miércoles, 19 de octubre de 2011

UNAS PALABRAS DE DESPEDIDA



Antes de continuar con el último tramo quisiera darles las gracias a todas aquellas personas que han tenido el tiempo y la paciencia de leer cada Capítulo.

Cualquier cosa que no entiendan pregúntenle al Espíritu Santo y díganle que les de la revelación. Sólo les puedo decir que el mundo Espiritual es mucho más real que el mundo natural en que vivimos. Los amo mucho, y les pido sus oraciones. Quiero exhórtales que por favor no sigan viviendo en el pasado.

Usted no puede cambiar su pasado, pero si puede hacer que su presente sea distinto, y con la ayuda de Dios, usted tendrá un futuro bueno. Si decide poner su vida en las manos de Dios, aún ese pasado doloroso que usted vivió, Dios puede hacerlo obrar para bien. Copie de las cosas positiva que usted ve en los demás, y si no tiene nada que copiar de ellos, incluyendo a su familia, entonces copie de sus errores para que usted no vuelva a cometer los mismo errores que ellos han cometido.

Muchas personas se han refugiado en los calmantes para ahogar sus penas y poder descansar, y se están dejando dominar por los nervios. Personalmente a mí los nervios casi me destruyen, y aunque para la ciencia médica yo tenía que depender de las pastillas que me daban los psiquiatras, y aunque ya me encontraba adictas a ellas, un día dije que no iba a depender nunca más de esas pastillas, lo propuse en mi corazón y con la ayuda de Dios lo logré. Me propuse a que ningún diablo, ni ningún pasado iban a destruir mi presente ni mi futuro. Porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Él es mi presente y es mi futuro.
Salir adelante no fue fácil, por poco creí que no lo lograba, pero con Dios todo se puede. Sólo se necesita que de verdad usted tenga el deseo y las fuerzas de voluntada para hacerlo. Si yo lo logré, usted también puede lograrlo, pero tiene que buscar del Señor Jesucristo.

Hoy por la misericordia de Dios me encuentro viviendo en Alemania. Estoy felizmente casada. A veces me pellizco para ver que toda esta felicidad que Dios me ha dado es real, y que no es un sueño. Tengo un esposo maravilloso y puedo decir que es el mismo Señor que me ama a través de él.

Al principio sentía miedo por tanta felicidad, porque siempre había escuchado que el cristiano que no tenía pruebas, tenía que examinarse. Es cierto que las pruebas van a llegar, pero al Dios que yo sirvo, no es un Dios masoquista que se deleita con el dolor y el sufrimiento de sus hijos. El Señor también quiere vernos alegres, contentos, en paz, y gozosos. Siempre que me sentía contenta no podía disfrutar de ese momento, porque a la misma vez me sentía asustada, pensando que algo podía pasar en cualquier momento. Pero hoy le digo a usted en el Nombre de Jesús, que gocé de esos momentos de felicidad y de refrigerio que le da el Señor. Usted merece eso y mucho más. Y por la prueba no se preocupe, que ella llega cuando menos usted la espera. Pero mientras llegan, no permita que las cosas pequeñas le quiten el gozo, porque los que aman a Dios, siempre tienen un gozo inefable.

Yo me siento gozosa y plenamente bendecida. Para muchas personas estar bendecido y ser feliz es tener dinero o todas las cosas materiales que un ser humano pueda tener. Para mi la felicidad consiste en hacer la Voluntad de Dios y todas las demás cosas Él las añadirá.

El Señor en su misericordia me ha llevado a diversos países a predicar el evangelio y a dar mi testimonio. Como le dije antes, son muchas las vida que Dios ha restaurado a través de este testimonio que usted ha leído. Hoy le doy gracias a Dios por haberme permitido pasar por todos esos momentos amargos, porque eran simplemente el entrenamiento de parte del Señor para que hoy pueda llevar sanidad interior a las vidas de otras personas y para que el Nombre del Señor Jesucristo sea glorificado.

El Señor le dijo a su siervo Josue: Mira que te mando que te esfuerces y sea muy valiente; no temas ni desmayes porque Yahné tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josue. 1:9.

El Señor sabía que Josue tenía que enfrentar muchas batallas y muchas dificultades hasta llegar a la tierra prometida. Hoy con esas mismas palabras el Señor te dice: «Esfuérzate y se muy valiente». El Señor no quiere que te des por vencido(a) porque todavía hay muchas batallas que pelear, pero la victoria la tenemos ganada. Cuando venimos humillados ante la presencia del Señor, Él puede usar una derrota en nuestra vida, y convertirla más adelante en una bendición para nosotros.

Dios sabe que tú no eres un Súperman, ni la mujer maravilla, pero Él ve que te estás esforzando por agradarle.

Él sabe y conoce tus defectos, y ha estado en medio de las veces que tú has tropezado y has caído, y Él ha enviado a sus Ángeles a cuidar tu derredor. El Señor es quién pelea por ti. Él es quién sacude los cimientos de los hogares, y le dice a la familia: ¡Sin mi nada podéis hacer! Él es quién te dice a ti padre y a ti madre: Voy a secar tus lagrimas, porque voy a cambiar tu lamento en baile. Voy a traer a tu hija(o). Voy a traer a tu familia. Voy hacer de lo imposible las cosas posibles, porque Yo soy tu Dios".

Tú tienes un Dios que pelea por ti. Deja tu guerra al vencedor. Déjale ese problema al Señor. Dios peleara por ti. No confíes en tus propias fuerzas, ni en tus propias habilidades. Confía en aquel que puede darte la victoria en los tiempo más difíciles.

¿Te gustaría empezar de nuevo y darle la oportunidad al Señor de que Él entre a tu vida? El Señor te dice: Con amor eterno te he amado; y por tanto, te prolongue mi misericordia - Jeremías 31:3. Todo aquel que viene al Señor, Él no le echa fuera. ¿Te gustaría venir a Él? Te invito a que repitas esta oración de fe conmigo:
Padre celestial en el Nombre de Jesús me presento delante de Ti, reconociendo que soy pecador; confieso mi pecado delante de Ti, y te pido que me perdones. Acepto a Jesucristo como mi único y verdadero Salvador, y te pido que su sangre me limpie de todos mis pecados. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y bautízame con el Espíritu Santo y Fuego. Renuncio a todo pecado, renuncio a todo pacto de las tiniebla, renuncio a todo pacto de brujería que mi familia o yo hayamos hecho en el pasado, y quebranto en el Nombre de Jesús toda maldicion familiar, desde la primera hasta la ultima generación. Y ahora declaro que Jesucristo es el dueño y Señor de mi vida. En el Nombre de Jesús. Amen”.

Si usted ha repetido esta oración de corazón, permítame felicitarles, y darle la bienvenida a la familia del Señor. Ahora lo más importante que debe hacer es buscar una iglesia cristiana con sana doctrina donde puedan ayudarle en su caminar con el Señor. Lea la Biblia, y no deje de orar. Recuerde que orar es hablar con Dios. Y en la oración hay poder.

Dios le bendiga mucho. Con todo mi amor:

Sandy Bergmann


Nota: Ver en este mismo blog los testimonios. JMPC

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