Dejo aquí, tan sólo, unas ideas que me rondan últimamente por la cabeza.
Veo dos caminos erróneos para realizar lo que llamamos Nueva Evangelización:
- Creer que se trata de anunciar la doctrina cristiana a golpes de catecismo y de sermón. Creer que se trata de anunciar verdades, dogmas, creencias.
- El otro camino erróneo es creer que se trata de una venta, de buscar seguidores a toda costa y predicar una verdad-por-encargo, que no sería si no una farsa. No se trata de convertir el Evangelio en una moda, sino en una vida.
El Evangelio ni son unas verdades a creer, ni algo que no haga cambiar en nada nuestra vida cómoda. Evangelizar es remover el interior de las personas, es cambiar su vida.
Se evangeliza con la vida, no con palabras. El evangelizador tiene que ser un evangelio viviente. Todos hemos tenido profesor que, por ejemplo, sabían muchas matemáticas o mucha literatura. Pero, aquellos que nos enseñaron de verdad, fueron aquellos que amaban las matemáticas y la literatura; que para ellos eran su vida. Eso lo notábamos cuando impartían las clases.
Creo que la Nueva Evangelización, parte de aquellos cristianos que viven profundamente el Evangelio. Esas personas, sin apenas palabras, pero con su vida intensa, son los verdaderos evangelizadores. De la Nueva y de la de siempre...
Joan Josep Tamburini
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