Cuenta la leyenda que al principio del siglo I de nuestra era, existían dos escuelas de enseñanza, dirigidas por dos sabios de renombre: Hilel y Shamai. Cada escuela se dedicaba al estudio de la Torá y los alumnos eran el gran potencial de la misma. Pero había un grave problema entre ambas escuelas, los alumnos no se llevaban bien entre sí, y a cada oportunidad que se presentaba hacían todo lo posible por desprestigiar a la otra escuela.
Un día los alumnos de Shamal entendieron que la mejor manera de desacreditar a los de la otra escuela era humillar a Hilel, el sabio, e idearon una estratagema. Pensaron en cazar una mariposa y luego un discípulo la llevara viva en la mano a la casa del sabio, y le preguntaría: – Maestro
Hilel, esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta? Si Hilel respondía que estaba viva, entonces apretaría el puño y le demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta abrirían el puño y la dejarían escapar, demostrando así que estaba viva.
El plan era infalible, y decidieron llevarlo a cabo.
Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamal la tomó en sus manos, se acercaron a la casa de Hilel golpearon a su puerta y elsabio les preguntó:
-¿Que les trae por aquí?
Los alumnos respondieron: -Queremos saber cuán sabio eres.
Hilel les preguntó: -¿Y cómo lo comprobarán?
Ellos respondieron: -Le haremos una pregunta.
-Adelante, -dijo el sabio.
-La mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?
Hilel les miró profundamente y luego muy despacio respondió:
-La decisión está en tus manos.
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