lunes, 25 de marzo de 2013

DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS


En 1Co.12,10, nos dice la Biblia que uno de los dones dados por El Espíritu Santo a la Iglesia es el discernimiento de espíritus.

Este don es utilizado para proteger a los creyentes de espíritus malos que se muevan en el ambiente o bien dirigirlo hacia donde el Espíritu nos lleve de manera sobrenatural.

Discernir significa reconocer o identificar. Separar para elegir; discernimos lo bueno de lo malo, tiene que ver con la búsqueda que tiene el hombre de Dios, de lo que le agrada, encontrándose en ese caminar fuerzas contrarias pero desiguales, la acción del espíritu de Dios que trata de conducirlo por la verdadera senda, ayudándole a reconocer y vencer los obstáculos y la acción del mal. El demonio que es enemigo de Dios, que trata de todos los medios a su alcance de apartarnos del camino verdadero y así precipitarlo junto a él al abismo eterno (1P. 5,8; Gn.3,14 ; Mt. 4,1-10).

Nosotros mismos y nuestros intereses, porque podemos estar escuchando nuestra voz interior y la podemos confundir porque nos agrada mucho lo que escuchamos.

El discernimiento puede ser el arte del sentido común es decir una intuición natural que puede ser adquirida o puede ser un carisma, un don particular que comunica el Espíritu Santo para reconocer de que origen provienen los movimientos interiores del alma.

El “arte” del discernimiento no sustituye la luz de Dios. Siempre será necesario pedir esa luz para usar acertadamente las reglas de discernimiento.

El poder utilizar el discernimiento de espíritus es un regalo dado por Dios ( 1 Cor 12:7, Gál 3:5,), el cual nos guía hacia el orden de Dios (1 Cor 14:29-33) en medio del mover del Espíritu Santo y de los otros espíritus .

Este don nos sirve para: Prevenir, Ver más allá de lo que muchos ven, Ponernos en aviso, Distinguir, Ver las intenciones del corazón .

Además de estos usos que Dios le da a este maravilloso don, existen lugares y ocasiones especiales por las cuales se puede "activar", es decir que puede ser utilizado en momentos como los siguientes:

En ministración (Se discierne por medio de la confesión, imposición de manos, al tener contacto, o al recibir una luz acerca del problema o bien la raíz del problema que se esté afrontando)

Consejería (Por medio de este don se pueden visualizar los problemas desde otro ángulo y poder dar un consejo adecuado y oportuno a la situación que esté viviendo una persona específica)

Liberación (para conocer cuál espíritu o demonio es el que ha tomado lugar en un cuerpo y desalojarlo por medio de la guía que Dios dé por medio de su Espíritu Santo.)

En la unidad con Dios al momento de ministrar los dones.

Antes de pedir a Dios este don debemos tener clara la motivación que nos lleva a solicitarlo, pues la Biblia dice que si nosotros lo anhelamos con el propósito de que sirva de edificación a la Iglesia, Dios lo hará abundar en nosotros.
A continuación daremos algunos ejemplos que se observan en la Palabra de Dios acerca de la forma en que este maravilloso don actúa, ya que no siempre va a ser la misma manifestación, pues Dios es soberano y se puede manifestar de distintas formas cada vez que él lo considere necesario hacer.

Jesús sana a la suegra de Pedro (Lc. 4:38-39).

Es importante notar aquí que El Señor tomó autoridad sobre la fiebre, la reprendió y ésta tuvo que abandonar el cuerpo de la suegra de Pedro.

Esta es una característica muy importante del don de discernimiento de espíritus, ya que al discernir el espíritu (bueno o malo), habrá que tomar autoridad, si es necesario sobre este espíritu y desalojarlo directamente.

Jesús sana a un hombre poseído por un espíritu (Mar 9:25)

Nuevamente Jesús discierne el espíritu que había tenido atormentado a este hombre, lo reprende, e inmediatamente el espíritu huye.

El discernimiento es señal de madurez. El discernimiento puede ser igual un don, como nos lo enseña Pablo (1Co.12,10).

