miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL ANACORETA Y LA SINFONÍA



A causa de una tormenta de arena, ambos solitarios estaban refugiados en la cueva del anacoreta.

Entonces dijo:
-Si todos tocáramos el mismo instrumento el mundo sería muy aburrido.

El discípulo pensó que el Anacoreta, a veces, decía cosas muy raras. Además, en la cueva no había ningún instrumento musical.

-Es más - prosiguió el anciano - pretenden que todos toquemos la misma nota. ¡Menudo dolor de cabeza!”

Seguía el discípulo interrogando con la mirada a su maestro.

Este sonrió y continuó:
-Esto es lo que pretenden los poderosos de este mundo. Y cuando digo 'poderosos' me refiero a todos: los que tienen el poder económico; los que tienen el poder religioso; los que tienen el poder político... Para ellos lo ideal sería que todo el mundo tuviera un pensamiento único, las mismas reacciones, los mismos gustos, y siguieran como corderos las mismas indicaciones.

Se detuvo un momento y añadió:
-La vida ha de ser una sinfonía. Instrumentos diversos y notas diferentes; así, entre todos, formaremos una bella melodía. ¿Te imaginas que el violín pretendiera que todos han de ser violines?... Y eso no es relativismo. Cada instrumento es importante y cada músico ha de amar el instrumento que toca. ¿Sabes cuál es el problema?”

El discípulo no supo responder.

-Que todos quieren ser directores... y al final no sabemos quién es. Hemos de aceptar al mismo director de orquesta. Si descubriéramos al Dios, al Uno, al Trascendente..., no importa el nombre que le demos cada uno, podríamos tocar entre todos la Gran Sinfonía de la Vida...”

Y volvió a guardar silencio...

El Rincón del Anacoreta

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