Una de las cosas
por las que tengo debilidad en la vida son los reportajes de Historia. Sentarme
en mi sillón mientras ceno y ver un reportaje de historia medieval, del siglo
XIX, de la armada china del siglo XV, de una dinastía egipcia, de lo que sea, es
algo que me fascina. Algunos buenos reportajes los he visto incluso tres veces.
En mi casa de
Alcalá de Henares tengo el Canal Historia. No sé qué mentes preclaras dirigen
este canal temático en Yanquilandia, pero una cosa está clara: prefieren hablar
de cazatesoros, de aviones, de inventos, de lo que sea, menos de Historia.
Últimamente, les ha
dado por los alienígenas. El Canal Historia y ya era de los que menos veía
desde hace años. Pero con esto de los alienígenas ya habrán espantado a la
desbandada a cualquier público respetable que pudiera quedar en los sillones.
Lo cierto es que
hoy he visto apenas siete minutos de ese reportaje sobre los alienígenas. Los
seguidores de mi blog saben que no creo en la vida extraterrestre, ni si quiera
en las bacterias marcianas. El caso es que uno de los entrevistados decía que
si contactaran con nosotros los alienígenas, eso supondría que se derrumbarían
muchas creencias de las religiones organizadas.
Entonces he pensado
que lo verdaderamente surrealista, sería que aterrizaran los extraterrestres
en, pongamos, Wisconsin, los recibiera el Presidente de los Estados Unidos y el
de la ONU, y cuando estos le preguntaran que para qué habían decidido contactar
con nosotros, el extraterrestre les dijera: es que queríamos ir a visitar al
Papa.
No queríamos venir de repente y asustarles, por
eso hemos aterrizado primero aquí, en Wisconsin, pero el propósito es visitar
respetuosamente al Papa. Mire, aquí tengo un rosario, añadiría el extraterreste
de la civilización avanzada. Ah, y somos pro-vida, señor Obama, ¿o también
quiere matarnos a nosotros?
P.
Fortea
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