"Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles diciendo:
- Dichosos los pobres en su corazón, porque suyo es el reino de los cielos.
Dichosos los que sufren, porque serán consolados.
Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra que Dios les ha prometido.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán satisfechos.
Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos.
Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.
Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque suyo es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros, cuando la gente os insulte y os maltrate, y cuando por causa mía digan contra vosotros toda clase de mentiras. ¡Alegraos, estad contentos, porque en el cielo tenéis preparada una gran recompensa!"
Aquel día, en la ladera de la montaña, Jesús hizo su ceremonia particular de canonización. Sin pompas ni grandes ceremonias declaró que eran bienaventurados los pobres, los humildes, los que desean con todas sus fuerzas la justicia, los compasivos, los que tienen el corazón limpio, los que trabajan por la paz, los perseguidos...
Hoy celebramos Todos los Santos, es decir todas esas personas que nos han precedido y que, conociendo o no a Jesús, han seguido sus pasos en sus vidas. Porque santo es aquel que es verdaderamente pobre, el que no se siente poseedor de nada y lo comparte todo. Santo es el humilde, el que no intenta dominar ni buscar el poder sobre los demás. Santo es el que dedica su vida a la búsqueda de la justicia y no se calla ante las injusticias de la sociedad. Santo es el compasivo, el que sabe "padecer- con" los demás y hace suyos sus sufrimientos. Santos son los que tienen el corazón limpio, los que saben mirar el mundo y la vida con ojos puros, claros, transparentes. Santos son aquellos que trabajan por la paz, aquellos que a su alrededor generan concordia y amor. Santos son los perseguidos por hacer el bien, aquellos que no se doblegan por la moda, ni por las órdenes que otros puedan darles, sino que buscan en cada momento qué es lo más justo y lo hacen.
Hoy es la festividad de muchas personas anónimas. Gente con la que nos cruzamos a diario y que marchan por ese camino de santidad. Personas buenas que se sacan el pan de su boca para alimentar a sus hijos. Miles de voluntarios que dedican su tiempo a los presos, minusválidos, jóvenes en peligro de exclusión social... Personas que dan su vida por causas justas. Misioneros que luchan contra la miseria y por la justicia en el Tercer Mundo... La mayoría nunca serán elevadas a los altares, pero son los verdaderos herederos del Cielo, porque han dado su vida para los demás. Ese Cielo que no es sino la unión definitiva con Dios.
Joan Josep Tamburini
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