Mensaje del 2 de Agosto de 2012
“Queridos hijos, estoy con vosotros y no me rindo. Deseo daros a conocer a mi Hijo. Deseo a mis hijos conmigo en la vida eterna. Deseo que experimentéis la alegría de la paz y que obtengáis la salvación eterna. Oro para que superéis las debilidades humanas. Oro a Mi Hijo, para que os conceda corazones puros. Queridos hijos míos, solo los corazones puros saben cómo llevar la cruz y saben cómo sacrificarse por todos los pecadores que han ofendido al Padre Celestial y que también hoy lo ofenden, porque no lo han conocido. Oro para que conozcáis la luz de la verdadera fe que viene solo de los corazones puros. De este modo, todos aquellos que están cerca de vosotros experimentarán el amor de Mi Hijo. Orad por aquellos que Mi Hijo ha elegido, para que os guíen por el camino de la salvación. Que vuestra boca esté cerrada a todo juicio sobre ellos. Os doy las gracias.”
La Virgen María no se rinde. Este es el motivo de tantas manifestaciones y encuentros con sus hijos. Nosotros no podemos rendirnos en esta lucha que mantenemos con los enemigos del alma: mundo (el mundo malo), demonio (siempre malo) y carne (concupiscencias y exaltación de las pasiones, utilizar la sexualidad como arma política).
La Virgen quiere darnos a conocer a Su Hijo, a Jesucristo. Por eso no se cansa de llamarnos a la conversión, al encuentro personal con El. Desea María que algún día estemos con ella en el cielo. Para ello hay que ir siempre por el camino correcto, cuidando la vida interior.
En un mundo triste y desesperanzado, la Virgen quiere darnos la alegría de la paz. Donde hay paz hay armonía, equilibrio espiritual y social. Pero parece que no terminamos de valorar esta alegría divina que nos proporciona la Gracia de Dios.
Somos débiles, pero la Virgen ora en el cielo, y desde la tierra, para que podamos nosotros superar nuestras propias flaquezas. Lo podemos hacer con la ayuda del Señor: “Todo lo puedo en aquel que me da la fuerza”, dice San Pablo.
Los corazones puros son los que verán a Dios. Los limpios de corazón descubren la grandeza de la Cruz asumida con amor, y ofrecida por todos aquellos que están muy lejos de Dios. No podemos cortarnos, avergonzarnos, de hablar de pureza. Otros hablan miserablemente de una sexualidad desbocada y sin límites. Los cristianos hablamos de limpieza de vida, de orden en la naturaleza, de una visión de la vida digna del hombre.
La Virgen María ora para que conozcamos la luz de la fe. Pronto comenzaremos el Año de la Fe. Una buena oportunidad para acercarnos más a María, modelo de fe. “Bienaventurada tú que has creído”. Falta mucha fe en el hombre de hoy, en el cristiano, en las almas comprometidas y consagradas. Sin fe no se puede agradar a Dios. “Creemos Señor, pero auméntanos la fe”. Que los que se acerquen a nosotros puedan de verdad experimentar el amor a Jesús. Esto se llama evangelizar.
Y la Virgen pide que roguemos especialmente por los sacerdotes. Llamados a servir con la Palabra de Dios y los Sacramentos. Este sábado es la fiesta del Santo Cura de Ars, patrón universal de los sacerdotes. Os rogamos una oración por nosotros. Si los sacerdotes somos más santos, la Iglesia y el mundo irán mejor.
Que la Virgen nos siga haciendo llamadas a la fidelidad, y que nosotros la escuchemos con gratitud de hijos.
Juan García Inza
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