Cuando escucho hablar a muchas personas diciendo que
no creen en Dios, me doy cuenta que yo tampoco creo en el dios que me
describen. Y es que hemos hablado tan mal de Dios, que en vez de atraer a las
personas hacia Él, las hacemos huir a toda prisa. Buscamos palabras y conceptos
complicados Posiblemente no hemos de hablar de Dios, sino que lo que debemos
hacer es ayudar a los demás a escuchar a Dios. Dar pistas, disponer los
corazones, para que puedan oír la palabra de Dios que nos rodea, que resuena en
nuestro interior.
Rabindranath Tagore nos habla en este poema del
lenguaje de Dios:
"Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo, más no así
el de tus discípulos que hablan en tu nombre...
Yo comprendo la voz de tus alas y el silencio de tus
árboles.
Comprendo la escritura de tus estrellas con que nos
explicas el cielo.
Comprendo la líquida redacción de tus ríos y el idioma
soñador del humo, en donde se evaporan los sueños de los hombres.
Yo entiendo, Señor, tu mundo, que la luz nos describe
cada día con su tenue voz.
Y beso en la luz la orilla de tu manto.
El viento pasa enumerando tus flores y tus piedras.
Y yo, de rodillas, te toco en la piedad y en la flor.
A veces pego mi oído al corazón de la noche para oír
el eco de tu corazón.
Tu lenguaje es sencillo, más no así el de tus
discípulos que hablan en tu nombre.
Pero yo te comprendo, Señor.
(Rabindranath
Tagore)
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