa el cartero después de volar en avión y cruzar los mares.
Me gustaría llevar noticias agradables, o consuelo cuando las noticias son desagradables, palabras de perdón, de disculpa o aliento.
Me gustaría ser una carta escrita por un niño, con sus rasgos vacilantes, pidiendo ingenuamente juguetes a los Reyes magos.
Y si fuera la humilde carta dirigida a un campesino, sería muy feliz de poder decirle muchas cosas que alentaran su vida.
También me gustaría ser una carta escrita por un gran personaje para así ser guardada y poder llegar a ser un día una pieza de museo.
Si fuera una carta me gustaría transmitir algo hermoso y recibir un beso lleno de emoción después de ser leída.
Y la Biblia me dice que puedo serlo, que realmente lo soy, una carta abierta donde todos pueden leer mi testimonio.
El mensaje vivo de mi fe, la transmisión de mi amor y la fuerza de mi esperanza.
1 Timoteo 4:12
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
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