Intervención de Mons. Nicolas Djomo Lola, Obispo de Tshumbe (Rep. Democrática del Congo), en el Sínodo para la Nueva Evangelización 2012.
Durante los últimos decenios, la Iglesia en la República Democrática del Congo ha sentido la necesidad y la urgencia de proceder a lo que ella denomina una “evangelización en profundidad”.
Nuestro contexto, como en otros países africanos, ha estado, y sigue estándolo, dominado por las guerras y la violencia con sus consecuencias desastrosas sobre el hombre y la sociedad. Las guerras y la violencia han desestructurado a las personas y la vida social tanto a nivel psicológico, como moral y espiritual. Cristianos y no cristianos, frágiles, desorientados y angustiados se ponen a la búsqueda de soluciones fáciles. Las encuentran recurriendo, en nuestro perjuicio, tanto a la brujería como a las sectas e iglesias llamadas “del despertar”. Éstas, en su propuesta del Evangelio, privilegian la lucha contra los malos espíritus, a menudo identificados con los miembros cercanos de la familia, lo que destruye aún más las relaciones en el seno familiar.
Considerando estos desafíos arriba mencionados y basándonos en la experiencia de la Iglesia familia de Dios de la República Democrática del Congo, sugerimos:
• Insistir sobre un nuevo dinamismo de las experiencia de las comunidades eclesiales vivas de base, como lugar donde debe ser agudizado el sentido eclesial, viviendo en una comunidad a escala humana, que se preocupe por una fe viva, de amor y de esperanza, que celebre, que rece.
• Recordar la importancia de la evangelización como proceso de educación y de formación continua en la fe, poniendo al alcance de los evangelizados la Palabra de Dios gracias a la lectio divina, muchas veces recordada por el Santo Padre. Se trata de poner el acento sobre la dimensión de la experiencia de la fe, como encuentro personal con Cristo a través de la oración, la vía sacramental y una vida comprometida al servicio de los demás.
• Prestar una mayor atención a la pastoral familiar. La familia es el lugar donde se forja el futuro de la humanidad y se concreta la frontera decisiva de la nueva evangelización. La familia debe ser transfigurada por la Buena Nueva de Cristo; tiene que volver a ser el lugar donde se aprende el camino de la fraternidad, del amor, de lo auténticamente humano más allá de cualquier frontera entre tribus y pueblos.
• Recordar la urgente necesidad de la formación, la educación y el acompañamiento de los jóvenes. En la perspectiva de una nueva evangelización, debemos poder desarrollar una catequesis susceptible de orientar a los jóvenes hacia el encuentro personal e íntimo con Cristo. Así formados y sobrecogidos por la fuerza del Evangelio, los jóvenes podrán contribuir generosamente al surgimiento de una África tranquilizada, justa, segura y próspera.
Autor: Mons. Nicolas Djomo Lola
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