En este caso Dios da por gracia un instinto sobrenatural muy seguro que permite reconocer inmediatamente el origen sobrenatural y no sobrenatural de las inspiraciones interiores que animan a una persona o grupo.

En la palabra discernir encontramos la clave de lo que buscamos con nuestra búsqueda de la voluntad de Dios. Es una palabra muy querida en la Renovación Carismática católica puesto que alude a uno de los carismas del Espíritu Santo.

Podemos profundizar también el tema del discernimiento a la luz de la Conferencia de Puebla y de las enseñanzas del Papa Pablo VI.

El discernimiento es un acto fundamentalmente cristiano, mientras se haga a partir del Evangelio, con visión de Fe.

Es a partir del evangelio como los signos de los tiempos se convierten en interpretaciones de Dios a las que debe responder la acción evangelizadora de la Iglesia en general y de cada uno de los cristianos en particular.


Fue Pablo VI quien de manera más decidida saco del olvido el discernimiento y lo colocó como actitud fundamental y primera, en la acción evangelizadora conscientemente desarrollada. Texto clave en su doctrina es la carta Octogésima Adveniens escrita en 1971.

Condiciones fundamentales para que el discernimiento merezca el nombre de cristiano:

Comunitario: El discernimiento que aspira examinar y transformar la realidad debe ser comunitario, es competencia de las comunidades cristianas.

La complejidad de la realidad imposibilita que sea realizado solo por una persona, que se base solo en una palabra cuando se trata de la vida de la iglesia.

Pero es lógico admitir que ese discernimiento comunitario debe verse acompañado en todo momento por el discernimiento personal (Octogésima Adveniens, No 49)

Carismático: Todo autentico discernimiento debe realizarse bajo la acción del Espíritu Santo. Su luz es absolutamente imprescindible.

Por eso la oración es el ambiente normal en donde disciernen los hermanos.

Allí suplican al paráclito que les de la caridad de su iluminación.

Eclesial: Para discernir eclesialmente debe darse comunión con los pastores responsables. Así lo enseña Pablo VI, leyendo nuestra realidad a la luz de las orientaciones de nuestros pastores.

Dialogal: En el discernimiento de la realidad no estamos solos. Se requiere dialogar con muchos hermanos, católicos. El Señor quiere la salvación de todo hombre y también la de todos los hombres.

Es un conocimiento que infunde directamente el E. S. ( Jn.14,15-16; Jn.14, 26), esta luz ilumina de tal modo la inteligencia, que la voluntad no puede dudar del origen y finalidad Divina, de los pensamientos, impulsos, experiencias o acciones de una persona o un grupo.

En el carisma del discernimiento el conocimiento es inmediato y por eso se habla de una luz interior.


Una especie de sentido espiritual que permite captar lo que es auténtico del ES, lo que viene de Él.

Un discernimiento tiene, pues, una enorme importancia; permite en efecto percibir lo que viene del Espíritu, lo que es de la carne, lo que emana de las fuerzas de las tinieblas y retener lo que manifiesta la acción del Espíritu.

Este carisma se conoce en inspiraciones o mociones interiores. No se trata de una intuición psicológica especialmente para que el Espíritu pueda usarla, se trata específicamente de mociones pasajeras que vienen de la Gracia.

Mientras más unidos estemos al Señor Jesús y más encontremos a nuestro Padre en Jesús, más se desarrolla en nosotros este sentido espiritual sobre nuestra inteligencia y nos ayuda a percibir lo que viene de Dios y lo que le agrada.

Cristo prometió su espíritu, un consejero que nos enseñaría e iluminaría. Dentro de su plan estaba guiarnos personalmente como un Padre que nos ama, para que cada uno encontrara su camino dentro de Él.

Esto lo hace a través de impulsos e inspiraciones que pone dentro de nosotros el espíritu que nos habita. Sin embargo, no siempre sabemos con certeza si una inspiración recibida proviene realmente de
Dios.

