VIRGEN MARÍA: ¡ABRACEN EL DON DE INMUNIDAD, HIJOS! APRÉCIENLO PORQUE ES UN DON EXCEPCIONAL DEL CIELO.
Sábado, 25 de agosto del 2012, a las 12:00 hrs.
Mi niña, el Cielo se regocija. El Coro de los Ángeles está cantando en voz alta en alabanza de Mi Padre.
Su Gloriosa Misericordia, otorgada por El, a través de la Gracia de Inmunidad especial, está siendo aclamada con gran amor y alegría, por todos los Ángeles y Santos del Cielo.
Mis hijos no entienden todavía el significado de este gran Don de Misericordia, dado por el Padre, Dios el Altísimo.
Ustedes, hijos Míos, ahora tienen el poder de salvar a los otros, las almas perdidas.
Esto significa que el poder del maligno, puede ser conquistado de una manera que no era posible hasta ahora.
Las mentiras, el engaño y el odio, que el maligno planta en las mentes de los hijos de Dios, pueden ser inutilizadas, si las oraciones dadas a aquellos que aman a Mi Hijo, son presentadas delante del Trono de Mi Padre.
¡Abracen el Don de la Gracia de Inmunidad hijos!
Aprécienlo, porque es un Don excepcional del Cielo.
Este les prueba a ustedes el Amor de su Padre por cada uno de Sus amados hijos.
Este es uno de los grandes milagros, presentados a todos los hijos de Dios, en los Tiempos del Fin.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Reina del Cielo, Madre de la Salvación
EL ODIO ES LA CAUSA DE TODO EL MAL EN EL MUNDO Y ÉSTE TOMA MUCHAS FORMAS
Domingo, 26 de agosto del 2012, a las 18:30 hrs.
Mi muy querida y amada hija, el odio es la causa de todo el mal en el mundo y éste toma muchas formas.
La hostilidad en contra de otra persona brota del miedo, el miedo de que esa persona pueda herirte de alguna manera.
Los desacuerdos con otra persona, pueden ocurrir por el pecado del orgullo. Esto es cuando sientes que debes probar tu valor, a toda costa, incluso si estás equivocada.
Los celos se convierten muy pronto en odio, aunque pueden ser leves al comienzo.
El desagrado de uno mismo, comienza porque comparas tu vida con la de otros, que sientes que han tenido mejor fortuna que tú.
Muy pronto, este desagrado se desarrolla en odio de sí mismo y del propio cuerpo. Esto entonces lleva a los pecados de la carne.
El odio puede también desarrollarse por el pecado de codiciar las riquezas de otros.
Esto puede conducir a la guerra, cuando un país codicia las riquezas de otros.
O puede significar el permitir la codicia de consumir tu alma, cuando apeteces las mismas riquezas mundanas de tu prójimo.
La envidia también se convierte en una forma de odio, especialmente cuando, no importa cuán fuerte trates de emular a otros, fallas en alcanzar lo que te propusiste hacer.
Todos los pecados, si se les permite persistir, pueden conducirte hacia el odio.
Cuando tú sientes odio, debes saber que Satán ha logrado invadir tu espíritu.
Cuando esto suceda, él te sostendrá en un control férreo y no te dejará en paz.
No importa cuánto trates de soltarte de su control, él te sostendrá toda la vida. Tu única arma es la oración.
Reza, reza, reza cuando el odio surge en ti, porque hasta que éste te deje, nunca podrás sentir paz, amor o alegría de nuevo.
Cuando el odio se apodera de tu corazón y de tu alma, llegas a estar un paso más alejado de Mí, tu Jesús.
Tú sufres terriblemente y sientes una ira e impotencia que no puedes controlar.
Nunca creas la mentira final que Satán plantará en tu alma, cuando él haya echado su manto de odio sobre ti.
La mentira es ésta: tu odio solo puede ser disipado cuando busques la venganza final sobre el blanco de tu odio.
¿Qué hacer cuando el odio te envuelva? El poder del amor puede evaporar el odio, instantáneamente.
Cuando reces y Me pidas que te ayude, Mi respuesta será ésta: perdona a tus adversarios y a aquellos que crees son la causa de tu odio.
Pero para perdonar debes humillarte ante Mí y pedirme que te perdone primero.
Una vez que perdones a aquellos que odias, debes entonces reparar por tu pecado.
Muestra amor a tus adversarios. Combate el odio, una perversa y peligrosa enfermedad del alma, con amor.
El amor es la cura para liberar tu alma de esta infestación.
Cuando puedas hacer esto, tu habrás vencido a Satán y él te dejará en paz.
Nunca tengas miedo de combatir el odio en tu alma, aunque lo encuentres muy difícil.
Si el odio puede ser diluido de esta forma, por la humildad del pecador, la paz reinará en el mundo.
Tu Jesús
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