LA PAZ, viernes 6 julio 2012 (ZENIT.org).- Al cierre de la XXVII
Asamblea Nacional del Clero Diocesano, dedicada al tema “Sacerdote, ministro de
la fe”, la directiva de esta entidad en representación de los sacerdotes
diocesanos de Bolivia ha dirigido un mensaje al pueblo de Bolivia en una rueda
de prensa. La lectura del mensaje fue hecha por el padre Pedro Cruz, presidente
del Clero Diocesano de Bolivia. Ofrecemos el texto del mensaje.
En la segunda carta de San Pablo a
los Corintios leemos: “Nos sobrevienen pruebas de toda clase pero no nos
desanimamos, estamos entre problemas pero no desamparados, somos perseguidos
pero no eliminados, derribados pero no fuera de combate por eso no nos
desanimamos al contrario aunque nuestro exterior esta decayendo el hombre interior
se va renovando día a día en nosotros. No se pueden equiparar esas ligeras
pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos
está preparando. Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que
no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son
para siempre”. (2 Corintios, cap 4)
Nosotros los sacerdotes diocesanos
de Bolivia reunidos en nuestra asamblea anual en comunión con el santo padre
Benedicto XVI y nuestros obispos, saludamos en Cristo Jesús nuestro Señor a
todo el pueblo boliviano con todo nuestro cariño y respeto.
Al compartir nuestra realidad como
pueblo del Señor a la luz y la palabra de Dios con fe y esperanza en nuestro
Salvador vemos con preocupación el contexto histórico marcado por la modalidad
sensualista, relativista y materialista que tiende a suprimir a Dios del
horizonte de la vida que no favorece la adquisición de un marco claro de
valores cristianos, humanos y naturales que apaga la conciencia de la moral y del
pecado y la convivencia humana, porque nos hace vivir en una sociedad de
inseguridad ocasionados por la violencia del crimen.
Familias que quedan en el dolor al
perder los seres queridos por la migración motivados por la búsqueda de otras
condiciones de vida que dejan a sus hijos en el abandono y la destrucción
familiar.
Llama la atención el aumento de
divorcios y separación de matrimonios con graves consecuencias para los propios
hijos y las mismas parejas, desvalorizando los sacramentos influenciados por
ideologías foráneas al evangelio, despreciando la vida desde la concepción y no
dando ejemplo de educación ni formación en el respeto a la dignidad del ser
humano.
A pesar de estas influencias
negativas valoramos muchísimo la expresión de la fe de nuestro pueblos en sus
diversas manifestaciones religiosas. Es nuestro deber de profundizar la
orientaciones pastorales de nuestros Obispos que nos ofrecen luces para
encaminarnos en el seguimiento a Cristo el Señor desde nuestras realidades
históricas hacia la salvación respetando la vida natural de todo ser viviente.
El aumento del narcotráfico que
destruye la vida de las personas y fomenta la cultura del dinero y la
valoración personal en el tener por encima del ser de la persona humana.
Como sacerdotes diocesanos de Bolivia reconocemos y apoyamos a los hermanos indígenas en su planteamiento y lucha por sus derechos naturales incluyendo territoriales en el mejoramiento de sus condiciones de vida que no son debidamente atendido ni respetados en sus necesidades siendo transgredidos en sus derechos naturales y humanos por las autoridades correspondientes coyunturales quienes, ven como enemigo a los que reclaman sus derechos de vivir bien.
Como sacerdotes diocesanos de Bolivia reconocemos y apoyamos a los hermanos indígenas en su planteamiento y lucha por sus derechos naturales incluyendo territoriales en el mejoramiento de sus condiciones de vida que no son debidamente atendido ni respetados en sus necesidades siendo transgredidos en sus derechos naturales y humanos por las autoridades correspondientes coyunturales quienes, ven como enemigo a los que reclaman sus derechos de vivir bien.
Apreciamos y valoramos el ejemplo de
lucha pacifica y profundidad religiosa de sus costumbres manifestado en sus
marchas.
Esperamos con mucha ilusión la
iniciativa del Año de la Fe a inaugurarse el próximo mes de octubre, unidos a
la preocupación e intereses que tiene nuestro santo padre, el papa Benedicto
XVI, en adhesión y comunión a nuestros pastores y a todo el pueblo de Dios para
realizar con éxito en el Señor la Misión Permanente con lo que nos sentimos
comprometidos y entusiasmados.
Rogamos a todo el pueblo de Dios
orar diariamente por las vocaciones sacerdotales para el servicio ministerial
de nuestras iglesias.
La Mamita
Virgen de Urkupiña fortalezca nuestras voluntades para cumplir en nosotros la
invitación que Ella nos hace: Hagan lo que Él les diga.
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