“Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este
hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”
EL CARÁCTER DE JOB
Mientras en el mundo vivimos no podemos estar sin
tribulaciones y tentaciones: Por lo cual está escrito en Job (, 1): Tentación
es la vida del hombre sobre la tierra.
Por eso cada uno debería tener mucho cuidado acerca de
sus tentaciones y velar en oración, porque no halle el demonio lugar de
engañarle, que nunca duerme, sino busca todos lados a quién tragarse. (1 Pedro
5, 8).
Ninguno hay tan perfecto ni tan santo que no tenga
algunas veces tentaciones, y no podemos vivir
sin ellas.
Mas las tentaciones son muchas veces utilísimas al
hombre, aunque sean graves y pesadas; porque en ellas es uno humillado, purgado
y enseñado.
Todos los Santos por muchas tribulaciones y
tentaciones pasaron; y aprovecharon. Y los que no las quisieron resistir fueron
tenidos por réprobos y sucumbieron.
No hay religión tan santa, ni lugar tan secreto, que
no haya tentaciones y adversidades.
No hay hombre seguro del todo de tentaciones mientras
vive; porque en nosotros mismos .está la causa de donde vienen, pues que
nacimos con la inclinación al pecado.
Pasada una tentación o tribulación, sobreviene otra; y
siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el bien de nuestra felicidad.
Muchos quieren huir las tentaciones y caen en ellas
más gravemente. No se puede vencer con sólo huirlas; mas con paciencia y
verdadera humildad nos hacemos más fuertes que todos los enemigos: El que
solamente quita el mal que se ve y no arranca la raíz, poco aprovechará; antes
tornarán a él más presto las tentaciones, y se hallará peor.
Poco a poco, con paciencia y larga esperanza, vencerás
(con el favor divino) mejor, que no con violencia y propia fatiga.
Toma muchas veces consejo en la tentación, y no seas
desabrido con el que está tentado; antes procura consolarle, como tú lo
quisieras para ti. El principio de toda mala tentación es la inconstancia del
ánimo y la poca confianza en Dios.
Porque como la nave sin timón la llevan a una .y. otra
parte las olas, así el hombre descuidado y que desiste de su propósito es
tentado de diversas maneras. El fuego prueba el hierro, y la tentación al
hombre justo.
Muchas veces no sabemos .lo que podernos; mas la
tentación descubre lo que somos Debemos, pues, velar principalmente al venir la
tentación; porque entonces mas fácilmente es vencido el enemigo cuando no le
dejamos pasar de la puerta del alma y se le resiste al umbral luego que toca.
Por lo cual dijo uno: Atajar al principio el mal
procura; si llega a echar raíz, tarde se cura (1): Porque primeramente se
ofrece al alma el pensamiento sencillo; después, la importuna imaginación;
luego, la delectación y el torpe movimiento y
el. Consentimiento. Y así se entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera
de todo, por no resistirle al principio.
Y cuanto más tiempo fuere uno perezoso en resistir,
tanto se hace cada día más flaco; y el enemigo contra él más fuerte. Algunos
padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y otros al fin. Pero
otros son molestados casi por toda su vida. Algunos son tentados blandamente,
según la sabiduría y el juicio de la divina Providencia, que mide el estado y
los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado para la salvación de sus
escogidos.
Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados,
sino antes rogar a Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda
tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará, junto
con tentación, .tal auxilio, que La podamos resistir (1 Cor., 10, 13)
Humillemos, pues, nuestras almas debajo de la mano de Dios en toda tribulación
y tentación, porque El salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu.
En las tentaciones y adversidades se ve cuánto uno ha
aprovechado, y en ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la
virtud.
No es mucho ser un hombre devoto y fervoroso cuando no
siente pesadumbre; mas si en el tiempo de la adversidad se. Sufre con
paciencia, esperanza es de gran provecho.
Algunos no se rinden a grandes tentaciones, y son
vencidos a menudo en las menores y comunes, para que, humillados, nunca confíen
de sí en grandes cosas, siendo flacos en las pequeñas.
LA OBEDIENCIA
Gran cosa es estar en obediencia, vivir debajo de un
superior y no tener voluntad propia. Mucho más seguro es estar en sujeción que
en mando. Muchos están en obediencia más por necesidad que por caridad; los
cuales tienen trabajo y ligeramente murmuran, y nunca tendrán Libertad de ánimo
si no se sujetan por Dios de todo corazón.
Anda de una parte a otra; no hallarás descanso sino en
la humilde sujeción al superior. La imaginación y mudaría de lugar a muchos ha
engañado.
Verdad es que cada uno se rige de buena gana por su
propio parecer, y se inclina más a los que siguen su sentir. Mas si Dios está
entre nosotros, necesario es que dejemos algunas veces nuestro parecer por el
bien de la paz. ¿Quién es tan sabio que lo sepa todo enteramente?
DEMASIADAS EN LAS PALABRAS
Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres; pues
mucho estorba el tratar de las cosas del siglo, aunque se digan con buena
intención. Porque presto somos amancillados y cautivos de la vanidad.
