domingo, 18 de noviembre de 2012

COMENTARIOS SOBRE EL APOCALIPSIS



Para mí, son los evangelios, los que me dan muchas más referencias y con mucha más claridad…, sobre los caminos que se han de recorrer en esta vida. Estas referencias se obtienen más fácilmente en la Biblia, que en una acertada navegación por internet. Y no me refiero yo exclusivamente, a los pasos que hay que dar para circular por la vida espiritual, sino también y con muchos detalles, a los pasos que hemos de dar para caminar también por la vida material, tanto en su aspecto social, intelectual, o artístico como en el comercial y en general en todos ellos. A los niños desde pequeños, tendríamos que apasionarlos por todos los textos bíblicos y decirles que la Biblia es un libro que tiene más sabiduría que el Libro gordo de Pepete. Pero es el caso, de que si nosotros no la leemos ni le sacamos jugo a la lectura espiritual, ¿cómo vamos a conseguir, que los niños se apasionen? si empezamos porque nosotros mismos, no estamos apasionados por ella. Esta claro que en este mundo, nadie da lo que no tiene.

Los evangelios, como todos los libros y documentos que componen la Biblia, fueron escritos en distintos momentos de la vida de la humanidad, por hombres cuyas plumas eran dóciles a las mociones e inspiraciones del Espíritu Santo y en sus escritos, no solo se habla de hechos espirituales sino también de los materiales, que formaban parte la vida de estos santos hombres, hace ya cuando menos, 2000 años o más. Como es lógico, estos hombres, no podían decirnos nada sobre los aviones o el ferrocarril, escribían conforma a sus primitivos conocimientos y uno se sorprende, de que nunca llegasen a escribir algo, que ahora básicamente estuviese en contradicción, con los numerosos descubrimientos posteriores que se han hecho, en física, medicina, u otras disciplinas del orden material. Realmente era Dios quien nos escribía con la pluma de estos, santos varones que muchas veces eran ignorantes hombres. Revisemos el caso de los evangelios, en sus escritores, los había, desde recaudador de impuestos de baja categoría administrativa, hasta pescadores pasando por un denominado médico, al que hoy día posiblemente, no le daríamos ni la categoría de curandero.

Y en estos cuatro maravillosos libros, que cada una de las frases recogidas en ellos, podemos ver que se encuentra un pozo sin fondo de sabiduría. En estos libros se nos dan desde meros consejos, hasta imperativas órdenes de inexcusable cumplimiento. Desde los mandamientos hasta los consejos evangélicos, pasando por las numerosas aseveraciones, que se pueden leer. En su lectura nos encontramos con una peculiar forma de expresar lo que Dios desea de nosotros, ya que esto se realiza por medio de parábolas, hipérboles, a las que tan aficionado era el Señor, mandamientos, aseveraciones y consejos y todo dentro de una simbología muy del gusto oriental, que muchas veces no comprendemos, pues hemos nacido y mentalmente nos han formado, en otro mundo distinto, en que no hay posibilidad de darle margen a la imaginación y donde 2 más 2 son cuatro, y al que dice que son 5 me lo encierran en un manicomio, aunque este sea un catedrático de ciencias exactas.

Y esta mentalidad nuestra, nos ha apartado de la lectura de varios libros maravilloso de la Biblia, pero sobre todo me quiero referir aquí, al Apocalipsis de San Juan, que nos da las claves de muchas inquietudes actuales de las personas, sobre muchos temas escatológicos o de nuestras postrimerías, que tanto nos interesan, quizás mirando desde un ángulo simbológico estos se justifique por ser el Apocalipsis el último libro de la Biblia. El Apocalipsis es un libro misterioso, en el que la simbología campea a su anchas, pues es el libro en el que podemos encontrar: señales, sellos, símbolos, copas, visiones, trompetas, tronos, plagas, ángeles, bestias, dragones, lagos de azufre, alas, cabezas, cuernos, guerras, números, multitudes, mensajes y sobre todo misterio. El Apocalipsis contiene todos estos términos. Pero, ¿qué significan? Son un conjunto de figuras simbológicas, lo cual le hace a este libro ser incomprendido, hasta tal extremo de que muchos piensan que está redactado para no ser comprendido. Pero es un importante libro que da respuestas a muchas preguntas nuestras y que a medida que se avanza en el desarrollo de nuestra vida espiritual, muchas incógnitas se nos despejan.

El Apocalipsis es sobre todo un libro de revelaciones y para llegar a esta conclusión, basta con leer el comienzo del libro que dice: “Revelación de Jesucristo, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. Él envió a su Angel para transmitírsela a su servidor Juan. Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo”. (Ap 1,1-2). ¡Ah! y que nadie se inquiete por la palabra “pronto”, que aquí se emplea, que es mucha la tela que hay aquí para cortar, para saber cuál es el valor de este vocablo. ¡Tranquilos! aún queda mucho tiempo que pasar en este valle de lágrimas y salvo que el Señor no disponga otra cosa, ninguno de los que ahora vivimos vamos a ver el temido fin del mundo. En la lectura de este libro y en la de otros textos bíblicos en especial en los Evangelios, se hace alusión a un terrible fin, que muchas veces es el de la destrucción de Jerusalén por las legiones romanas de Tito, lo cual ya sucedió. El Señor: “Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita”. (Lc 19, 41-44). Pero aquí, se mezclan las dos catástrofes y el término Apocalipsis ha quedado como vocablo que expresa la peor de las catástrofes.

En cuanto a la estructura del Apocalipsis podemos estimar la existencia de cuatro partes:

1ª.- Introducción y cartas a las Iglesias (Ap 1-3). Son una serie de evaluaciones, buenas y malas, a siete comunidades cristianas, no se trata de unas epístolas, aunque se les parece.

2ª.- El Cordero, los Siete Sellos y Trompetas (Ap 4-11). Se encuentran aquí muchos símbolos que hacen alusión a la liturgia cristiana primitiva.

3ª.- El Dragón y el combate (Ap 12-20). Se menciona aquí la historia de un combate cósmico para explicar el sentido histórico simbólico de las luchas de los primeros cristianos con el imperio romano.

4ª.- Está dedicada a descripción de la Nueva Jerusalén (Ap 21-22). Es la visión final que nos muestra a esperanza: la tierra y el cielo son hechos de nuevo, Jerusalén, como símbolo de la ciudad de Dios, es toda la Tierra donde ahora Dios habita directamente en medio de todos los hombres. El Apocalipsis y por lo tanto la Biblia terminan con la alusión a la Parusía, es decir, a la segunda gloriosa venida de Jesucristo a la Tierra.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

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