RIMINI, martes 13 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- Una petición europea para que todas las niñas y niños concebidos tengan el derecho a nacer.
Un millón de firmas para convencer a la Comisión Europea a que emita un acto jurídico que garantice la vida desde su concepción.
Una movilización europea, que sería la primera de democracia directa, fue pedida en el Meeting de Rímini por el honorable Carlo Casini, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo.
En el transcurso de la presentación de dos libros: “Sí a la vida. Historia y perspectivas del movimiento por la Vida” y “No historias, sino historias verdaderas. Vidas en la encrucijada”, que se realizó en el Meeting de Rímini el pasado domingo 21 de agosto, Casini anunció que durante los próximos meses millones de ciudadanos europeos pedirían que se añadiera a la Carta Europea de Derechos Fundamentales el reconocimiento de la concepción como inicio del derecho a la vida.
El presidente del Movimiento por la Vida explicó que “esta gran iniciativa es posible por el Tratado de Lisboa que prevé que, desde abril de 2012, al menos un millón de ciudadanos europeos puedan pedir a la Comisión Europea un acto jurídico”.
“El procedimiento – precisó - es mucho más vinculante que el de las peticiones italianas: La Comisión, de hecho, debe obligatoriamente dar una respuesta a los que realizan la propuesta y estos tendrán la ocasión de explicar adecuadamente sus razones ante las Instituciones”.
Así la primera petición europea será la presentada por los Movimientos Pro-Vida de toda Europa.
Recordando la invocación del beato Juan Pablo II: “el primer desafío es el de la vida”, Casini sostuvo que “es necesaria una gran movilización de las conciencias para vencer la resignación y la aceptación frente a las agresiones contra la vida”.
“Se trata de llevar a su término y perfección - añadió - el movimiento histórico que, en nombre de la igualdad y de la dignidad humana, ha liberado a los esclavos, ha promovido a las personas de color, ha exigido igual oportunidad para las mujeres y ha proclamado los derechos humanos”.
“Se trata - afirmó Casini - de ofrecer a Europa la energía de una verdadera renovación civil y moral” porque “en sus orígenes, sobre todo en el pensamiento de sus 'padres fundadores', la Unión no tenía que ser sólo una unión económico-monetaria, un mercado único que optimizase las economías nacionales a nivel individual”.
“Todavía hoy - concluyó el presidente del MpV - la idea de una Europa anclada en el respeto y en la promoción de la dignidad humana, de los derechos del hombre, de la igualdad, está muy presente en el derecho primario de la Unión y en numerosos actos de las instituciones”.
La movilización pedida por Carlo Casini y por los movimientos pro-vida europeos asume un significado particularmente relevante, considerando la situación de colapso demográfico y de pirámide invertida entre los jóvenes y los ancianos en Europa.
Para el crecimiento y la difusión del Evangelio para la vida, el MpV organizó una serie de encuentros en la caseta que se encontraba en el Meeting de Rímini.
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