HISTORIAS SOBRE MARÍA # XXX

Refiere el Padre Roviglione, de la Compañía de Jesús, que un joven tenía la devoción de visitar todos los días a una imagen de la Virgen de los Dolores, que tenía siete espadas en el pecho.

Una noche el infeliz tuvo la desgracia de cometer un pecado mortal. Habiendo ido por la mañana a visitar la imagen, vio en el pecho de la Virgen Santísima, ya no siete, sino ocho espadas, y mientras estaba absorto contemplándola, oyó una voz que le decía que aquel pecado había añadido la octava espada al corazón de María, por lo cual, enternecido y compungido fue a confesarse sin demora, y por la intercesión de su abogada recobró la divina gracia.

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Se apareció un día María Santísima a la Beata Coleta, franciscana, mostrándole en el reflejo de una fuente al Nino Jesús hecho pedazos, le dijo:-Así tratan los pecadores continuamente a mi Hijo, renovándole a Él la muerte y a mí los dolores. Hija mía, ruega por ellos para que se conviertan.

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A esto se añade otra visión que tuvo la venerable Sor Juana de Jesús y María, también franciscana. Meditando ésta un día en el Nino Jesús perseguido por Herodes, oyó un gran ruido como de gente armada que perseguía a alguna persona, y luego vio delante de si a un hermosísimo niño que huía fatigado y le decía:

-Juana mía, ayúdame, escóndeme… Yo soy Jesús Nazareno, huyo de los pecadores que me quieren matar, y me persiguen como Herodes, líbrame tú.

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En las cartas anuales de la Compañía de Jesús se lee que en la Indias, al querer salir de su habitación un joven para cometer un pecado, oyó que le decían:

-Detente, ¿dónde vas?

Volvió la vista y vio una imagen de relieve de la Virgen de los Dolores, que estaba allí colocada, la cual, arrancándose la espada que tenía clavada en el pecho, se la presentó diciéndole:

-Ea, toma esta espada y hiéreme antes a Mí que a mi Hijo con este pecado.

Al oír estas palabras, el joven se postró en tierra, y arrepentido y llorando amargamente, pidió a Dios y a la Virgen el perdón por su falta, y fue perdonado.

San Alfonso Maria de Ligorio - Doctor de la Iglesia