viernes, 30 de septiembre de 2011

LA SOMBRA DEL PAGANISMO...



LA SOMBRA DEL CRISTIANISMO DIBUJÁNDOSE SOBRE LA ROMA PAGANA (I)
Si hace unos días hablaba de los faraones y los Papas, hoy me gustaría fijarme en las concomitancias entre el cristianismo y la primitiva religión de los romanos, su religión pagana.

Simplificando, se podría decir que con los egipcios la relación era casi de profecía, es decir: veis esto ahora, pues habrá algo mucho más grande que esto. Es decir, la Historia con sus admirables coincidencias no buscadas afirma: ¿veis lo grandes que fueron el culto, los faraones y Egipto? ¡Pues más grande será el culto cristiano, los Papas y el Reino de la Nueva Alianza!

Pues bien, también hay prefiguraciones en el tiempo del paganismo de los romanos que no dejan de ser curiosas. Es difícil no ver en las vírgenes vestales una especie de profecía de las monjas. Pero hay cosas más sutiles y menos conocidas. Augusto fue el emperador bajo el que nació el Mesías. Poca gente sabe que el símbolo del emperador Augusto, de ese emperador concretamente, era el lituus. Ése era un instrumento ritual de los augures, y que curiosamente es como un báculo de obispo. Como si Dios quisiera anunciar con ello que en su tiempo iba a nacer el Pastor por antonomasia, el Obispo de los obispos.

Más interesante resulta saber que con ese instrumento trazaba el augur un signo en el cielo un templum, un templo simbólico. Supongo (no lo he podido confirmar) que lo trazaba haciendo la señal de la cruz sobre el cielo, puesto que dividía el cielo en cuatro partes.

Además, hay que recordar que el mismo nombre de Augusto en latín significa: consagrado, santo, majestuoso.

En tiempos de Augusto, rondando la fecha del nacimiento de Cristo, se consagró en Roma el Ara Pacis, un grandioso altar para agradecer al cielo el que se hubiera logrado la paz universal. No pienso que sea por casualidad que el nacimiento de Cristo coincida con la erección del Altar de la Paz en Roma. Más llamativo para un cristiano resulta que todos los relieves alrededor del altar expresen una y otra vez la idea de que se ha retornado a la Edad de Oro.

Si Dios ha dejado signos de su presencia en el Cosmos material, no es de extrañar que también haya dejado pequeños detalles en la Historia, detalles que nos llevan a Él.

LA SOMBRA DEL CRISTIANISMO DIBUJÁNDOSE SOBRE LA ROMA PAGANA (II)
Un interesante punto de reflexión es la gran cantidad de palabras propias de la religión romana que pasaron al cristianismo: Hostia, patena, altar, pontifex, sólo por citar algunas de las palabras específicamente cultuales que fueron tomadas por los cristianos. ¿Qué significa esto? Significa que los cristianos rechazaron la adoración de los falsos dioses, pero no el concepto de culto. Y eso es tan así, que incluso no tuvieron reparos en tomar algunas de las palabras del anterior culto.

Y así, entre esas palabras, llama la atención que el título de Pontífice Máximo, un título tan específico, fuera tomado tal cual por los Papas.

Pero no sólo eso, del altar no sólo tomaron la palabra altar, sino que los antiguos altares de las más primitivas basílicas también muestran que los cristianos acabaron replicando los altares de los cultos antiguos, para usarlos en la nueva adoración.

Eso sin contar con las vestiduras y la misma liturgia tiene en el rito latino un marcado carácter romano. Basta ver una liturgia oriental (con sus vestiduras exuberantes y sus ritos llenos de redundancias) para darse cuenta de la estética tan marcadamente romana que tienen nuestras celebraciones en la Urbe. El altar, las vestiduras, los mismos ritos recuerdan a aquellos antiguos sacerdotes de la época de Catón o de Vespasiano. Visualmente hablando, son escenas muy similares, sólo que los antiguos altares han sido sustituidos por nuevos altares donde se ofrece un sacrificio incruento. Aunque hay que hacer notar que para los mismos romanos el concepto de sacrificio incruento no les era desconocido. Pues, por ejemplo, los sacerdotes paganos de Roma ofrecían sobre el altar unas tortas de trigo llamadas hostiae.

Los solideos de los obispos les resultarían familiares a los romanos, pues los flamines (uno de los principales colegios de sacerdotes) llevaban sobre la cabeza un gorro muy similar. El cual gorro también era como una tela sobre la cabeza, sólo que más amplio.

Otro elemento interesantísimo son las sibilas, las mujeres dotadas de un don profético que les permitió anunciar que se aproximaba el nacimiento de un mesías que iniciaría una nueva edad de oro.

LA SOMBRA DEL CRISTIANISMO DIBUJÁNDOSE SOBRE LA ROMA PAGANA (III)
¿Qué quiero decir con estos detalles aquí mostrados? Lo que quiero mostrar es que el estudioso de la Roma Antigua fácilmente notará en sus lecturas que ciertos elementos le recuerdan lo que iba a suceder en esa misma ciudad siglos después.

Como se ve en estas explicaciones no estamos hablando en modo alguno de una contaminación. No es que se nos hayan introducido elementos indeseados. Sino que las primeras generaciones de cristianos fueron muy sensibles en el reconocer que incluso en su mundo sin Cristo hubo signos que anunciaban, o al menos tenían ciertas semejanzas con el nuevo mundo espiritual que se avecinaba, y que en ese mundo pagano lo incorrecto era la idolatría, pero no el mismo concepto de liturgia, el sacerdocio o los elementos empleados en ese culto.

Para acabar quiero apuntar un detalle menor, casi poético, pero que a mí siempre me ha parecido encantador, y es que la palabra Vaticano pasara a designar a la Curia Romana. El Vaticano era un monte (Mons Vaticanus). Y que este nombre, tal cual, fuera el nombre del dios que cuidaba de los vagidos de los niños. Como si con ello se quisiera decir que la Curia Romana cuidaría de los vagidos de los infantes espirituales, es decir, que ellos se encargarían de cuidar de los niños en el espíritu.

Publicado por: P. Fortea

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