miércoles, 25 de julio de 2012

CUANDO UNA PUERTA SE CIERRA




Cuando una puerta se cierra, puedes quedarte tranquilo, porque de cualquier forma que suceda, Dios siempre tiene algo mucho mejor.

"Yo iré delante de ti, y te allanaré los lugares torcidos; haré pedazos puertas de bronce y cerrojos de hierro". Isaías 45:2

A veces nos desilusionamos mucho cuando una puerta se nos cierra.

Pero si vemos las cosas desde el punto de vista de Dios, tal vez haya algo que no alcanzamos a ver, seguramente hay un plan futuro, algo que ahora no entendemos bien, pero en lo que debemos confiar porque el Señor esta en control de todo a nuestro favor.

Una puerta puede cerrarse por alguno de los siguientes motivos:

1. No estamos preparados aun

A veces queremos cosas muy buenas y grandes, pero no estamos preparados aun. En una ocasión me encontraba muy ansioso para llegar a una gran meta, quería que todo pase rápido, y esto me tenía mal, en ese momento llegó a mi corazón una palabra que me hizo entender que aún no estaba preparado para algo tan grande y lo comprendí completamente y lo acepte.

A veces es peor recibir ciertas cosas si aun no estamos preparados, si no tenemos la madurez espiritual y emocional, la entereza de carácter, el conocimiento necesario, la experiencia, o si hay cosas en nuestro interior que no podrían procesar correctamente el efecto de una gran bendición.

2. Hemos cometido un error

A veces las puertas se cierran por un error nuestro, por no habernos informado y tomado los recaudos necesarios para lograr que una oportunidad se abra. Por apresurarnos y emocionarnos desmedidamente con algo que no entendemos bien como funciona, son cosas que no consultamos en oración.

Algunos quieren ganar dinero con negocios que no saben hacer y no se capacitaron para ello. Otros pretenden que les den oportunidades en trabajos o ministerios a los cuales aun no califican para estar. Demos gracias a Dios también cuando estas puertas se cierran porque hemos logrado detectar el error, y ahora podemos aprender y volverlo a intentar más inteligentemente para que esa puerta se abra ampliamente.

3. No es nuestro lugar asignado

Hay quienes somos muy perspicaces y ocurrentes para idear cosas, crear proyectos, ministerios, armar negocios o darles ideas a otros para que las hagan, pero muchas de esas cosas la mayoría de las veces no funcionan, simplemente porque son ideas meramente humanas, no tienen un inicio en el plan de Dios. Son cosas que no están en nuestro lugar asignado en la agenda de Dios. Cuando demasiadas veces insistes con algo que no tiene ningún resultado, o muy poco, debes abandonarlo, cambiar de lugar, o cambiar de método. Por el contrario, cuando hacemos algo que comienza a dar resultados, es una buena señal para seguir. La voluntad de Dios no es solo sentir, sino comprobar (Rom 12:2). A veces somos muy tercos y queremos seguir con algo que en el fondo de nuestro corazón no nos convence del todo, hay una inquietud que nos dice que algo no anda bien. Sin embargo, por ser tan obstinados con alguna otra cosa que nos parece motivadora en el mismo tema seguimos adelante, y luego comprobamos que por allí no era el camino.

Demos gracias a Dios si esa puerta se cerró, porque aprendemos a ser un poco más prudentes, y ahora sabemos que debemos combinar nuestra estrategia y parecer, con lo que nos dice el Espíritu Santo.

4. Porque Dios tiene algo mejor

Esta es la mejor de las puertas cuando se cierra, pero la más difícil de entender. Se trata de algo que nos parece muy bueno, que nos gusta y nos da paz, como poder ejemplo poder llegar a un puesto de trabajo, ministerio o lograr algo en cualquier actividad. Pero lo cierto es que Dios tiene planes mayores y mejores para nosotros. No entendemos porque, hicimos todo bien, sin embargo, esa puerta se cerró.

Nos desilusionamos y nos frustramos, nos quejamos y desanimamos, pero luego de un tiempo recordamos y le damos gracias a Dios porque eso nos hubiera desviado de una oportunidad muchísimo mejor que ahora tenemos.

Cuando una puerta se cierra, puedes quedarte tranquilo, porque de cualquier forma que suceda, Dios siempre tiene algo mucho mejor. Su voluntad es agradable y perfecta.

Por Esteban Correa

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