sábado, 18 de febrero de 2012

BENEDICTO XVI TEME UN CISMA DE QUIENES "LLAMAN A LA DESOBEDIENCIA"


El Papa está abrumado por las peleas en las cumbres del Vaticano entre cardenales y altos prelados.

CIUDAD DEL VATICANO.- Abrumado por las peleas en las cumbres del Vaticano entre cardenales y altos prelados, siempre conservadores, que mellan su prestigio con documentos
filtrados a la prensa y que intensifican las “murmurationes” de que podría renunciar en un futuro no lejano, el Papa Benedicto XVI, de casi 85 años, agrega otro motivo de profunda preocupación pocos días antes del Consistorio en el que promoverá 22 nuevos cardenales.

Se está expandiendo el movimiento del “Llamado a la desobediencia”, nacido en Austria y
ahora con ramificaciones importantes en Irlanda, Alemania, Francia y Eslovaquia. No faltan los simpatizantes en América Latina, EE.UU. y Australia, publica hoy clarin.com.ar.

El Papa teme al primer cisma progresista, apoyado por cientos de curas y una patrulla de
obispos. “No tememos excomuniones ni queremos un cisma, sino que la Iglesia nos
escuche y dialogue”, explica el ya popular “Lutero austríaco”, padre Helmut
Schueller, con 59 años, líder de la “Iniciativa de los párrocos”, que cuenta
con el apoyo de 400 sacerdotes en Austria.

Los sondeos
demuestran que la mayoría de los 4.000 curas austríacos, un país de hondas
tradiciones católicas tradicionalistas, que vive un proceso de vertiginoso
triunfo del laicismo y de distanciamiento de los fieles de una Iglesia que
consideran anclada en el pasado, simpatizan con el movimiento que nació en
junio pasado con el “Llamado a la desobediencia”, que firmaron 329 curas.

Se dice que un millar de sacerdotes viven en pareja y
hasta secretamente casados

Monseñor
Schueller fue exiliado a párroco de San Esteban, en Probstdor, un suburbio de
Viena, donde fue presidente de la Caritas austríaca y estrecho colaborador del
cardenal Christian Schoenborn, un progresista en favor del celibato voluntario
y que ha sido uno de los pupilos favoritos del Papa Joseph Ratzinger. El
cardenal Schoenborn está naturalmente en contra de la “Iniciativa de los
párrocos”, pero hasta ahora resistió las presiones desde dentro de la Iglesia
local y de las congregaciones vaticanas para que comience a dar el escarmiento
que merecen los rebeldes porque “las sanciones serían contraproducentes”.

Los
“desobedientes”, equivalente en versión sotana de los “indignados”, reclaman
terminar con el celibato obligatorio, permitir la comunión de los divorciados
vueltos a casar, imponer el sacerdocio femenino, darle a los fieles laicos un
rol más importante en la eucaristía, permitiéndoles predicar y administrar los
sacramentos sin una misa cuando no hay sacerdotes, además de ordenar a los
“Viri probati”, fieles casados y con hijos de probada fe que puedan convertirse
en sacerdotes sin renunciar a su familia. Y respetar a los homosexuales,
bendiciendo las uniones.

Herejía pura, se escandalizan en el Vaticano.

El 23 del
mes pasado, los principales obispos austríacos fueron convocados a Roma para
hablar del tema con las autoridades de la Curia Romana, el gobierno central de
la Iglesia.

El pontífice
es muy sensible a una protesta que nace de su propio mundo germánico y que se
extiende a otros países y zonas del mundo. Dicen que en la Irlanda conmovida
por los escándalos de pedofilia de parte del clero y el choque abierto entre el
Papa y el gobierno de Dublin, son 600 los sacerdotes que adhieren al “Llamado a
la desobediencia”.

El cardenal Schoenborn volvió a evocar el peligro de
un cisma

El Lutero austríaco retruca que “nosotros queremos quedarnos dentro de la Iglesia y la Conferencia Episcopal debe abrir un diálogo teológico estructurado” con el movimiento rebelde, lo que equivaldría a una legitimación institucional. Por el contrario, los conservadores, numerosos en Austria y hegemónicos en el Vaticano, reclaman “medidas.

Publicado por: Judas

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