MADRID, viernes 25 mayo 2012 (ZENIT.org).- Este encuentro es una “Olimpíada
de las familias”, dijo uno de los organizadores del VI Congreso Mundial de las
Familias que se ha inaugurado hoy en Madrid, España, con más de tres mil
asistentes de todo el mundo para escuchar a 120 expertos de los cinco
continentes.
El encuentro internacional ha sido
organizado por la plataforma HazteOir, el Congreso Mundial de las Familias y el
Howard Center para la Familia, la Religión y la Sociedad, y cuenta con los
importante colaboración de 300 voluntarios.
En el congreso participan también
representantes de otras confesiones cristianas y religiones, como el arzobispo
Dmitry Smirnov de Rusia y el rabino jefe de España Moisés Bendahan. El
metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Rusa Hilarion Alfeyev envió un mensaje al
congreso en el que afirma: “Una sociedad en la que la familia se vea obligada a
defenderse de tantos ataques es una sociedad enferma abocada a la extinción”.
La conferencia de apertura, sobre
“El hecho del matrimonio”, estuvo a cargo de Javier Escrivá, doctor en Derecho y
catedrático de la Universidad de Navarra. Escrivá afirmó que vivimos en un
tiempo de cambios profundos. La centuria pasada acabó con un enjuiciamiento de
lo recibido, el matrimonio y la familia. Ha habido una revolución en la
familia, un cambio radical, un cambio cultural.
¿De qué familia hablamos?, se
preguntó el conferenciante. Citó a Benedicto XVI que define a la familia como
una comunidad de sexos y generaciones y garante de un patrimonio de
tradiciones. Con una misión: transmitir la memoria de Dios. “Hablamos de una
familia basada en el matrimonio fiel e indisolublemente fecundo”, dijo Escrivá.
Sin embargo constató que estos son
tiempos recios para la familia. Los cambios legislativos evidencian
animadversión contra la familia. Se reclama la sustitución de la familia por
los más diversos tipos de modelos y uniones a la carta. Parte de nuestra
sociedad se ha instalado en el relativismo de los valores. “¿Acaso no se está
transformando el matrimonio en una subespecie dentro de las uniones de hecho?”,
se preguntó el ponente.
“El matrimonio y la familia no son
productos culturales sino que se basan en un hecho natural que nos remite al
creador”, afirmó y lanzó un desafío a los presentes: “¿Seremos capaces de
explicar la verdad, la bondad y la belleza del matrimonio? De cada uno de
nosotros depende la respuesta”.
La segunda sesión plenaria del
congreso estuvo dedicada a “El invierno demográfico” y la conferencia estuvo a
cargo de Joel Kotkin, periodista y profesor de Estados Unidos, especialista en
demografía. Kotkin advirtió que nos estamos acercando a algo que nunca
pensamos: “la implosión de la población”. Quedan lejos los años sesenta en que
se temía una explosión demográfica.
El ponente aseguró que la densidad
de población y la falta de acceso a la vivienda influyen en el número de hijos.
El centro de las ciudades tiene tasas inferiores. En Tokio, entre el 30 y el
35% de las mujeres no tienen hijos. En Taiwan el 30% de las mujeres deciden no
tener hijos ni casarse nunca. En Estados Unidos, hay un 28% de personas que no
se van a casar nunca.
Por otra parte, los pisos son cada
vez más pequeños y más caros por lo que la gente toma la decisión de no tener
hijos porque no va a tener dinero para poder criarlos. Al mismo tiempo se
trabaja todo el día por lo que no quedan energías para tener hijos.
“Todo esto es algo nuevo para el ser humano. Tenemos un mundo en el que habrá más personas ancianas que niños. Esto tiene también consecuencias económicas. Desciende el número de trabajadores que sostienen a las personas ancianas”, dijo Kotkin.
“Todo esto es algo nuevo para el ser humano. Tenemos un mundo en el que habrá más personas ancianas que niños. Esto tiene también consecuencias económicas. Desciende el número de trabajadores que sostienen a las personas ancianas”, dijo Kotkin.
Se pronunció a favor de un cambio de
modelo de sociedad. Propuso descentralizar las poblaciones para que haya
vivienda más barata y pensar en la familia como un valor espiritual fundante
para la humanidad.
La tercera sesión plenaria estuvo
coordinada por monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, que
fue recibido con un largo aplauso por los asistentes, como muestra de apoyo por
los ataques que recibió el obispo, a raíz de una homilía televisada el Viernes
Santo, en la que habló sobre la homosexualidad.
La conferencia principal de esta
sesión dedicada a “La familia natural y la revolución contra la familia” estuvo
a cargo del cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la
Familia. El cardenal Antonelli dijo que la actual crisis de la familia es
“grave y peligrosa” aunque afirmó tener esperanza en el futuro.
Un signo de esta esperanza, dijo, es
que “aumenta el número de familias responsables capaces de ir contra corriente”
que se manifiestan a través de diversas formas asociativas, de lo que es un
ejemplo también este congreso.
Describió la actual crisis de la
familia como producto de una serie de factores. Dijo que la causa general de la
crisis está en la cultura individualista, utilitarista, hedonista y
relativista. Afirmó que esto, a la larga, “produce malestar existencial”.
Definió a la familia como una comunidad de amor en la que las diferencias entre
los sexos y las generaciones se armonizan.
Citó a Benedicto XVI, en la
encíclica Caritas in Veritate, que afirma que “la familia es una necesidad
social e incluso económica”. El cardenal invitó a las familias a defender sus
derechos. Pidió que se refuercen y multipliquen las asociaciones que existen y
se coordinen a todos los niveles. Y concluyó con una llamada que le surgía del
corazón: “Familias del mundo, uníos”, que suscitó numerosos aplausos.
El congreso continuó por la tarde
con numerosos seminarios, en los que distintos paneles internacionales,
trataron los más variados aspectos relativos a la familia.
Por Nieves San Martín
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