Estoy convencido de que cuando las motivaciones de
la gente son puras y genuinamente desean agregar valor a los demás, no pueden
ayudar a otros sin recibir algún beneficio. La retribución pudiera ser
inmediata o pudiera tomar largo
tiempo en llegar, pero ocurrirá. Y cuando lo haga, la relación comienza a
resonar con sinergia. Ustedes están probablemente familiarizados con la
historia de Helen Keller, la muchacha sorda y ciega cuya vida fue transformada gracias a los esfuerzos de Anne Sullivan. Keller,
quien solo tenía siete años cuando Sullivan llegó a su vida, vivía casi como un
animal. Pero Sullivan la enseñó a comunicarse y le abrió el mundo a ella. Para
cuando Keller llegó a ser adulta, ella podía cuidarse a sí misma. Ella llegó a
recibir un grado del Radcliffe College y se convirtió en una famosa escritora y
conferencista. Lo que tal vez no sepan es que cuando Anne Sullivan enfermó años
más tarde, la persona que cuidó de ella no fue otra que Helen Keller. La
ayudadora se convirtió en la que necesitaba ayuda, y aquella a quien ella había
agregado valor se volteó y agregó valor a su vida. Invirtamos en
los demás, y tal como un “boomerang”, tal inversión regresará, a veces de la
manera menos esperada.
John Maxwell
(Nelson)
Echa tu pan
sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás.Ecle 11:1
Los que
sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Sal 126:5
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