viernes, 16 de marzo de 2012

DEL CABARET QUE SE ANUNCIA CON UNA CRUZ TAPÁNDOLE ESA PARTE A UNA SEÑORA


El teatro Calderón, hoy llamado Hagen Daaz, anuncia un espectáculo llamado The hole
(“El agujero”) que tiene todo el aspecto de ser el clásico cabaret de toda la vida, con una chica muy atractiva como reclamo fotográfico, que sale como Dios la trajo al mundo, sentada en un taburete de frente y con las piernas bien abiertas, y tapando sus últimas y más restringidas vergüenzas, y sólo ellas, con unas joyitas de tamaño estratégico. Y a mí me parece muy bien: con las debidas precauciones dirigidas a los niños (que deberían incluir en este caso, dicho sea de paso, bastante más de autocensura en los medios publicitarios utilizados, el anuncio se halla en muchas estaciones de metro), no tengo nada en contra, y sí a favor, de vivir en una sociedad libre como para que a espectáculos así puedan acudir las personas que lo deseen y pasar un rato en el
modo en el que estimen oportuno hacerlo, mientras otros prefieren no hacerlo.

Ahora bien, resulta que la cadena con la que la atractiva actriz se tapa la más intima de sus partes no resulta sostener sino… ¡¡¡una cruz!!! Una vez más y como siempre ¡¡¡una cruz!!!

(Vea Vd. aquí, si quiere, la escena)

Mejor será no dramatizar: no se trata de una cruz “velazqueña”, ni se sostiene en ella un crucificado. Es la clásica cruz “sencilla de brazos iguales” según se le llama en heráldica, que se parece mucho (no aseguro que lo sea, no soy un especialista) a la Cruz al Mérito Militar.
Pero la pregunta es la de siempre: ¿qué necesidad existe de tapar semejante parte exactamente con una cruz? ¿Es que no hay miles de objetos con los que se podía haber conseguido lo mismo?
A más a más, ¿es que la fotografía no es suficientemente llamativa sin que en ella tenga que aparecer, una vez más, una cruz? Y ya puestos: si de lo que se trataba era de molestar a alguien y de provocar una reacción… ¿no existen miles de símbolos mucho más eficaces para ello y mucho más provocativos? Yo tengo unos cuantos en la cabeza, que no necesito ni mencionar porque también los tienen Vds., y además nunca los utilizaría (como tampoco utilizaría una cruz) para provocar a las personas en una campaña publicitaria.

Se trata de lo de siempre. La ofensa a los cristianos sale muy barata. Muy bien lo explicaba
el otro día el director de la BBC, Mark Thompson - al que, por cierto, entregamos desde aquí, ya que de condecoraciones se trata, la Gran Orden de la Caca Pantalonera con distintivo marrón -, cuando el otro día explicaba que la BBC que él dirige seguiría burlándose de Jesucristo pero no lo hará nunca de Mahoma, lo que explicaba con estas emotivas palabras:
“El punto radica en que para un musulmán, una representación cómica o degradante del profeta Muhammad puede tener la fuerza emocional de una pieza de pornografía infantil grotesca, pero sobre Jesús se puede hacer burla, porque el cristianismo tiene hombros anchos y un menor
número de vínculos con el origen étnico”.

Con las que simplemente omitía decir que de sólo pensar en burlarse de Mahoma, “se cagaba en los pantalones”. Razón por la que En Cuerpo y Alma le otorga la Gran Orden de la Caca Pantalonera, a la que tan merecidamente se ha hecho acreedor. Y al teatro Calderón que haga los deberes: que cambie la fotografía y que revise los medios publicitarios en los que la exhibe.

Luis Antequera

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