Hace ya bastante tiempo leí esta historia. No recuerdo
dónde, por lo que desconozco su autor. Pero me gustó mucho:
"Encasquetado con un gorro de lana, vestido con
una camiseta de marinero y unos pantalones de pana, aquel anciano de blanca
barba, vendía globos en el parque.
Para llamar la atención de los compradores soltó un
globo rojo, que fue elevándose hacia el cielo, hasta convertirse en un punto a
penas visible... Hizo lo mismo con uno verde, que también se elevó hasta las
nubes. Y luego uno azul, y un amarillo... Todos subían y subían...
Hacía rato que lo contemplaba un niño negro, con
aquellos ojazos que sólo tienen los niños negros...Se acercó al anciano y le
preguntó:
- Ese globo negro que tiene, ¿también subirá tan alto
como los otros?
Rió el anciano y soltó el globo negro a la vez que le
decía:
- Pues claro
que sí. No es su color externo lo que hace subir los globos, sino lo que hay en
su interior..."
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