Publica «La sed de Dios» (Dagosola)
El famoso bloggero de ReL acaba de publicar su libro número 16 sobre el amor que Dios nos tiene a nosotros.
Juan del Carmelo acaba de publicar su libro número 16 que lleva por título “La sed de Dios” (Dagosola). Es uno de los bloggeros católicos más importantes del panoráma católico hispano y, sin duda alguna, un místico que logra tocar muchos corazones haciendo de instrumento para acercar a muchas almas a Dios.
-¿Cuántos libros lleva escrito?
-Una cosa es escribir y otra publicar. Al escritor le pasa algo muy parecido de lo que le ocurre al pintor, que llena su casa de cuadros que no acaban de gustarle y nunca termina de dar la última pincelada a un cuadro.
-Una cosa es escribir y otra publicar. Al escritor le pasa algo muy parecido de lo que le ocurre al pintor, que llena su casa de cuadros que no acaban de gustarle y nunca termina de dar la última pincelada a un cuadro.
Generalmente se suele escribir bastante más, de lo que se publica. Cuando uno se decide a publicar lo escrito, lo lee varias veces antes de entregarlo a la imprenta y en cada lectura, uno siempre encuentra párrafos, pensamientos y opiniones que son susceptibles de mejorar con otra redacción, o que conviene suprimirlos o modificarlo, para no herir ninguna susceptibilidad. Por otra parte siempre es conveniente espaciar las lecturas de corrección, pues la inspiración es más fecunda siempre con el paso del tiempo. A lo escrito le pasa como al vino, conviene dejarlo reposar cierto tiempo, para que se sedimente. De todas formas las erratas en un libro siempre florecen como las setas.
Concretamente, refiriéndome a este último libro, “La sed de Dios”, que es objeto de esta charla, le puedo decir que hace el número 16, de los publicados, y lo empecé a escribir el 13 de noviembre del 2008, es decir prácticamente hace tres años.
-¿Cómo valora su contenido? y me gustaría hiciese una valoración del mismo para nuestros lectores.
-Bueno, no creo que deba de ser yo, la persona indicada para valorar “La sed de Dios”, pero de lo que sí puedo hablarle, es del contenido del libro. Cuando empecé a madurar este libro, pensé en escribir sobre el amor a Dios, pero meditando sobre el tema, y buscando documentación para escribirlo, caí en la cuenta de varias circunstancias a tener en cuenta. Lo primero de todo, es considerar que sobre el amor, desde que el mundo es mundo, se han escrito ríos de tinta. Pero centrándonos solo en el aspecto espiritual, es mucho más lo que se ha escrito sobre el amor a Dios de los hombres, que lo escrito sobre el amor de Dios a nosotros, siendo mucho más importante el amor de Dios a nosotros, pues este es la base de nuestra existencia. Fuimos creados por amor y para la glorificación del Sumo Amor, que es el Señor.
-Bueno, no creo que deba de ser yo, la persona indicada para valorar “La sed de Dios”, pero de lo que sí puedo hablarle, es del contenido del libro. Cuando empecé a madurar este libro, pensé en escribir sobre el amor a Dios, pero meditando sobre el tema, y buscando documentación para escribirlo, caí en la cuenta de varias circunstancias a tener en cuenta. Lo primero de todo, es considerar que sobre el amor, desde que el mundo es mundo, se han escrito ríos de tinta. Pero centrándonos solo en el aspecto espiritual, es mucho más lo que se ha escrito sobre el amor a Dios de los hombres, que lo escrito sobre el amor de Dios a nosotros, siendo mucho más importante el amor de Dios a nosotros, pues este es la base de nuestra existencia. Fuimos creados por amor y para la glorificación del Sumo Amor, que es el Señor.
Dios, cuya esencia es el amor tal como reiteradamente nos dice San Juan, es el único creador absoluto de todo lo visible y lo invisible y por lo tanto el único generador de amor que existe. Lo que nosotros denominamos amor al Señor, es un puro reflejo del amor que Él nos tiene, por ello también San Juan nos dice que: “…nosotros amamos, porque Él nos amó primero”.
Planteado el tema sobre estas ideas, escogí un bello pasaje evangélico, cual es el de la Samaritana, con el simbolismo que él mismo encierra, para tratar del amor pero siempre poniendo más énfasis en el amor más importante, que es la razón de nuestra existencia, es el tremendo amor que Dios nos tiene, y la insatisfacción que Dios tiene, por no verse correspondido por nosotros. Es la sed de amor que Dios tiene.Prácticamente la mitad del libro, está dedicado a tratar sobre el amor y como es muy difícil definir correctamente el amor, dada las cantidad de acepciones que el vocablo puede tener, más que nada, por los continuos enfangamientos, que los hombres, demoníacamente manejados, como siempre ocurre, hemos hecho de la pureza de este vocablo; decidí cargar las tintas sobre las características que requiere el amor, para que el mismo sea puro y auténtico. Encontré 20 características esenciales, que han de darse en el amor, para que este sea auténtico y analice una por una la influencia que cada una de estas características, tiene en nuestras vidas.
