viernes, 16 de diciembre de 2011

EL ANACORETA Y LOS ARMÓNICOS



El joven seguidor preguntó extrañado al Anacoreta:
-Es curioso. Hay personas en internet que me aprecian, las siento muy cercanas y, sin embargo, pensamos diferente en muchas cosas. En cambio me atacan algunos, que se supone creen lo mismo que yo”.

El anciano sonrió y respondió:
-“Son los armónicos.

Al ver la cara de extrañeza con la que se quedaba su seguidor, se explicó.
-Mira. Un sonido, aunque lo relacionemos a una onda, puede descomponerse en varias ondas. Son sus armónicos. Podríamos decir que un sonido es la suma de varios armónicos.

Miró con simpatía al joven, que seguía sin entender nada, y prosiguió:
-A veces, tocando un instrumento, al hacer sonar las notas, vibran objetos que se encuentran en la habitación. Quizá has visto alguna vez cómo una nota aguda de un violín, tocada persistentemente, hace vibrar una copa de vidrio, e incluso llega a romperse. El violín ha despertado el armónico de aquella copa, por eso se ha puesto a vibrar”.

Se detuvo otra vez:
-Las personas no somos islas ni estamos hechos de un sólo bloque. Estamos formados por armónicos. Nosotros sólo vemos el exterior de las personas... no vemos sus sentimientos, sus emociones, sus pensamientos...Esos pequeños detalles que son los que nos hacen distintos y a la vez unidos... Son nuestros armónicos”.

Puso una mano sobre el hombro del joven y concluyó:
-No te extrañe que tu Fe vivida como camino, como búsqueda, como entrega... resuene más en quien se cree ateo, solamente porque no acepta un dios impuesto, unas creencias rutinarias... Aunque no lo reconozca, en su interior hay una Fe que vibra al oír la tuya...”

Joan Josep Tamburini

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