martes, 4 de octubre de 2011

ESE NO ES DIOS



Ayer fui a ver El árbol de la vida.

Aparte de sus méritos o deméritos técnicos (este no es un blog de cine), la película trata de un tema muy interesante: la relación entre el hombre y Dios, particularmente de cuando nos ocurre una desgracia siendo buenos creyentes.

No desvelo nada diciendo que a la familia protagonista se le muere un hijo con solo 19 años. La madre pregunta al cielo: “¿Dónde estabas?” Es aquí donde quiero detenerme: la imagen tan extraña de Dios que tienen algunos cristianos (y muchos de los no cristianos, por supuesto).

Esta imagen es la siguiente: yo cumplo los Mandamientos, voy a Misa los domingos, rezo y soy buena persona, y a cambio Dios me protege de las desgracias. Esta visión de la relación con Dios como si fuese un mercado persa, en el que se intercambia o incluso se chantajea, es totalmente distinta de la real. Ya decía Santa Teresa de Jesús que Dios quiere soldados sin paga y la misma película nos lleva a través de la historia de Job: creyente, justo y temeroso de Dios, Job va de desgracia en desgracia. La gente que se encuentra con él le dice algo malo habrás hecho, pero él no desespera: sabe que Dios no es así. Le conoce bien.

Por tanto, si usted cree que Dios le protege de una forma especial porque soy buen cristiano, que sepa que está usted creyendo en otra cosa que no es Dios: una imagen que se ha creado.

Esto no es una tontería. Tener una imagen errónea de Dios es muy grave pues hace imposible el amarle, que al fin y al cabo es el Primer Mandamiento. Es como si un novio descubriera sorprendido que la chica que había amado durante años realmente no era su novia, sino otra que se le parecía. ¿Cómo puede llamarse a eso amor, si ni siquiera se sabe a quién se ama?

D’Artagnan

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