sábado, 29 de septiembre de 2012

EL DON DE SANACIÓN DEL PADRE KELLY CONGREGA EN LA SECULARIZADA BARCELONA A MÁS DE 400 PERSONAS



Lleno total en la Balmesiana.

Dios sigue haciendo milagros y la gente se agolpa, como en los tiempos de Cristo, a pedir una sanación. Eso pasó en la Ciudad Condal, desbordando las previsiones.

Jaime Kelly, misionero del Sagrado Corazón, un irlandés que trabaja desde hace décadas en Venezuela, predicó el pasado fin de semana en la Fundación balmesiana, que acogía a la asamblea de la Renovación Carismática en Cataluña.

La fama de tener "don de sanación", de que cuando ora por los enfermos muchos se curan, atrajo a más gente de la que cabía en el lugar, y en las oraciones del sábado la organización se vio obligada a cerrar las puertas por lleno total. En un lugar con capacidad de 300 pasaron casi 500, incluyendo grupos que venían en autobuses de Lérida, Tortosa y Reus.

En el encuentro habló Sara Quiroz, la joven madrileña que no podía caminar y se curó en la asamblea carismática nacional de verano de 2011. Contó su testimonio: cómo el cura oró por ella, le miró a los ojos, le preguntó si creía que Jesús podía curarle y le exhortó: "en el nombre de Jesús, Sara, ¡vamos a caminar!" Y caminó y sigue sana.

El padre Kelly quiso insistir en que es Dios el que cura a los enfermos, y por eso hizo que los asistentes rezaran todos unos por otros en parejas, con el gesto de imponer las manos en la cabeza y repitiendo sus oraciones.

También se pidió a Dios, durante una intensa adoración eucarística, que curase (y convirtiese y ayudase) a todos los asistentes. Como suele suceder en las oraciones de estilo carismático, abundó la música, a veces festiva (en las alabanzas iniciales), otras veces solemne (en la adoración), siempre muy participada por los asistentes.

En la predicación, Kelly fue exigente en sus peticiones de conversión y de rechazo al pecado. Algunos asistentes puntuales, alejados de la vida eclesial invitados por conocidos o amigos, lo encontraron "duro". Pero las personas más integradas en la Iglesia y sus enseñanzas de moral exigente no se escandalizaron.

En todos los descansos y espacios en los que el padre Kelly no dirigía la oración pública o las enseñanzas, era asaltado incansablemente por personas que le pedían oración personalizada. Algunas tenían molestias muy menores, que no justificaban el acoso incesante al sacerdote. Otros tenían casos muy graves o dolorosos, especialmente las familias que venían de fuera de Barcelona, incluso de Madrid y otras regiones, con niños enfermos. Kelly impuso las manos sobre la cabeza de cada persona que se lo pidió y oró con paciencia por todos.

El misionero también remitió a los asistentes al sacramento de la confesión: ocho sacerdotes estuvieron confesando largos ratos.

El domingo por la tarde presidió la misa el cardenal Lluís Martínez Sistach, que predicó acerca del Espíritu Santo y la necesidad de abrirse a Él. En pasillos, comentaba a la organización de la Asamblea que los cristianos deben tener claro que quien sana y salva es Jesucristo, y no un sacerdote en particular aunque tenga un don especial de sanación.

Lo cierto es que en Barcelona no se vio un caso como el de Sara en Madrid, con una mejoría evidente, aunque el padre Kelly explicó que Dios ponía en su interior el convencimiento de que varias personas se habían curado de distintas dolencias, que fue enumerando. "Pero son cosas que no se pueden contrastar hasta pasar por el médico y dejar pasar un tiempo", explica José Antonio Godina, coordinador de la Renovación en Cataluña. Por ejemplo, en la asamblea de Madrid se curó un niño con déficit de hormona del crecimiento, que llevaba un año sin crecer nada... pero no se pudo comprobar hasta dos meses después.

(El pequeño Alejandro no creció nada durante un año... hasta que el padre Kelly rezó por él)

El padre Kelly se alojó con los misioneros de su congregación del Sagrado Corazón. En su iglesia fue reconocido cuando decía misa al día siguiente y un feligrés le llevó a su casa para que rezara por otro enfermo. Pero tuvo tiempo para visitar algunos sitios. Un matrimonio de la Renovación Carismática le llevó en coche a dos lugares emblemáticos: el templo del Tibidabo, ligado a la espiritualidad del Sagrado Corazón, desde donde oró por la ciudad de Barcelona, y el Monasterio de Montserrat, donde pudo orar por toda Cataluña. También visitó la basílica de la Sagrada Familia.

La siguiente etapa del padre Kelly después de Cataluña es Tenerife, donde participa también en oraciones de la Renovación Carismática, siempre abiertas a todo el mundo.

Pablo Ginés / Forum Libertas

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