Hoy es la
jornada de Solidaridad con los Pueblos Africanos. Mal asunto si necesitamos una
jornada para recordar que todo un continente sufre.
Ayer,
viajando en el metro, en una de las estaciones, había unos quince top manta, sentados,
supongo huyendo de los municipales que patrullaban por la calle. ¿Quién
persigue a los que realmente hacen el negocio, que son los que proporcionan el
material de venta a esas personas y con condiciones de verdadera extorsión?
Nos
exclamamos ante la tele contra los señores de la guerra que hacen combatir a
niños, o lloramos ante la imagen de menores con los miembros amputados por la
explosión de minas antipersona, pero ¿sabemos que las armas que empuñan los
niños soldado, que esas minas se han fabricado en Europa, en España? ¿Sabemos
que el gobierno ha reducido el presupuesto de los ministerios una media de 18%
y el del Ejército sólo un 11%?
Nos molestan
los inmigrantes por las calles y olvidamos los que quedaron de camino, en el
desierto o en el estrecho. Mafias que les engañan prometiéndoles el paraíso
europeo y llevándoles directamente a la prostitución y a la delincuencia, si no
los dejan tirados en el desierto o en medio del mar...
¿Sabemos que
nuestros móviles, el material de que están fabricados, están en la base de la
guerra en centroáfrica?
¿Sabemos que
el mejor algodón que se utiliza en nuestros tejidos proviene de África y lo
cultivan mujeres y niños? ¿Sabemos que el precio del algodón y del cacao lo
pone Europa, y sólo una pequeña parte de ese dinero llega al campesino
africano?
Y así podría
alargar la lista de preguntas. Mientras, nosotros, pensamos en negar la
asistencia sanitaria a los sin papeles; los encerramos en centros de
"acogida" que son verdaderas cárceles; los criminalizamos y los
utilizamos políticamente en discursos populistas.
Lo que necesita África no es un día
de solidaridad, sino toda una vida entera...
No hay comentarios:
Publicar un comentario