lunes, 16 de abril de 2012

UNA LLAGA CONCRETA DE CRISTO


Son datos de la ciudad de Barcelona, pero deben ser similares en las grandes, o no tan
grandes, ciudades europeas.

Tras una encuesta realizada por la noche por un grupo de 700 voluntarios, se ha hecho el
recuento de las personas que duermen en la calle en Barcelona. El resultado es que en los últimos cuatro años se registra un aumento de 32'1%.

Se estima que en Barcelona de 2.891 personas sin hogar, 838 duermen en la calle, 1.258
duermen en albergues sociales y 695 en barracas u ocupando viviendas abandonadas. El perfil de los que duermen en las calles es de un hombre, entre 26 y 45 años y lo hacen en el centro de la ciudad: l'Eixample o Ciutat Vella.

Este estudio destaca dos realidades importantes: el aumento de familias enteras sin hogar y
el aumento de familias que viven en caravanas y barracas.

Es evidentemente que la crisis está ahí. Aunque la crisis no aboca directamente a estas situaciones, en las que se suman otros factores sociales, sí es un síntoma evidente del duro impacto de la crisis sobre las personas y las familias más vulnerables de nuestra sociedad.

¿Por qué los políticos, en vez de perder el tiempo, y los recursos públicos, en sus luchas
partidistas, no deciden de una vez sentarse y buscar soluciones, auténticas soluciones? Es evidente que nos encontramos ante un desmoronamiento de nuestra sociedad. De una sociedad corrupta que ha perdido sus valores. ¿Políticos?

TODOS deberíamos sentarnos y pensar qué debemos, qué hay que hacer para salir de esta situación. Si sólo miramos nuestros derechos y olvidamos los deberes, nos dirigimos directos al abismo. Hemos de replantearnos, TODOS, nuestro modelo de sociedad. Se nos caía la baba hablando de la sociedad del bienestar, y ahora lo queremos sacrificar todo por ella.
¿Pero, esa sociedad en la que todo está servido, en la que no hay que esforzarse por nada, es verdaderamente la sociedad del bienestar?¿Acaso ese bienestar no lo tenemos a costa de la pobreza de dos terceras partes de la humanidad?¿Ese bienestar no ha sido el señuelo de
"doscientas" personas que dominan el mundo, lo tienen todo y nos dejan a nosotros las migajas?

He aquí una llaga de Cristo. Él nos dice: "Mete aquí el dedo y mira mis manos; trae la mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo".

Este es el camino del seguidor de Jesús, del cristiano: implicarse en sus llagas, meterse en ellas.
Ciertamente necesitamos momentos de oración, personal y comunitaria, pero de nada vale si
no nos metemos en sus llagas y luchamos por curarlas. Mal que les pese a algunos, la mayoría de los organismos que ayudan a los sin techo dependen de diócesis, parroquias y congregaciones religiosas; pero es necesario que nos impliquemos TODOS. Seamos creyentes o no, no arreglaremos este mundo si no estamos convencidos de que TODOS SOMOS HERMANOS.

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