Muchas veces quisiera haber callado y no haber estado
entre los hombres. Pero, cuál es la causa que tan de gana hablamos y platicamos
unos con otros, viendo cuán pocas veces volvemos al silencio sin daño de la
conciencia?
La razón es que por el hablar buscamos ser consolados
unos de otros y deseamos aliviar el corazón fatigado de pensamientos diversos. Y
de muy buena gana nos detenemos en hablar y pensar de las cosas que amamos o
sentimos adversas.
Mas, ¡ay dolor!, que muchas veces sucede vanamente y sin
fruto; porque esta exterior consolación es de gran detrimento a la interior y
divina. Por eso, velemos y oremos, no se nos pase el tiempo en balde. Si puedes
y conviene hablar, sean cosas que edifiquen.
La mala costumbre y la negligencia de aprovechar
ayudan mucho a la poca guarda de nuestra lengua.
Pero no poco servirá para nuestro espiritual
aprovechamiento la devota plática de cosas espirituales, especialmente cuando
muchos de un mismo espíritu y corazón se juntan en Dios.
CÓMO SE DEBE ADQUIRIR LA PAZ
Mucha paz tendríamos si en las dichos y hechos ajenos
que no nos pertenecen no quisiésemos meternos. ¿Cómo puede estar en paz mucho
tiempo el que se entremete en cuidados ajenos, y busca ocasiones exteriores, y
dentro de sí poco o tarde se recoge? bienaventurados los sencillos, porque
tendrán mucha paz.
¿Cuál fue la causa por que muchos de los Santos fueron
tan perfectos y contemplativos? Porque estudiaron en mortificarse totalmente a
todo deseo terreno; y por eso: pudieron con lo íntimo del corazón allegarse a
Dios y ocuparse libremente en sí mismos: Nosotros nos ocupamos mucho con nuestras
pasiones; y tenemos demasiado cuidado de lo transitorio. Y también pocas veces
vencemos un vicio perfectamente, ni nos alentamos para aprovechar cada día, y
por esto nos quedamos tibios y aun fríos.
Si estuviésemos perfectamente muertos a nosotros
mismos, y en lo interior desocupados, entonces podríamos gustar las cosas
divinas y experimentar algo de la contemplación celestial. El impedimento mayor
y total es qué no somos libres de nuestras inclinaciones y deseos, ni
trabajamos por entrar en el camino perfecto de los Santos.
Y también cuando alguna adversidad se nos ofrece, muy
presto nos desalentamos y nos volvemos a las consolaciones humanas. Si nos esforzásemos
más a pelear como fuertes varones, veríamos sin duda la ayuda del Señor que
viene desde el Cielo sobre nosotros. Porque dispuesto está a socorrer a los que
pelean y esperan en su gracia, y nos procura ocasiones de pelear para que
.alcancemos victoria. Si solamente en las observancias de fuera ponemos el
aprovechamiento de la vida religiosa, presto se
nos acabara la devoción. Más pongamos la seguir a la raíz, porque, libres de
las pasiones, poseamos pacíficas nuestras almas.
Si cada año desarraigásemos un vicio presto seríamos
perfectos. Mas ahora, al contrario, muchas veces experimentamos que fuimos
mejores y más puros en el principio de nuestra conversión que después de muchos
años de profesos. Nuestro fervor y aprovechamiento cada día debe crecer; mas
ahora ya nos parece mucho conservar alguna parte del primer fervor. Si al
principio hiciésemos algún esfuerzo, podríamos después hacerlo todo con
facilidad y gozo.
Grave cosa es dejar la,
costumbre; pero, más grave es ir contraria propia voluntad. Más si no vences
las cosas pequeñas y ligeras, ¿cómo vencerás las dificultosas? Resiste
en los principios a tu inclinación, y deja la mala costumbre, porque no te
lleve poco a poco a mayor dificultad. ¡Oh, si mirases cuánta paz a ti mismo, y
cuánta alegría darías a los otros rigiéndote bien, yo creo que serías más
solícito en el aprovechamiento espiritual!
SACAR PROVECHO DE LAS ADVERSIDADES
Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas
y vengan contrariedades, porque suelen atraer al hombre al corazón, para que se
conozca desterrado y no ponga su esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es
que padezcamos a veces contradicciones y que sientan de nosotros mal e imperfectamente,
aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario ayudan
a la humildad y nos defienden de la vanagloria. Porque entonces mejor buscamos
a Dios por testigo interior, cuando por de fuera
somos despreciados de los hombres, y no nos dan crédito.
Por eso debía uno afirmarse de tal manera en Dios, que
no le fuese necesario buscar muchas consolaciones humanas. Cuando el hombre de
buena voluntad es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos;
entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, experimentando que sin Él no
puede nada bueno. Entonces también se entristece, gime y ora a Dios por las
miserias que padece. Entonces le es molesta la
vida larga, y desea hallar la muerte para ser desatado de este cuerpo y estar
con Cristo (Filip., l; 3).
Entonces
también - conoce que no puede haber en el mundo perfecta seguridad ni cumplida
paz.
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