Estoy destinado a ser feliz para siempre.
He sido escogido por Dios para ser Santo; esa es Su Voluntad.
En el Cielo veremos a Dios cara a cara y la fe entonces desaparecerá.
En el Cielo poseeremos a Dios, entonces la esperanza desaparecerá.
En el Cielo amaremos a Dios como Él se ama a sí mismo – entonces el amor permanecerá.
La fe, la esperanza y el amor en la tierra – y la Visión, la Posesión y la Unión con Dios en el Cielo no son dos vidas separadas que vivimos, simplemente dos etapas de la misma vida.
En la tierra se nos da la Fe, para ver a Dios ahora. En la tierra se nos da la Esperanza, para poseer a Dios ahora. En la tierra se nos da el Amor, para crecer en la unión con Dios ahora.
El Reino de los Cielos comienza ahora.
La Santísima Trinidad hizo su morada en mí en el Bautismo, debo ser consciente de su Presencia.
Por los dones del Espíritu Santo, recibidos en la Confirmación, se me dio el poder de atestiguar, por la santidad de vida, Su Presencia entre nosotros.
Debo aceptar el poder sanador de la Penitencia, el Sacramento de la Reconciliación, como el ungüento para mis arraigadas faltas.
¿Soy consciente de la Presencia Duradera de Jesús en mi alma después de que la Especie Sagrada de la Eucaristía se ha ido?
Debo escuchar cuando Dios le habla a mi alma a través de pensamientos buenos, inspiraciones e intuiciones.
He sido escogido por Dios para ser Santo; esa es Su Voluntad.
Estoy destinado a ser feliz para siempre.
Debo comenzar ahora, para que todo el Cielo viva en mí.
Por Wilson
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