viernes, 16 de marzo de 2012

POLÍTICA VATICANA


En la actualidad el Vaticano como Estado soberano tiene relaciones bilaterales con 178 países de todo el mundo.

Hace poco me preguntaba un amigo: “¿hace política el Vaticano?”. Le respondí sin dudarlo “sí”. El asunto es dilucidar ¿qué tipo de política hace el Estado Vaticano? No hay que olvidar que el Vaticano es un Estado libre y soberano, y que el Papa es a la vez máximo representante de la Iglesia católica y a la vez jefe del Estado Vaticano.

Recordemos que los papas tenían hasta 1870 los así llamados Estados Pontificios que abarcaban prácticamente la parte central de Italia. Ellos eran los que gobernaban esos territorios y, también, los defendían de los ataques agresores.

Una vez unificada Italia bajo la guía de Víctor Manuel II, los Estados Pontificios fueron conquistados y pasaron a formar parte de la República Italiana. Como consecuencia de esto los papas quedaron reducidos a vivir en el Vaticano. Fue hasta 1929 con la firma de los Tratados de Letrán suscrito por el Papa Pío XI y Mussolini, que tanto Italia como el Vaticano reconocían su mutua soberanía, tal y como se mantiene al día de hoy.

En la actualidad el Vaticano como Estado soberano tiene relaciones bilaterales con 178 países de todo el mundo. Mantiene relaciones diplomáticas con la Unión Europea desde 1970. Así mismo, mantiene relaciones especiales con la OLP.

La Santa Sede forma parte de 33 diferentes Organizaciones y Organismos intergubernamentales
y Programas internacionales (ONU, FAO, UNESCO). En la gran mayoría participa como observador y en algunas pocas como miembro acreditado. A partir de los pactos Lateranenses del 11 de febrero de 1929 la Santa Sede ha firmado entre concordatos y acuerdos con diversos países un total de 60.

Un dato muy reciente es que desde el pasado diciembre, la Santa Sede ha reforzado su larga colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones, convirtiéndose en miembro de pleno derecho. Se trata de un testimonio del compromiso de la Santa Sede y de la Iglesia católica, junto a la comunidad internacional, en la búsqueda de soluciones adecuadas a este fenómeno que presenta múltiples aspectos, desde la protección de la dignidad de las personas
a la solicitud por el bien común de las comunidades que los reciben y de aquellas de donde provienen.

Juan Pablo II promulgó, el 28 de junio de 1988, la Constitución Apostólica Pastor Bonus (Buen Pastor) mediante la cual, reformando la Curia Romana, dividió la Secretaría de Estado en dos secciones: la Sección para los Asuntos Generales, lo que en México sería la Secretaría de Gobernación, y la Sección para las Relaciones con los Estados, en la que confluyó el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. De este modo, se ha asegurado, por una parte, la unicidad y, por otra, la diferencia específica del servicio que la Secretaría de Estado está llamada a ofrecer al Papa.

La Secretaría de Estado está presidida por un Cardenal que recibe el título de Secretario de Estado. Actualmente el puesto lo ocupa el Card. Tarcisio Bertone, S.D.B. Primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal, el Cardenal Secretario de Estado puede considerarse el máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede, representando, en
circunstancias particulares, a la persona misma del Sumo Pontífice.

La Sección para las Relaciones con los Estados o Segunda Sección tiene como cometido propio, atender los asuntos que deben ser tratados con los gobiernos civiles. Son de su competencia: las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con los Estados, incluida la estipulación de Concordatos o acuerdos similares; la representación de la Santa Sede ante los Organismos y las Conferencias
internacionales; en circunstancias particulares, por encargo del Sumo Pontífice y consultados los Dicasterios competentes de la Curia, la provisión de las Iglesias particulares, así como su constitución o modificación.

Como podemos observar la actividad política de la Santa Sede es muy grande. Ahora bien es importante subrayar que en este ejercicio de política, El Vaticano, respeta la soberanía de todos y cada uno de los países con quienes tiene relaciones diplomáticas. Esto significa que no puede meterse en asuntos internos de los diversos países pues sería invadir la soberanía y autonomía
propias de cada estado. Dicho en otras palabras no hace en ningún momento política partidista.

La opinión de varios medios de comunicación que dicen que el Papa viene a México con fines electorales, bajo la perspectiva anteriormente señalada, carece de total y absoluto fundamento en la realidad. El Papa viene a nuestro país con una intención muy definida: “tengo la intención de emprender un viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la
Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”.

(Homilía del Papa en la misa celebrada con motivo de las celebraciones por el bicentenario de independencia de los países Latinoamericanos y del Caribe, 12 de diciembre de 2011).

Ciertamente el Papa será recibido en México como un Jefe de Estado por el presidente Felipe Calderón, con todo el protocolo propio para la ocasión. También tendrá un encuentro privado el sábado 24 en Guanajuato con el mismo presidente.

Generalmente el Papa en los encuentros con los mandatarios de los países o los diplomáticos que los representan, se limita a recordar los principios universales de justicia social y los derechos humanos fundamentales del hombre, todos ellos iluminados desde los principios de la fe de la Iglesia católica.

Recientemente el Papa decía al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede: “El diálogo que mantienen con la Santa Sede favorece el intercambio de impresiones y de información, así como la colaboración en los ámbitos de carácter bilateral o multilateral de particular interés. Su presencia hoy nos recuerda la importante contribución de la Iglesia en sus sociedades, en
sectores como la educación, la sanidad y la asistencia. (9 de enero del 2012).

En el mismo discurso el Papa habló del momento actual de muchos países de Occidente cómo está marcado lamentablemente por un profundo malestar y por diversas crisis: económicas, políticas y sociales, que son su expresión dramática. Les decía que toda esta situación ha dañado gravemente tanto a las familias, como a las empresas, pero sobre todo a los jóvenes.

Retomando la pregunta de mi amigo: ¿hace política el Vaticano? La respuesta ya la vimos. El Papa busca ante todo el bienestar de los pueblos y el buen funcionamiento de los estados, según una correcta defensa de los principios básicos de justicia social.

Autor: Rafael Jácome, lc

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