La
elección del nuevo Papa Francisco ha sido la gran noticia de la semana,
contemplada y comentada desde todos los ángulos posibles, con mil opiniones de
mil personalidades, a lo largo y a lo ancho del mundo.
Quizás los mejores comentarios no son los que sirven de titulares a los periódicos sino los que brotan del corazón y de los labios de la gente sencilla, que condensa sus sentimientos en una frase: "me gusta este Papa". Aunque en el titular periodístico haya puesto "decálogo", la intención de estas líneas es recoger algunas de las frases más contundentes del nuevo Papa, frases que ha escrito o pronunciado como obispo, como cardenal y ahora como pontífice de la Iglesia católica. Se trata sólo de una selección, naturalmente personal, pero que puede invitarnos a hondas reflexiones.
Elegiría estas frases:
Primera, en su primer saludo al mundo: "comenzamos este camino, obispo y pueblo unidos, juntos, en hermandad, amor y confianza", tres palabras que pueden ser el santo y seña de su pontificado.
Segunda, en el encuentro con los cardenales: "¡Ánimo! La mitad de nosotros tenemos una edad avanzada, pero la vejez es la sede de la sabiduría de la vida. No os dejéis vencer por el pesimismo".
Tercera, sobre la cultura de la vida: "es preciso poner la cara para defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural; debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar para salvar vidas".
Cuarta, sobre el afán de dinero: "el poder y el dinero son como la ginebra en ayunas: marean; la altura marea; por eso cuanto más grande seas, cuanto más poder, más dinero, más prestigio tengas, más humilde "tenés" que ser".
Quinta, contra los sacerdotes que no bautizan bebés de madres solteras: "estos son los hipócritas de hoy, los que clericalizaron a la Iglesia, los que apartan al pueblo de Dios de la salvación. Y esa pobre chiza que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo la valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en parroquia para que se lo bauticen".
Sexta, sobre el episcopado argentino: "descuidamos fácilmente el ministerio de la predicación y, para vergüenza nuestra, nos continuamos llamando obispos.
Séptima, sobre la explotación laboral: "cuando el trabajo no es lo primero sino que lo primero es la ganancia, la acumulación de dinero, ahí empieza una catarata descendente de degradación moral".
Octava, sobre el futuro económico: "si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni para los ricos". Novena, en la primera homilía a los cardenales: "si la Iglesia no proclama a Jesús se convierte en una ONG".
Décima, a los obispos españoles en los ejercicios que les impartió: "la verdadera conversión es dejar de mirar los propios intereses para mirar los de Cristo Jesús". Diez frases, diez mensajes del Papa Francisco que iluminan con fuerza el horizonte de la historia.
Quizás los mejores comentarios no son los que sirven de titulares a los periódicos sino los que brotan del corazón y de los labios de la gente sencilla, que condensa sus sentimientos en una frase: "me gusta este Papa". Aunque en el titular periodístico haya puesto "decálogo", la intención de estas líneas es recoger algunas de las frases más contundentes del nuevo Papa, frases que ha escrito o pronunciado como obispo, como cardenal y ahora como pontífice de la Iglesia católica. Se trata sólo de una selección, naturalmente personal, pero que puede invitarnos a hondas reflexiones.
Elegiría estas frases:
Primera, en su primer saludo al mundo: "comenzamos este camino, obispo y pueblo unidos, juntos, en hermandad, amor y confianza", tres palabras que pueden ser el santo y seña de su pontificado.
Segunda, en el encuentro con los cardenales: "¡Ánimo! La mitad de nosotros tenemos una edad avanzada, pero la vejez es la sede de la sabiduría de la vida. No os dejéis vencer por el pesimismo".
Tercera, sobre la cultura de la vida: "es preciso poner la cara para defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural; debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar para salvar vidas".
Cuarta, sobre el afán de dinero: "el poder y el dinero son como la ginebra en ayunas: marean; la altura marea; por eso cuanto más grande seas, cuanto más poder, más dinero, más prestigio tengas, más humilde "tenés" que ser".
Quinta, contra los sacerdotes que no bautizan bebés de madres solteras: "estos son los hipócritas de hoy, los que clericalizaron a la Iglesia, los que apartan al pueblo de Dios de la salvación. Y esa pobre chiza que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo la valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en parroquia para que se lo bauticen".
Sexta, sobre el episcopado argentino: "descuidamos fácilmente el ministerio de la predicación y, para vergüenza nuestra, nos continuamos llamando obispos.
Séptima, sobre la explotación laboral: "cuando el trabajo no es lo primero sino que lo primero es la ganancia, la acumulación de dinero, ahí empieza una catarata descendente de degradación moral".
Octava, sobre el futuro económico: "si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni para los ricos". Novena, en la primera homilía a los cardenales: "si la Iglesia no proclama a Jesús se convierte en una ONG".
Décima, a los obispos españoles en los ejercicios que les impartió: "la verdadera conversión es dejar de mirar los propios intereses para mirar los de Cristo Jesús". Diez frases, diez mensajes del Papa Francisco que iluminan con fuerza el horizonte de la historia.
Antonio
Gil
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