Tomaban el café tras la comida, cuando el Anacoreta comentó:
- Nos
quejamos de que no encontramos a Dios y es que no sabemos buscarlo. Los
evangelios de Pascua, sin embargo, nos señalan con claridad dónde debemos
buscar.
El joven seguidor
miró con atención al anciano y se dispuso a escucharlo con curiosidad.
- Como las
mujeres y los apóstoles lo buscamos en "los sepulcros", allí donde no
está. La primera en encontrarlo fue María Magdalena. Lo encuentra en su dolor
interior, en la meditación. Luego lo encuentran los discípulos de Emaús.
¿Dónde? en "los caminos". Y el resto de los discípulos lo encuentran
cuando están reunidos.
Tras una
breve pausa concluyó:
- Queda
claro. A Dios lo encontramos en la misión, en la comunidad y en la meditación.
Y guardó silencio...
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