Dios se conoce a Sí mismo y a cada cosa creada perfectamente.
Ni siquiera una hoja delgada del pasto o el más pequeño insecto escapa a Sus ojos.
La sabiduría no es parte de Dios como es parte de mí: es Dios.
LA SABIDURÍA ES LA MERA ESENCIA DE DIOS.
No hay criatura, ni siquiera el más exaltado ángel, que pueda entender a Dios o tener perfecto conocimiento de Él.
Sólo Dios se conoce a Sí mismo y la Sabiduría está en lo más profundo de Dios.
Dado que Dios se conoce perfectamente y sólo existe en Él, me conoce perfectamente.
Me conoce tan perfectamente que es imposible para Él conocerme mejor. Todas mis acciones, pensamientos y deseos los sabe.
Dios me conoce porque existo. Su constante pensamiento de mí permite que exista.
Dios realmente me conoce y por esa razón, yo soy.
Su sabiduría determina el camino de miles de mundos conocidos y desconocidos en el universo. Cada uno avanzando en el espacio a una velocidad fantástica, en la órbita descrita por Dios. Hombres y naciones van y vienen pero estas moles gigantes de Su sabiduría avanzan a una velocidad que podemos determinar al segundo.
Pienso que la creación es producto de Su poder, pero también es manifestación de Su sabiduría - desde el más pequeño animal hasta la flor más exótica de la jungla inexplorada - cada una de las cosas es una perfecta obra de arte, gritándole fuerte a mi alma la sabiduría y la gloria del Señor.
Mi propia alma es prueba de Su Infinita Sabiduría pues Él la creo a Su propia imagen y semejanza. ¡Qué maravilla para testimoniar! El más glorioso atardecer, el más escarpado de los paisajes y la belleza del océano se desvanecen en la nada en comparación con la Sabiduría de Dios como se manifestó en la creación de mi alma.
LA SABIDURÍA DE DIOS Y MI SABIDURÍA SON POLOS APARTE.
Para mí, una cosa debe existir para que la pueda conocer, pero para Dios es diferente: Él debe conocerla para que pueda existir.
La sabiduría de Dios me conocía mucho antes de que existiera, me dio el ser y sostiene cada respiración de cada momento
Dios, que mantiene la existencia de todo, conoce cada detalle de Su creación: La conoce con claridad y sin confusión u oscuridad.
Ni el más pequeño insecto o molécula escapa a Sus ojos o a Su providencia.
No sólo conoce todas mis acciones sino cada uno de mis deseos y el latido de mi corazón.
Nada se Le escapa y nada me sucede sin que Él lo sepa, permita u ordene.
Mi futuro está delante de él tan claramente como el presente. Más que eso, toda mi vida está delante de Él tan claramente y tan distintamente antes de que creara nada.
Desde toda la eternidad me conocía y lo seguirá haciendo por todos los millones y billones de eras que están por venir.
La sabiduría de Dios es tan grande que también conoce exactamente lo que pensaría en cada posible circunstancia y situación; y me ha puesto en el estado de vida que resulta mejor para mi salvación.
Este conocimiento total se extiende a todas las criaturas, incluso a todas las criaturas que podría crear pero que nunca creará.
UN DIOS OMNISAPIENTE ME AMA
Puedo obtener un gran beneficio para mi alma cuando pienso en Su sabiduría. La contemplación de este atributo llena mi alma con asombro, reverencia y un profundo sentido de Su grandeza. Mi Dios no es un pequeño Dios sino, de hecho, un Dios grandioso.
Este atributo produce en las profundidades de mi alma una gran humildad y me doy cuenta de mi ser finito. Toda la sabiduría y conocimiento de todos los ángeles y hombres combinados son como un grano de arena de la playa comparados con el conocimiento y sabiduría del Padre.
Su sabiduría me produce una alegría interior y una gran paz cuando comienzo a entender que Él es maravilloso. Su conocimiento perfecto me conforta en tiempos de pena, me da paciencia en el dolor y seguridad cuando sé que puedo dirigirme a Él en cualquier momento, en cualquier lugar y hablarle como un amigo le habla a otro amigo.
Cuando me entristezco al pensar en lo que voy a dejar o en que puedo perder todas las cosas de este mundo, veo las cosas en relación a Dios y así puedo darme cuenta de su verdadero valor.
Tiendo a juzgarlo todo en relación a mí en vez de usar los ojos de Dios. No puedo juzgar todo sólo por sus buenas o malas consecuencias en mí. Tengo que trascender las apariencias y buscar la Sabiduría de Dios a través de los ojos de la fe y evaluar todo con los ojos de Dios.
Debo mirar a mi prójimo y apreciar el valor que tiene ante Dios a cuya imagen ha sido creado y no juzgarlo por los sentimientos que pueda generar en mí.
Oración: Oh Dios, permite que tu Sabiduría llene mi alma con humilde asombro y exultante alegría por Tus perfecciones.
Oh Divina Sabiduría, en Ti está el Espíritu del Entendimiento: santo, uno, elocuente, activo, seguro, dulce, amando lo que es bueno, rápido, beneficioso, amable, seguro, con todo el poder, velando por todo, conteniendo todos los espíritus, inteligible, puro.
Eres más activo que todas las cosas activas y llegas a todo lugar y lo penetras todo por tu Pureza. Eres el vapor del Poder de Dios y una emanación pura de la Gloria de Dios y por lo mismo nada imperfecto viene de Ti.
Eres la brillantez de la Luz Eterna y del espejo sin mancha de la Majestad de Dios; y la imagen de Su Bondad. Y, al ser uno, puedes hacer todas las cosas y mantenerte siempre igual, lo renuevas todo en todas las naciones. Converges en las almas santas y haces amigos de Dios y los profetas.
Eres más hermoso que el sol y estás por encima de todas las estrellas, comparado con la luz eres la fuente de ella. Para las estrellas llega la noche, pero tú nunca eres vencido por el mal.
Llegas del principio al fin poderosamente y lo ordenas todo dulcemente.
(Sab. 7:22-30)
Publicado por Wilson f.
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