Y en razón a lo dicho anteriormente, de que un libro nunca se puede considerar terminado, después de publicado he meditado sobre un par de características más, de las que he escrito ya y las he mencionado en una glosa de las publicadas en ReL.
En la segunda parte del libro, se entra ya a en el fondo de la sed de amor que Dios tiene de nosotros, analizándose el trascendental encuentro del Señor con la Samaritana, que sirve de marco a una serie de consideraciones acerca del tema.
-Siempre en sus escritos sean libros o en las glosas que publica en ReL, observo la continua atención que siempre le pone al tema del amor.
-No tiene nada de extraño, así lo haga. Aparte de la ya dicho antes recogiendo la idea de San Juan evangelista, de que Dios es amor y solo amor, nosotros somos criaturas creadas para el amor y por el Amor. Nosotros, el ser humano, puede prescindir de muchas cosas pero nunca del amor. Necesita amar y ser amado y cuando no puede o no quiere depositar su amor en Dios, lo deposita en sí mismo, y el resultado es catastrófico.
-No tiene nada de extraño, así lo haga. Aparte de la ya dicho antes recogiendo la idea de San Juan evangelista, de que Dios es amor y solo amor, nosotros somos criaturas creadas para el amor y por el Amor. Nosotros, el ser humano, puede prescindir de muchas cosas pero nunca del amor. Necesita amar y ser amado y cuando no puede o no quiere depositar su amor en Dios, lo deposita en sí mismo, y el resultado es catastrófico.
Para poder alcanzar nuestra glorificación, tal como nos dejó dicho el Señor, hemos de ser perfectos: Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto. Y si resulta que el tal como nos dice San Juan, Dios es amor y solo amor, está claro que el amor, es el medio esencial y básico que tenemos a nuestra disposición, para alcanzar lo que deseamos. Bueno los que lo deseen de verdad, pues muchos son los que lo desean pero pocos los que ponen los medios necesarios para obtener el fin.
Tres son las virtudes esenciales: Fe, esperanza y amor, y de ellas solo el amor nos restará el día de mañana, porque la fe desaparecerá convertida en evidencia y la esperanza también convertida en realidad. Amemos ahora, porque nuestro futuro estará en el Amor y es conveniente que comencemos a entrenarnos para el futuro que nos espera.
Tres son las virtudes esenciales: Fe, esperanza y amor, y de ellas solo el amor nos restará el día de mañana, porque la fe desaparecerá convertida en evidencia y la esperanza también convertida en realidad. Amemos ahora, porque nuestro futuro estará en el Amor y es conveniente que comencemos a entrenarnos para el futuro que nos espera.
-Hablemos sobre sus glosas. ¿Qué me puede decir sobre ellas?
-Lo primero justificar el empleo del término glosa. Como quiera que la terminología que se empleaba y se sigue empleando, para denominar a esta clase de escritos era de origen anglosajón, me pareció absurdo, teniendo en cuenta la belleza y riqueza de nuestra lengua en vocablos apropiados para cada caso y situación, el emplear algo foráneo y empecé a utilizar el término “glosa”. Si se acude al diccionario se verá que este término siempre hace alusión a un breve escrito.
Cuando una tarde de la primavera del 2009, Alex del Rosal me llamó para que colaborase en ReL, nunca pude pensar en la cantidad de trabajo que me generan las glosas, y ello, a pesar de la brevedad que debe tener una glosa. Escribo una, cada dos días, es decir unas 15 al mes, y siempre tengo un remanente de unas veinte, por las razones antes apuntadas de que los escritos deben de decantarse como el buen vino. Lo que determina que la glosa del día ya estaba escrita anteriormente, hace un mes y medio más. Y no acaba aquí el trabajo sino que ellas al igual que los libros generan un abundante tráfico de correos electrónicos que no puedo dejar de atender.
-Lo primero justificar el empleo del término glosa. Como quiera que la terminología que se empleaba y se sigue empleando, para denominar a esta clase de escritos era de origen anglosajón, me pareció absurdo, teniendo en cuenta la belleza y riqueza de nuestra lengua en vocablos apropiados para cada caso y situación, el emplear algo foráneo y empecé a utilizar el término “glosa”. Si se acude al diccionario se verá que este término siempre hace alusión a un breve escrito.
Cuando una tarde de la primavera del 2009, Alex del Rosal me llamó para que colaborase en ReL, nunca pude pensar en la cantidad de trabajo que me generan las glosas, y ello, a pesar de la brevedad que debe tener una glosa. Escribo una, cada dos días, es decir unas 15 al mes, y siempre tengo un remanente de unas veinte, por las razones antes apuntadas de que los escritos deben de decantarse como el buen vino. Lo que determina que la glosa del día ya estaba escrita anteriormente, hace un mes y medio más. Y no acaba aquí el trabajo sino que ellas al igual que los libros generan un abundante tráfico de correos electrónicos que no puedo dejar de atender.
