Paseaban por el Paseo Marítimo. Del cercano puerto deportivo se habían hecho a la mar un grupo de pequeñas barcas de vela. Hacía un fuerte viento. El joven seguidor dijo:
- Con ese viento no me atrevería a salir con esas pequeñas barcas...
Sonrió el anciano y dijo:
- Todo depende de como nos enfrentemos al vendaval. El pesimista se quejará de este viento y no saldrá del puerto. El optimista dirá que el vendaval se calmará enseguida y esperará, con lo que tampoco saldrá al mar. Sólo el realista, medirá el viento, ajustará las velas y saldrá a navegar.
Miró al joven y concluyó:
- Por eso en la vida hay tan poca gente que afronte los vendavales...
Joan Josep Tamburini
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