miércoles, 19 de septiembre de 2012

CUANDO SE CONFUNDE EL AMOR



El amor de Dios nos invita a dar sin esperar nada, a perdonar, que son la moneda del amor con la que se compra la verdadera felicidad.

La vida está llena de sorpresas, situaciones que nos admiran y al mismo tiempo nos entristecen.

El mundo y los hombres sin Dios, buscan a toda costa su propia felicidad, aun a costa de los demás. El amor de Dios nos invita a dar sin esperar nada, a llevar el perdón y el sacrificio, que son la moneda del amor con la que se compra la verdadera felicidad. Espero que aproveches estas reflexiones para que ames de verdad, con las características reales del amor, y no te conviertas en un producto de la sociedad que no solo te lleva al capricho de no pensar en los demás, sino a llenarte de ti mismo.

El amor es paciente y da tiempo a la relación para que crezca.

El capricho es impaciente, imprudente, impulsivo e irrazonable.

El amor se controla a sí mismo y desea lo mejor para el otro.

El capricho es obstinado y exige que se hagan las cosas a su manera.

El amor se centra en la persona y en su carácter y no sólo en sus rasgos exteriores.

El capricho se basa sobre expectativas y condiciones idealistas, irreales y egoístas.

El amor no puede separarse de Aquel (Dios) que es amor; por eso va junto con la fe, a la que da significado, y ésta pone propósito en el amor.

El capricho se enreda con las sensaciones del momento y con frecuencia aleja a Dios.

El amor se edifica en la aceptación de sí mismo y supone lo mejor en el otro mediante una confianza implícita.

El capricho, con frecuencia, está inseguro de sí mismo, lo que le pone celoso y hace posesivo del otro. Esto se manifiesta en peleas constantes.

El amor se construye sobre la amistad, si se rompe la relación, cada uno queda mejor por haberse conocido.

El capricho tiene una base insegura, y deja cicatrices y recuerdos dolorosos.

El amor es veraz y se caracteriza por una comunicación sincera y honrada.

El capricho es falso, porque teme compartir su verdadero yo y ser rechazado.

El amor es fiel a los valores personales, aunque arriesgue la terminación de la relación.

El capricho puede cometer acciones objetables por temor a perder al otro.

El amor soporta los altibajos de la vida, porque sabe que los sentimientos y las circunstancias no alteran el compromiso de amar.

El capricho crea nerviosismo en la amistad.

El amor mejora la calidad de una persona.

El capricho y sus traumas, consumen la energía, lo que hace sufrir en los estudios, el trabajo y la amistad; por lo tanto, sufre la calidad de la persona.

El amor mejora la confianza en sí mismo.

El capricho tiende a engendrar dependencia y sentimientos inadecuados acerca de sí mismo.

El amor crece con el tiempo y perdura a pesar de la separación.

El capricho se debilita con el tiempo y la separación.

No dejes de tomar tu decisión, pero no tardes mucho, pues puede ser que sea el señor Capricho que llevas dentro, que te tiene atado y no te deja crecer...

Autor: P. Dennis Doren L.C.

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