Es
triste encontrar comunidades cristianas en donde los unos y los otros se
atacan, se muerden, hablan mal unos de otros, hay envidias y rivalidades. Padre,
que sean uno como nosotros somos uno. Esta es la oración que ahora pedimos al
Espíritu Santo de llevarnos a la unidad. Ven Espíritu Santo y únenos en el
amor, la comprensión y el perdón.
Jueves
2012-05-24
VII T. de Pascua
VII T. de Pascua
Ciclo
B. Año Par
Memoria: Santos Donaciano y Rogaciano
Lit. de las Horas: Tomo II
III S. Salterio
Memoria: Santos Donaciano y Rogaciano
Lit. de las Horas: Tomo II
III S. Salterio
Primera
Lectura:
Hechos 22, 30; 23, 6-11
Hechos 22, 30; 23, 6-11
Salmo
15
Evangelio:
Juan 17, 20-26
Juan 17, 20-26
El
Evangelio de hoy
Juan 17, 20-26
Juan 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los
ojos al cielo y dijo: "Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino
también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos
sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en
nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me
diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para
que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que
los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde yo esté,
estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la
que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha
conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les
he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando conocer, para que el amor con
que me amas esté en ellos y yo también en ellos."
Reflexión
Podríamos decir que de acuerdo a la predicación de Jesús hay dos elementos que hacen o harían evidente el amor de Dios y por ende nuestro ser cristiano: El primero es el amor y nuestras buenas obras. El segundo que es el que nos menciona hoy Jesús: es "que su unidad sea perfecta". Por ello, donde hay desunión y discordia es difícil reconocer la presencia de Dios y de la comunidad cristiana. El libro de los Hechos nos dice que la primera comunidad no sólo tenía todo en común sino que, y aún más importante, tenían un sólo corazón. Por ello es triste encontrar comunidades cristianas en donde los unos y los otros se atacan, se muerden, hablan mal unos de otros, hay envidias y rivalidades. Con este testimonio, ¿cómo será posible que los que nos rodean puedan creer en el Dios del amor? ¿Cómo descubrir la presencia del Dios que unifica si constantemente somos causa de desunión, si cada uno en la comunidad ve únicamente por su propio beneficio?
Podríamos decir que de acuerdo a la predicación de Jesús hay dos elementos que hacen o harían evidente el amor de Dios y por ende nuestro ser cristiano: El primero es el amor y nuestras buenas obras. El segundo que es el que nos menciona hoy Jesús: es "que su unidad sea perfecta". Por ello, donde hay desunión y discordia es difícil reconocer la presencia de Dios y de la comunidad cristiana. El libro de los Hechos nos dice que la primera comunidad no sólo tenía todo en común sino que, y aún más importante, tenían un sólo corazón. Por ello es triste encontrar comunidades cristianas en donde los unos y los otros se atacan, se muerden, hablan mal unos de otros, hay envidias y rivalidades. Con este testimonio, ¿cómo será posible que los que nos rodean puedan creer en el Dios del amor? ¿Cómo descubrir la presencia del Dios que unifica si constantemente somos causa de desunión, si cada uno en la comunidad ve únicamente por su propio beneficio?
Padre,
que sean uno como nosotros somos uno. Esta es la oración que ahora pedimos al
Espíritu Santo de llevarnos a la unidad. Ven Espíritu Santo y únenos en el
amor, la comprensión y el perdón.
Permite
que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como
María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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