jueves, 29 de marzo de 2012

REFLEXIÓN A UN DROGADICTO


No te conozco ni sé quien eres. Para mí eres un joven o un adulto que, por lo que sea, estás metido en la droga. A ti me dirijo en este artículo.

Tanto si estás intentando salir de la droga, como si lo has intentado algunas veces sin conseguirlo, o como si no lo has intentado nunca en serio, creo que estas reflexiones podrán ayudarte a pensar con seriedad tanto si eres hombre como si eres mujer.

Si tomas droga, piensa en serio hacia dónde te estás dirigiendo y cómo va a acabar tu vida.
Siempre nos encontramos con bifurcaciones en el camino de nuestra vida; hay algunas opciones cruciales de las que depende que seas feliz o no en tu futuro. Un ejemplo, el elegir a la persona con la que has de convivir a la hora de contraer matrimonio. Otro, la opción que puedas tomar a
la hora de entrar o de salir de la droga.

Lo que puedes dar por seguro es que si estás metido en la droga, cada día dependerás más de ella; cada día estarás más esclavizado por ella, y para seguir drogándote habrás de disponer de dinero para comprarla; como cada día necesitarás más dinero, lo pedirás a tus padres; y llegará un momento en que se cansarán, y acabarán por no darte, porque no podrán más.

Al depender cada día más de la droga, para conseguir dinero robarás, empezando por tus padres, a quien sea y como sea. Éste es el camino que vemos recorrer constantemente a los drogadictos; no hay otro. Y si no pagas a los traficantes, quizá no te libres de alguna paliza o de algo peor. Esto sucede, no te engañes.

Es posible que, al verte en esa situación, te ofrezcan regalarte droga, pero siempre que te comprometas a venderla y distribuirla entre la gente con quienes te relacionas. Y en cualquier redada que haga la policía, también es posible que te detengan y te metan en la cárcel.
Lógicamente, te meterán en el sector de drogadictos. Aparte de que no imaginarte lo mal que lo puedes pasar, piensa en el dolor que eso causaría a tus familiares y amigos. ¿Está claro?

También suele suceder que mientras uno siga con la droga, no tenga muchas ganas de trabajar y tanto si te meten en la cárcel como si no ¿qué va a ser de tu futura vida matrimonial? Sin ganas de trabajar y no pudiendo ingresar dinero en casa, ¿Crees que vas a ser feliz? ¿Quién va a mantener a tu familia? ¿A quién podrán tomar como ejemplo tus hijos? ¿Cómo será feliz tu esposa junto a ti?

Piensa, piensa, que tampoco te lo digo para asustarte. Tómate la vida en serio y piensa con responsabilidad, cómo va a ser tu futuro si no te sales de la droga. No vivas de ilusiones y piensa como persona.

Cierto que salir de la droga no te va a ser fácil, porque para ello, has de poner en juego toda tu fuerza de voluntad, liberándote de la esclavitud de la drogadicción y volviendo a llevar una vida normal y corriente como la que llevan mucha gente que han logrado salir y viven felices, pero tuvieron que esforzarse.

Tú también puedes lograrlo, porque muchos han logrado salir de ese infierno que crees que es un paraíso, y han reiniciado una vida nueva. Mira hacia el futuro y da los pasos necesarios para ser libre y ser feliz. Además, no olvides que puedes acabar contrayendo alguna enfermedad grave y contagiosa y que tu vida puede ser muy corta. No sabes bien la alegría que darías a tus padres y a tu familia si te decidieses a dar este paso. Seríais felices todos, ellos y tú.

Por último, como obispo, no puedo dejar de decirte unas palabras: por poco creyente que seas, ten en cuenta que Jesús te quiere, y te seguirá queriendo aunque llegues a lo más bajo que pueda llegar cualquier hombre. Acude a él con humildad y con la decisión de cambiar. Él te quiere ayudar y te ayudará. Ábrele la puerta de tu alma; acude a Él y dile como aquel leproso que "se acercó y se postró ante él, diciendo: « Señor, si quieres puedes limpiarme. El extendió la mano, le tocó y dijo: « Quiero, queda limpio. » Y al instante quedó limpio de su lepra" (Mt. 8, 2-3). No te digo que quedarás curado al instante, pero lo que sí te digo es que, si le respondes con tu esfuerzo, tendrás su ayuda y te curarás. No lo dudes; Jesús te quiere.

José Gea

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