lunes, 4 de junio de 2012

INCONGRUENCIAS


Por el Vaticano andan los aires revueltos. Luchas de poder, conspiraciones... Ya se sabe. Juan y Santiago hicieron lo mismo hace dos mil años pidiendo sentarse a la derecha y a la izquierda del trono y provocando la indignación de los demás apóstoles.

Tomad un libro de Historia de la Iglesia un poco serio y veréis que esas luchas han existido siempre. No es, pues, de extrañar que en dos mil años hayamos cambiado tan pocas cosas de nuestro mundo.

Hoy leía este texto de Christiane Singer que intento traduciros lo más fielmente posible:

"No se puede estar a la vez por el Evangelio y por el fanatismo.

Uno no puede declararse seguidor de Cristo y defender la segregación racial.

Uno no puede creerse de la Iglesia que coloca a los pequeños al lado de Dios y colocarse resueltamente del lado de los poderosos.

Uno no puede llamarse servidor a la manera de Jesús de Nazaret y comportarse como un amo.

Uno no puede invitar a la humildad de Hijos y, al mismo tiempo, exigir el primer lugar.

Uno no puede cantar una Iglesia gozosa y abierta a todos e inventar condiciones de pureza tales que nadie desee entrar en ella.

Uno no puede anunciar un Salvador venido primeramente para los pecadores y las ovejas perdidas y acoger solamente a los puros y dignos y conformes. ¿Quién osa "clasificar" a las mujeres y hombres a la busca de Dios?

Uno no puede gritar que el Evangelio posee el poder de inventar el mundo a la imagen creadora de Dios y contentarse con reproducir las costumbres estructuradas del pasado.

¿Señor, dónde encontraré la gracia para vivir en lógica con el Evangelio de Cristo?"

(Christiane Singer)

Por suerte, hay muchas personas que no caen en esas incongruencias y que, sin hacer ruido, siguen los pasos de Jesús.

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