Basta con morirse para ascender al tope de la escala moral. Por lo menos, en los velorios no hay quien pueda hablar mal de los honorables huéspedes del subsuelo.
El difunto
pudo ser en vida un consumado alcohólico, todo un tabernícola, (Habitante
frecuente de las tabernas) pero, ahora muerto, es un borracho digno. Ya nadie
parece acordarse de esas sesenta billones de células, todas ebrias, que
llegaban dando tumbos a la casa; ahora, ha muerto y ¡¡ tan bueno que era!!
De este
efecto benévolo posterior a toda muerte habló Jesús cuando dijo: – y si el
grano de trigo no cae a tierra y muere, queda solo; pero, si muere, llevará
mucho fruto- Entonces, muerte es la expresión bíblica que más precisa lo que
ocurre a la persona que se rinde totalmente a Dios y a su voluntad. ¨Con Cristo
estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo¨ ¨Consideraos muertos al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús¨
No hay nada
para el grano de trigo que se resiste a morir. Solo muerto traerá fruto. No
sirve aparentar muerte. Nadie dirá nada bueno de una semilla que solo quedó
untada a la tierra, debe hacer su viaje al fondo con todo el cuerpo y así, dará
de que hablar.
El creyente
en Cristo está llamado a morir. Tristemente algunos andan por ahí como si no
estuvieran ni vivos ni muertos. Son como cadáveres que se hubieran arrepentido
de su muerte.
La familia,
amigos, vecinos e iglesia, están esperando recoger de ellos algún fruto
espiritual, decir lo bueno que es vivir, compartir, trabajar con ellos; pero,
no hay fruto.
Sin morir
somos nuestra propia criatura detenida. Muriendo somos una nueva criatura. 2ª
Corintios. 5:17.
Por otro
lado, quienes han instalado su residencia bajo tierra, son los seres más
insólitamente tranquilos, entregados por entero al reposo, imperturbables. En
vida, no se les podía pisar una uña, ahora, puede caminarse sobre ellos y
siguen cultivando su fructífera humildad, una decencia y honradez elementales,
señal de que están muertos; esa es la respuesta de un muerto.
Solo en
Hollywood los muertos salen a hacer maldad, a comportarse como vivos.
Estar
muertos desde este punto de vista es carecer de vida en nuestras relaciones con
el pecado y el mundo. Es reflejar la vida de Cristo en nosotros. Es reposar en
Dios y no responder los agravios ni tomar venganza. Es mostrar quietud,
tranquilidad y dominio en los momentos de adversidad. Es portarse como todo un
difunto, como una semilla que para vivir a plenitud, debe saber morir.
Iván Castro
Rodelo
Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya. Salmo 78:34.
Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya. Salmo 78:34.
Un tiempo
para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para
cosechar. Eclesiastès 3:2.
Que bueno hermano José, me sorprende gratamente. Un abrazo desde el Caribe colombiano. Iván Castro Rodelo
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