Muchas veces el espíritu del mal nos confunde y llega hasta imitar las inspiraciones de Dios. Por eso San Juan nos advierte:

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” 1Jn. 4,1. Esto es lo que hace el Discernimiento.

INSPIRACIONES ORDINARIAS Y CARISMÁTICAS

Con respecto a las inspiraciones que recibimos, las hay ordinarias y carismáticas.

Surgen dentro de nosotros en forma muy similar a nuestras inclinaciones naturales; son simplemente impulsos para hacer o dejar de hacer algo.

Las podemos distinguir de nuestros impulsos naturales porque van envueltas en un sentimiento de delicado amor proveniente del Espíritu santo.

En estas inspiraciones no hay nada de espectacular, son simples impulsos amorosos dentro de nosotros que nos da el espíritu Santo para iluminarnos, fortalecernos y guiarnos. Por lo mismo son menos peligrosas y a la vez más deseables.

Constituyen la forma ordinaria de relación con Dios y las personas que están cercanas a Él y buscan su voluntad, por lo que solo pueden ser recibidas por los que viven en estrecho contacto con Él.

El principal problema que nos representa este tipo de inspiración es distinguirlas de los impulsos surgidos de nuestra afectividad natural. Lo importante es que estemos siempre abiertos a la acción de Dios dentro de nosotros sabiendo que las inspiraciones ordinarias son la manera normal de actuar del espíritu de amor.

Toda perfección de la vida cristiana consiste en poder llegar a una capacidad de escuchar y a una docilidad tan grande al Espíritu Santo que no necesite de medios extraordinarios para conducirnos.

A medida que una persona se acerca a Dios, estas inspiraciones ordinarias se convierten en una atmósfera que envuelve la vida entera.

No necesita consultar al Señor en cada caso particular, ya que vive continuamente en atención amorosa a su voluntad.

Sin embargo, no hay nadie que, en algunas circunstancias de su vida, no tenga que hacer un ejercicio activo y voluntario de discernimiento antes de tomar una decisión.

INSPIRACIONES CARISMÁTICAS

Son experiencias como impulsos provenientes de fuera de nosotros. Pueden consistir en visiones, palabras o en ideas que surgen de pronto sin causa especial.

A veces son simplemente impulsos a hacer algo, a hablar con alguien desconocido o ir a un lugar insólito. Son las más extraordinarias y las menos frecuentes.
También son las más peligrosas ya que Satanás puede imitarlas; él puede darnos visiones y mensajes que nos confunden.
Ver Siracides o Eclesiástico 34, 1-7 Siempre que tengamos una inspiración de este tipo será necesario ejercer discernimiento sobre ella.

Es probable que Dios envié este tipo de inspiraciones cuando se necesitan instrucciones muy precisas para llevar a cabo una misión especial. Tenemos ejemplos en la escritura como: Hech.9, 10-19; 16,7, 9-10.

Aunque sea difícil determinar con precisión cuando una inspiración es ordinaria o carismática, es bueno intentar distinguirlas ya que la actitud a tomar en cada caso es diferente.

CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO

Existen algunos criterios que nos pueden ayudar a descubrir si una inspiración recibida es o no de Dios.

No son, sin embargo, recetas que nos entreguen respuestas automáticamente, ya que permanecerán algunas oscuridades que nos obligarán muchas veces a tomar decisiones sin contar con una certeza absoluta, confiados en que nuestro Padre, viendo nuestra buena intención, no permitirá que equivoquemos el camino.

Incluso los más grandes santos pasan por períodos de dolorosas dudas acerca de lo que el Señor les está pidiendo.


Esto es parte de nuestra vida en la tierra y nos sirve para descansar cada vez más en el Señor.

Estos criterios los podemos agrupar en dos: Criterios Objetivos y Criterios Subjetivos.

continua......

Al copiar este artículo favor conservar o citar este link. Fuente: EL CAMINO HACIA DIOS

www.iterindeo.blogspot.com

Publicado por Wilson f.

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