-Lo que me dice me hace comprender, porque no escribe nunca sobre temas de actualidad.
-No lo hago exactamente por mi método de trabajo, sino porque eso no es lo mío. Hay otros varios autores, en ReL que ya se ocupan de esto y por cierto con mucha calidad en su trabajo. Son dos mundos diferentes. La actualidad siempre pasa y el lector rápidamente pierde interés en lo escrito. Por el contrario el tema de carácter espiritual, nunca pasa de moda. Muchas veces, yo mismo, me quedo asombrado, de ver en la estadística del programa, el número de entradas de lectores, que siguen teniendo, glosas que las escribí hace ya más de dos años.
-No lo hago exactamente por mi método de trabajo, sino porque eso no es lo mío. Hay otros varios autores, en ReL que ya se ocupan de esto y por cierto con mucha calidad en su trabajo. Son dos mundos diferentes. La actualidad siempre pasa y el lector rápidamente pierde interés en lo escrito. Por el contrario el tema de carácter espiritual, nunca pasa de moda. Muchas veces, yo mismo, me quedo asombrado, de ver en la estadística del programa, el número de entradas de lectores, que siguen teniendo, glosas que las escribí hace ya más de dos años.
-Lo que me dice, me hace pensar que serán ya muchas las glosas escritas y cuando se escribe mucho sobre un mismo tema, el tema se agota.
-Bueno vamos a ver, en cuanto al número de glosas escritas desde que empecé, serán unas 450, pues nunca he faltado al ritmo de publicación al que yo mismo me marqué, pues pienso que en la vida tanto en la materia, como en la espiritual y en esta última con más razón, la constancia y la perseverancia son el todo, para lograr algo. El ir a trancas y barrancas sin orden ni concierto, no le lleva a nadie a ninguna parte. Recuerdo un dicho que frecuentemente decía mi abuela: Dios nos libre del empujón de un vago.
-Bueno vamos a ver, en cuanto al número de glosas escritas desde que empecé, serán unas 450, pues nunca he faltado al ritmo de publicación al que yo mismo me marqué, pues pienso que en la vida tanto en la materia, como en la espiritual y en esta última con más razón, la constancia y la perseverancia son el todo, para lograr algo. El ir a trancas y barrancas sin orden ni concierto, no le lleva a nadie a ninguna parte. Recuerdo un dicho que frecuentemente decía mi abuela: Dios nos libre del empujón de un vago.
En cuanto a agotamiento del tema, es de tener presenta que mientras nosotros somos criaturas limitadas, todo lo que se refiere a nosotros es a su vez limitado. Pero tratándose de las cosas de Dios Él es ilimitado en todo, y por lo tanto todo lo que se refiere a Él es a su vez inagotable. Cierto es que yo como todo ser humanos puedo ser reiterativo, en la exposición de pensamientos, aseveraciones o exposiciones de contenidos, lo cual trato de evitar, pero también es de ver, que en orden de los temas de las cosas de nuestra alma, es muy bueno para ella el que con distintas palabras y por distintos caminos, adquiramos una convicción de contenido espiritual.
Muchas personas se quejan de que le hablan a Dios y Él no les contesta. Dios siempre contesta, a todo lo que se le dice, el problema es que deseamos escucharle por medio de palabras, tal como nosotros nos relacionamos, y olvidamos que Dios es espíritu puro, y nuestra relación es de alma a Dios, no de persona, a Dios, porque quien se relaciona con Dios ni es nuestro cuerpo sino nuestra alma.
Dios utiliza muchos medios para contestarnos a las cuestiones, que le planteamos, como por ejemplo el sueño, los éxitos o fracasos que la vida nos proporciona, pero el método que quizás más le agrade a Dios y más utiliza, es la lectura de carácter espiritual, que es un medio de contactar con Él.
Tomamos un libro de esta naturaleza, y puede ser que nos parezca que es un ladrillo insoportable, pero si perseveramos a lo mejor encontramos un pensamiento o una frase que nos impacta, ¡es Dios quien nos habla! Muchas veces volvemos a releer libros espirituales, que hace uno o dos años, nada nos dijeron, y de pronto descubrimos que el mismo libro antes desechado por incomprensible y soporífero, ahora es un tesoro que nos habla y nos descubre un mundo desconocido antes por nosotros. Otra vez ¡es Dios quien nos habla! Y esto mismo de igual manera nos puede suceder con las glosas o cualquiera otra clase de escritos o publicaciones espirituales, porque siempre que hacemos lectura espiritual estamos orando, ya que orar es contactar con Dios.
Luis Arnó/ReL
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